›Capítulo dos

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Mike empujó ligeramente a su mejor amiga, desequilibrandóla por completo ya que la pilló desprevenida, lo que provocó que se tambaleara y para no caerse se sujetó de un pecho, era un señor; un pervertido. No perdió tiempo y Ariel se alejó rápidamente de él con el ceño fruncido al sentir que la desnudaba con la mirada.

Ariel se paró detrás de su mejor amigo, que el pervertido lo desnudará en lugar de ella. Estúpido metro, lo odiaba especialmente por la gente, pero era la vía más barata y rápida para llegar a su dulce hogar.

Mike ahogó una carcajada que fue fácil de tragar al sentir un gran pellizco en su espalda, fulminó al señor y hasta que el pervertido dejó de voltear fue cuando Mike dirigió su brazo hacia atrás y tomó la pequeña mano de su mejor amiga para intentar relajarla. Él sabía que le ponía de nervios los hombres pervertidos, pero su intención principal no era esa, sino nada más era para que se sujetara de él o de algún tubo. Detestaba que ella no se sostuviera y en un freno saliera volando.

Ella es bastante baja a comparación de él, sin embargo era más alta del promedio de una mujer mexicana.

Las puertas del metro se abrieron y ambos salieron. Había un montón de gente, a veces se empujaban por él apuro, pero otros estaban perdidos en su celular, solo retrasando más a las personas. Mike por ser todo un caballero iba atrás, además cuidaba a la enana.

Cuando finalmente salieron de la estación, Ariel  pudo respirar con tranquilidad. Esa era su pelea de todos los días.

—¡Eres un pendejo Michael! —gruñó molesta mientras le brindaba un puñetazo en él hombro.

Mike fingió dolor, a pesar que Ariel lo haya hecho con todas sus fuerzas, él no sintió nada pero sabía que gracias a eso su enana ya no estaría tan molesta.

—Te voy a acusar con mi hermano mayor— farfulló con una voz aguda mientras cruzaba sus brazos sobre él pecho, como una pequeña niña caprichosa.

Mike abrió sus ojos de par en par, sorprendido—. Do you have brothers?

Ariel se rascó la cabeza, ¿cómo era posible que no le hubiera comentado nada de su hermano Fernando?. Su hermano tenia la culpa por no llamarla con frecuencia.

—Yes, I have one; Fernando. He's twenty three y vive con su novia en Guadalaja —explicó con una sonrisa, intentando remediar ese pequeño incidente.

Ella sabía que tenía dos pequeñas hermanas y uno mayor que él. Pero ella solo ha tenido la dicha de conversar por Skype con las niñas.

—Okey, I think we're fine.

—¡No, tu me arrojaste a un pinche puto pervertido que me violó con su marrana mirada! —clamó con fuerza, olvidándose por completo en él lugar en donde estaba.

Algunas personas se detuvieron para mirarla con desaprobación, provocando que las mejillas de la chica se tornaran rojizas.

—If you want it, you can push me a beautiful woman.

—Pero si estás bien idiota, cabrón. ¿Cómo crees que yo te dejaré solo para que te violen?. Y ¿luego? ¡SIDA!. Yo no voy a ser la causante de tus desgracias —respondieron sus celos  histérica mientras negaba con la cabeza, pero al darse cuenta de lo que había dicho añadió—: y si te arrojo con alguien, será con un negro para que te duela.

Mike borró su sonrisa burlona, Ariel estaba loca y no dudaba ni un par de segundos que de bebé, la dejaron caer mucho.

Sin darse cuenta, los dos habían emprendido su camino a casa. Solo bastó caminar un par de calles. Ariel se detuvo y sostuvo el brazo del rubio, ignorando por completo esas pequeñas descargas eléctricas que le recorrían por toda su espalda.

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