Capítulo 38. Conexión.

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Sergey

Theo, Isaac y yo, habíamos estado buscando, investigando e indagando acerca de lo que Adolf nos había dicho de Venecia

— Con razón estaba tan extraña — asentí ante la novedad que Theo se atrevía a decir. Sin embargo, me quedé callado. Theo e Isaac me observaron, esperando que dijera algo

— ¿Qué? — ambos se miraron y voltearon a mirarme

— Vos sabés — respondió Theo — me refiero, que no es porque no nos quiera o a vos, me refiero

— Theo, no sigas ­— lo miré, negué y suspiré — no sé si es algo en lo que quiero enfatizar con respecto a ella, me refiero, no puedo ser tan egoísta de pensar en qué siento yo cuando me acaban de decir que ha estado sometida a maltrato, que ha estado sometida a esos putos inventos de conciencias de mierda y yo — mandé ambas manos a mi cabeza intentando controlarme — no quiero pensar en nada más salvo en ayudarla, no darle más entendimiento a si me quiere, no me quiere, si es reacia, ¿me explico?

— Claro que te explicás, te aseguro que es el mismo sentimiento que tengo yo, inclusive mi sentimiento hacia eso es — asentí ante el dolor que emitían los azules ojos de Isaac — es mi hija — nuestros ojos hicieron conexión y sentí más enojo aún, sin embargo, con eso y todo, admiraba la fortaleza que el viejo demostraba para mantenernos enteros a todos, me aferraba a esa fortaleza, en realidad, me aferraba a la creencia de que Isaac al final tenía todas las respuestas

— ¿Cómo seguimos? — volteé ante la pregunta de Theo — ¿tenemos algo verdaderamente para darles lucha? No estoy seguro de que acá tengamos aliados, y tampoco sabemos cómo actuar ante esta mierda que nos acabamos de enterar, ¿Venecia parte de esos experimentos? Estamos en el puto infierno — Isaac asintió ante la afirmación de Theo

— Tenés razón, Theo, y siéndoles honesto yo creo que deberíamos hablarlo con Essâm y Amir, los master tenían una serie de inteligencias que utilizaban a la hora de sus respectivas misiones, comunicarnos con Aarjen, no sé, pero no podemos seguir permitiéndonos esto, no podemos seguir permitiendo que mi hija esté en manos de esa corporación, no he podido dormir desde ese día que la vi, con aquellas heridas — apreté mi mandíbula y enterré las uñas en las palmas de mis manos. A Theo se le oscureció el semblante y bajó la mirada. A los tres nos dolía como la mierda esa situación, pero intentábamos mantenernos enteros

— Llámalos, actuemos — demandé sin ánimo de que se permitiera discusión alguna — no podemos seguir guardándonos esta realidad y no hacer nada, si seguimos así, no podremos hacer nada por ella porque reconozco que somos parásitos al lado de esa corporación, que los aliados que tenemos sirvan para algo más que para hablar. Llama a Dante y a Vico, los demás dejémoslos afuera mientras sabemos qué hacer — él asintió entendiendo que Thiago podía hacer alguna locura y Mel, bueno, Mel también podía cometer alguna locura, Abi estaba con Noah y era su máxima responsabilidad ahora y Nico entre menos sufrimiento le causara estaría mejor. Los tres y esperamos en silencio. La experiencia subjetiva del dolor que estábamos representando los tres podía enmarcarse y venderse de tal forma que quien nos sintiera, se destrozaría, y lo más tétrico del asunto es que no lo estábamos viviendo en carne propia, ella sí.

Theo estaba sentado mirando la pared del frente, Isaac tenía su vista posada en el pequeño mesón que había en el lugar y yo no podía dejar de moverme de un lado a otro, me sentía nervioso, ansioso, el sudor se desprendía de mi frente y de mis patillas corriendo hacia mi nuca, sin embargo no podía retirarme el suéter, sentía frio, como si de una u otra forma lo que ella sentía se me traspasara porque era evidente que daría mi vida por estar en su lugar, por cuidarla, por protegerla y me juraba una y otra vez, intentando sentirme un poco menos culpable por la situación en la que ella estaba, una parte de mí se odiaba por no poder evitar nada y por saber que ella sufría mientras yo, en medio de todo, estaba bien, sano y rodeado de la gente que amaba, mi conciencia se repetía, de manera engañosa una y otra vez que ella tenía a Adolf y esperaba que Aarjen estuviese carca, después de todo, era lo único que me hacía calmarme, esperar que ellos la cuidaran en medio de toda esa pesadilla

Luchando por vos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora