Capítulo 27. Más cerca.

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Venecia

Aarjen me abrazó por un rato, y dejé que su paz me inundara, la necesitaba con todas las ganas

— Suelo hacer que las personas me prometan cosas difíciles — solté de repente. Aarjen me apartó de él suavemente

— ¿A qué te refieres? — negué. Sabía que él no me haría hablar. Cerró los ojos luchando contra sí mismo para no preguntarme

— No te hagas problema. Son solo pensamientos vagos que se cruzan por mi mente de vez en cuando — sonrió de forma ladeada y acarició mi mentón. Dejé que su tacto me tranquilizara, o más bien que tranquilizara a Allegra, porque Venecia jamás dejaría que Aarjen la tocara, más aún cuando ansiaba tanto el tacto de Sergey, ¡oh, mi Sergey! Sentía que había pasado una eternidad desde la ultima vez que sentí una caricia de él, había olvidado su aroma, pero jamás olvidaría el como me hacía sentir, era algo que jamás podría comparar. Sus fuertes manos, sus profundos ojos azules, eran el cielo, su barba con algunas canas, su cabello castaño casi rubio. Creo que necesitaba verlo para que Venecia emergiera con más fuerza, realmente lo necesitaba.

Al pensar en todo eso, aparté mi rostro de su mano, esa caricia no debía gustarme. Tenía que ser fuerte, Allegra no podría dominarme

— Lo siento — miré fijamente a sus ojos grises — no siento que deba — de una u otra forma, sentía la traición hacia Sergey. Aarjen sonrió

— No te preocupes. Me sobrepasé, es mi culpa — negué

— Aarjen, probablemente sí yo no me hubiese enamorado de Sergey, y te hubiese conocido a ti antes, te aseguro que estaría enamorada hasta el cuello de ti, y aunque una parte de mí se sienta brutalmente atraída hacia ti, no puedo permitírselo porque es la grieta que usará Allegra para emerger en mí y yo no puedo permitirlo — lo dije casi con suplica. Él puso su mano sobre mi hombro

— No me des explicaciones, Venecia — sonrió nuevamente intentando calmarme — lo entiendo perfectamente. Te aseguro que no volveré a tener dicha cercanía, hasta que tú me lo pidas, si no lo haces, respetaré tu espacio

— Gracias, Aarjen — sonreí esta vez yo.

Íbamos caminando en silencio, dirigiéndonos hacia el laboratorio algo extraño de Adolf. Aarjen estaba más callado de lo usual. Iba serio, caminaba de forma segura por más de que la mitad de su cara estaba vendada, y uno de sus brazos enyesados, se seguía viendo intimidante. Tenía una de las miradas más penetrantes que podía conocer. Te podía atrapar fácilmente

— Siento que me estás analizando — habló con suavidad

— Puede ser — suspiré — en realidad estaba mirando lo intimidante que puedes ser aún estando vendado y enyesado — abrió la boca como si fuese a decir algo, pero calló inmediatamente. Cuando iba a pedir que hablara, oí la voz de Adolf

— ¿Qué pasó? — preguntó el joven científico

— Soy Theo — esa voz me paralizó al insante y una extraña calma recorrió mi cuerpo. Theo, mi Theo era quien hablaba, cuatro años y volví a oírlo — mirá, Sergey me comentó que tú le habías entregado un handy para algo urgente, y esto es urgente — Sergey, ¿dijo Sergey?

— ¿Qué pasó?

— Necesito que me ayudes a diseñar unos sensores para devolverle en cierta forma la vista a Vico — ¿Vico aún seguía ciego? No me había puesto a pensar en mi mejor amigo. Me percaté de lo acelerado que estaba mi corazón, necesitaba de ellos, necesitaba verlos y sentir de nuevo a las personas que más amaba cerca mío  — sos el único que puede ayudarme, te lo imploro

Luchando por vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora