Capítulo 12. Sensores.

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Victorio

No sabía si lo que los médicos me habían dicho era bueno o malo, era extraño lo que le había pasado a mi visión, no era normal. Era como si el mismo líquido hubiese provocado una quemadura en mi

— ¿Qué decisión tomará? — preguntó Nico. Estábamos con Thiago, Dante, Sergei y Theo, los seis hacíamos un estilo de familia, extraña, pero habíamos creado una confianza tan grande por haber pasado esos tres años, sobreviviendo. Nicolás era uno más, aparte que estaba más crecido, incluso su voz sonaba distinta

— No sé siquiera que quiero hacer, Nico. — escuché un suspiro, sabía que provenía de Theo — No dijiste nada en todo el rato, ¿qué te pasa?

— Pensaba — respuesta típica de Theo

— Sabemos que estabas pensando, no somos idiotas — Sergei y yo éramos los únicos capaces de responderle de forma grosera y tosca a Theo sin llevemos una reprenda. Sentí su mirada en mi

— Sensores

— Theo, no podemos leerte la mente, a que te refieres con sensores — pidió Sergei con un poco de irritación

— Iré a preguntarle a uno de los docs si eso puede funcionar, no quiero decirles nada hasta comprobarlo. Chau

— ¿A dónde vas, Theo? — preguntó el ruso

— A un lugar

— Todos siempre vamos a un lugar, ¡Theooo! — gritó nuevamente, exclamó su nombre como si ya hubiese visto a Theo desaparecer

— ¿A dónde irá?

— Dijo que iría con los doctores, ¿no? — preguntó Thiago, me encogí de hombros, sabía que Theo estaba intentando hacer lo que fuese por devolverme mi vista, aunque para mí ya fuese un tema superado, era ciego y así me aceptaba y me aceptaban — Creo que iré a ayudarle

— Voy con vos — Dante me dio un beso en la cabeza, yo le palmeé la espalda

— Como raro, me quedé con ustedes dos — Sergei lanzó una risotada, seguida por mi risa

— ¿Tanto te agobiamos, Nico? — el chico río entre dientes

— No, no lo hacen

— ¿Sucede algo, Nicolás? — Sergei tenía una actitud diferente con él. Tenía una mezcla de padre, hermano, y amigo para Nico, lo asumió desde el primer momento que lo conoció

— Portos empezará un entrenamiento especial, y para eso debo dejarlo con los entrenadores. No me gusta la idea de dejarlo solo, quiero ser parte de su entrenamiento

— ¿Ya lo hablaste?

— ¿Con quien queres que lo hablé? Ni pelota me dan, hace un siglo que no sé de Isaac, los árabes también se perdieron y ustedes no tienen un carajo de poder acá, es obvio que me alejarán de lo único que ella me dejó. Es una mierda, Sergei — lo observé sin mirarlo. Desde que me quedé ciego agudicé otros sentidos, así que ya sabía defenderme sin la necesidad de ver

— Nico

— Olvídalo, Sergei, veré qué hago — susurró entre dientes, sabía que tenía la mirada a otro lado — ¿Qué haces?

— Estoy llamado a Isaac — respondió

— ¿Para qué?

— Porque tienes razón, no dejaré que te alejen de ese perro de ti. — lanzó un suspiro bastante fuerte

— No, para, no hagas nada, ya fue — sonreí. Nico se parecía mucho a Theo mi cuando era mucho más joven

— Hola Isaac — saludó Sergei ignorando a Nico — ¿Por qué no dejan que Nico este en el entrenamiento? No no es justo y tú lo sabes, ¡es su perro!

Luchando por vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora