Capítulo 11. Reconectandonos

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Aarjen

— Hola Allegra

— ¿Se conocen? — el guardia con el que no me había llevado muy bien anteriormente, preguntó

— No — respondí al mismo tiempo que negaba con la cabeza — jamás la había visto.

La mirada de Venecia se mantenía fija en ningún lugar en específico, vagaba, como si no fuese ella quien estuviera en frente mío, no me miraba, pero sabía que yo estaba en la habitación, aunque la pesadez del ambiente me decía que no estaba segura de si yo era o no real

— ¿Por qué tienes tan tensa su mandíbula? — no podía quitarle la vista de encima a la mujer que me había hecho cambiar, a la que me había hecho creer en todo lo que Pablo se estaba encargando de destruir. Amor, amistad, felicidad, sentimientos que el pueblo Ruso se encargó de desaparecer en mi, hasta ella

— Solo que no puedo creer lo que le han hecho, ¿es normal para ti que una persona sea capaz de hacer eso? ¡Hay que matarlo! — sentí mis venas hervir. Maldije a Pablo y a toda su mierda de corporación por millonésima vez

— ¿Qué esperabas? Son salvajes. — me estaba provocando, él lo sabía, sabía que algo en mi no estaba de acuerdo con esas palabras, porque para mí no eran "salvajes", sino que eran mis amigos, mi familia — Era bonita antes del ataque.

La descripción de Venecia no era de "bonita". Venecia no era hermosa como Mel, Natasha o la misma Lara, no tenía una belleza sensual, no era sexy. No, la belleza de Venecia estaba mucho más allá del entendimiento de personas como ellos, que no tienen noción de lo que son los sentimientos. Venecia era hermosa en todo sentido, porque te hacía creer en todo lo que jamás hubieses creído. Venecia era hermosa porque era pura.

— Sigue siendo bonita — lo dije sin pensar. Nessie <<cómo extrañaba decir su apodo, aunque fuera mentalmente>> pensé, levantó un poco la vista, levemente. Me di cuenta que había posibilidad de recomponerla por la forma en que sus ojos se fijaron en mi, como ella lo hizo conmigo. Amor y fe, pero sería un viaje largo.

Su mirada duró un rato más, para luego volver al suelo, y eso me hizo volver a dudar si ella era mi Venecia, o mejor dicho la Venecia de la que Sergei y yo nos enamoramos

— No intentes nada con ella, es hija del jefe. No querrás verle enojado. — le quité la mirada a Nessie para mirarlo, mordí mi labio inferior, intentando no mostrar fastidio. Me acerqué con suavidad y quede frente a él, le sonreí

— Tu tampoco lo hagas, porque quieres, ¿verdad? — rió con malicia

— Basta de visitas, el doctor Adolf la observará antes de que vuelva — empezó a hablar nuevamente el guardia, pensé por un rato que ese nombre se me hizo familiar, sin embargo dejé esa familiaridad de lado y volví a posar mi vista en los guardias

— ¿Qué hago yo acá? — corté su explicación al mismo tiempo de inclinarme en una mesa que había — ¿para que me Pablo quería que viera a su hija?

— No sé, solo pidió que la vieras, pero supongo que quiere que la ayudes a reincorporarse — contestó el guardia que había regañado anteriormente al que me retaba

— Bueno, ¿por qué no empezamos desde ahora? Que vaya hacia el exterior — necesitaba irme de ahí, sacarla, sabia que desafiaba a Pablo, lo estaba desafiando gravemente, incluso podía decir que me estaba pasando de listo, pero me prometí llevármela de ahí hace casi cuatro años, mi promesa seguía en pie.

Me miró de nuevo al terminar de hablar el guardia, pero lo hizo como si fuera un fantasma. No era capaz de sostener sus bonitos ojos cafés oscuro en mi, era en cierta forma agonizante desde mi perspectiva, porque esta vez, la posición del que salva es la mía y al que tiene que salvar es Venecia, no al contrario, y ese era un papel peligroso para mí, mientras que a Venecia se le facilitaba desarrollar ese rol, bueno a la Venecia de hace cuatro años, la de ahora tenía una diferencia de años luz.

Luchando por vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora