Capítulo 9. A la rutina

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Sergei

Hice un rápido dibujo con muchas líneas y señalizaciones, estaba completamente enfocado y no sabia si me estaban mirando o no. Duré un rato más en esa situación hasta que sentí que mi mano ardía de lo duro que tenía el lápiz

— Listo — hablé y una sonrisa apareció en mi rostro al terminar el dibujo

— ¿Qué es? — preguntó Thiago cuando acabé. Mi hermano me miraba con extrañeza

— ¿Tan mal dibujo que no lo ven?

— Pues yo de por sí, hno veo — todos miramos a Vico con las cejas enarcadas

— No me gustan tus chistes, Victorio, ninguno — comentó Theo — idiota

— Trátame como amor, che, era un chiste para aliviar la tensión — contestó y sonreí, Vico estaba un poco más relajado desde que salió de la sala donde le hicieron los estudios

— Igual, dejá de decir esos chistes para aliviar la tensión, date cuenta que no necesitamos aliviarla — observé a Theo cuando dijo eso. No me había dado cuenta que hasta él estaba más moreno, y con el corte militar se veía aún más grande e intimidante

— Si bueno, vos necesitas aliviarla y mucho — contestó el moreno

— ¡Basta los dos! — regañó Isaac — Hablá

— Cuando estuve con Nicolai, lo nombraron líder de una de las pandillas, entre esas estaba yo. Tenía enojo porque yo era mejor que él en todo sentido y él alardeaba sobre un nuevo plan que tenían los líderes de la mafia, no sé bien qué es, pero sé que se trata de unos túneles subterráneos que conectaban unos complejos, no sé si con complejos se refiera a esas construcciones — mientras hablaba hacia más gráficos encima del papel

— ¿Cuantos complejos hay acá en Argentina? — preguntó Theo a Leonid

— Unos 30 complejos — respondió con precaución. Eran demasiados — En Buenos Aires hay aproximadamente 8 y están haciendo negociaciones con los colombianos

— ¡Mierda! — exclamé dándole un golpe a la mesa

— Calmaos, chicos — entró Aleksey junto a dos personas en bata — puede que ellos tengan unos 30 complejos pero nosotros no nos quedamos atrás, tenemos más de 20 búnkeres subterráneos. Podemos combatirles — Ellos son Adolf y Sharika — el chico era unos años menor que nosotros y la chica, al parecer tenía su misma edad, solo que tenía una piel de color negro carbón

— ¿Afolf Cnockaert? — preguntó Essâm con asombro

— Si, el chico que salvaste hace 24 años — Essâm soltó una carcajada

— Deje de verte diez años y mírate, todo un médico — el chico sonrío y negó

— No soy médico, pero trabajo con ellos. Soy parte de la unidad de formateos

— ¿Format — Theo me cortó ante la pregunta que iba a hacer

— Esperen, ¿Amir el búnker es parte de esos complejos? — Amir abrió los ojos con sorpresa — ¿vos sabias sobre esto? — dejé de mirar a Theo para voltear mi vista a Amir

— No, no sabía sobre los complejos y tampoco de túneles, sospeché y por eso se empleó el búnker, como un plan te contingencia. — advirtió — Hay cosas demasiado torcidas en el consejo, cosas de las cuales no tengo conocimiento, y si lo hiciera, serían los primeros en saberlas

— ¿Quien más supo del búnker? — preguntó nuevamente Theo, con exasperación

— Solo unos pocos, pero aunque no lo creas, esos búnkeres ya estaban desde antes de la creación de estas academias, al parecer cuando las construyeron, sabían el terreno que empleaban, conocían de esos túneles y los emplearon de buena forma, para bien. Los creadores de estas academias eran personas muy diferentes a lo que son hoy en día, tenían otros planes, solo que como bien saben, todo cambió — admitió el árabe

Luchando por vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora