Capítulo 23. Jekyll y Hyde.

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Venecia

Adolf estaba a mi lado, observando la información que estaba traspasándose al computador de Adolf

— ¿En serio no habrá problema?

— No, Venecia. Los estudios dirán que sencillamente se desmayó por tensión — respondió Adolf con serenidad mientras observaba con burla mi actitud

— No debería sentir esto — Adolf dejó de mirar el computador por un segundo y me observo a mí

— ¿De qué hablas? — le mantuve la mirada por un segundo y luego bufé

— De nada

— Venecia — recriminó. Suspiré y exhalé el aire retenido

— Sentí placer al inyectar eso en la doctora. Sentí alivio, me gustó hacerlo

— ¿Y por qué te sientes así?

— Porque está mal eso, Adolf. La Venecia de antes se habría sentido asqueada con esa actitud — observé manos — ¿alguna vez leíste Dr. Jekyll y Mr. Hyde?

— Sí, lo leí

— Bueno, siento que soy el Dr. Jekyll, la única diferencia es que sé de la existencia de Mr. Hyde, y de que este domina muchas veces a Jekyll

— Venecia, quizá es un poco obvia esa actitud. No estoy disculpándote, sólo que podría entenderla

— No disculpes mis actitudes, Adolf

— No las estoy disculpando, querida. Pero mírate, mira lo que te pasó, es obvio que quieres acabar con toda esta situación antes de que le pase lo mismo a alguien más — bufé y me levanté del escritorio en el que estaba sentada

— Llegamos, acá están los archivos. Fue fácil, aunque a Nessie se le complicó un poco — Lara y Goye llegaron después de verificar que él área estuviese segura. Cuando se posicionó a mi lado, meneó su cabello, acción que me hizo pensar en Melanie, ¡oh, mi Mel! ¿Qué pensaría de mí si me escuchara decir esto?

— Venecia tuvo un problema — comentó Adolf y creí que les hablaría de mi placer al inyectar la sustancia en la doctora, así que lo observé con vesania — sólo pudo obtener el 75 por ciento de la información, necesitamos el otro 25. Dejaremos que las aguas se calmen un poco, para que pueda ir de nuevo a adquirir esa información

— Mierda, Pablo arruinó eso. Es un completo hijo de puta — los movimientos de Lara eran delicados, muy diferentes a los míos, eso me hizo pensar mucho en Aarjen, en cómo era la relación de ellos dos. Aarjen era un chico demasiado apuesto, con actitudes de hombre bueno, por más que fuera misteriosos y callado, quería saber cómo Lara se enamoró de él y él de ella

— Sí, lo es — mi mirada se perdió en el piso

— ¿Estás bien, Venecia?

— Completamente. ¿Necesitan algo más de mí? — Adolf negó

— No. Cuando sepa de algo, les comento para que empecemos a organizar nuevamente un semi atentado como el que hicieron hoy — asentí y me despedí con un asentimiento. Antes de salir del laboratorio escuché a Lara preguntarle a Adolf si me sentía bien y este le respondió que sí, que sólo estaba cansada. No estaba cansada, yo estaba empezando a librar una lucha interna entre mi propio Dr Jekyll, es decir Venecia y Mr. Hyde, es decir Allegra.

Al subir, me encontré con una escena que hizo doler mi corazón: Aarjen estaba saliendo de la camioneta, con su cara llena de sangre y sosteniendo uno de sus brazos. Su rostro estaba inundado de una expresión de dolor

Luchando por vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora