Andrea tocó la puerta de la casa de su mejor amiga. Ariel que estaba sentada en su sofá, escuchó como alguien tocaba, así que guardó su celular en su bolsa y se acercó a la cocina donde se encontraban sus padres terminando de comer unos tacos. Besó la mejilla de cada uno de los adultos y les avisó que iba a buscar el vestido. Su padre ya le había dado dinero y ella lo tenía en la cartera. Si lo compraban, se regresarían en uber para mover con sutileza el vestido.
—No, yo ya me casé y hasta tuve nietos para cuando a ti ya se te ocurrió abrirme la puerta, culera —saludó con los ojos en blanco.
Ariel rió para después tomar el brazo de su mejor amigo para estirarla y empezar a caminar. Sin embargo, las dos se detuvieron cuando escucharon un grito chillón de la casa vecina. Inmediatamente una cabellera rubia apareció y se detuvo justo en frente de las chicas, Andrea alzó la mano en alto en forma de saludo y Mike estampó su mano. Repitió la acción con su mejor amiga.
—¿A dónde van? —cuestionó intrigado.
—¿Estabas espiándonos? —rió Andrea con una mueca en su rostro, y al ver la reacción del extranjero, su risa aumentó.
—No —negó un poco sonrojado, pues lo habían pillado en sus planes—. I just wanna go to Oxxo —añadió, intentando despistar el sentido de la conversación—, ¿a dónde van? —insistió.
—A queti, gringo —respondió Andrea antes que Ariel lo hiciera, solo ellas debían saber que iban a hacer aquella tarde calurosa con el sol resplandeciente.
—¿Queti? —preguntó él intrigado, pues no había escuchado un lugar con ese nombre.
—Sí, a que te importa. No estés preguntando, Ari y yo nos tenemos que ir rápido. —Andrea jaló el brazo de su mejor amiga, obligándola a caminar—. ¡Y tú quédate ahí! —gritó con un tono de advertencia, girando por tan solo unos momentos para mirar a Mike.
Las dos se miraron después de caminar unas cuantas cuadras y se soltaron a reír sin parar, sosteniendo su estomago con ambas manos.
—Eres una mamona, por el amor de Dios —tartamudeó Ariel, negando con la cabeza—. ¿Cuándo dejarás de ser así con Mike?.
—Cuando el pendejo de Mike abra los ojos y se da cuenta que te ama, ese día también dejaré de llamarle gringo —prometió con una sonrisa burlona.
—No, pues ese día jamás va a llegar . —Suspiró un poco cansada de siempre hablar de lo mismo.
El par de amigas subieron las escaleras hasta llegar a la parte superior del metro. Andrea hizo fila para comprar cuatro boletos de viaje. El metro estaba lleno de personas y todas se movían con una rapidez que necesitaban más tiempo en su día. Las chicas engancharon sus brazos y continuaron caminando para acercarse a la orilla, y tener una entrada más accesible al vagón.
Unos minutos después, llegó el metro. Sus puertas se deslizaron y pareció una estampida de personas salir por ella, las dos entraron tomadas de la mano y se sentaron en uno de los lugares libres. Ariel amaba y odiaba ese medio de transporte por ser muy veloz y económico, en lugar de los camiones. Pero odiaba la gente que se acumulaba. Ninguna de las dos chicas dijeron una palabra durante todo el trayecto e incluso cedieron su lugar a una persona de la tercera edad y una mujer con un niño en brazos.
A veces odiaban tener tan grande su corazón.
Cuando llegó su momento de bajar del vagón, ellas fueron las primeras en salir y finalmente sintieron. Así tan rápido las dos sintieron que pudieron respirar sin dificultad. Las dos salieron por las barras del metro y subieron las escaleras. Tan pronto, el aire un poco contaminado debido al humo que arrojaba el aire les provocó que las dos tosieran.
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Spanglish
HumorHISTORIA SIN EDITAR. PERDÓN POR LOS ERRORES Ariel sintió un flechazo de amor desde la primera vez que vio a su mejor amigo extranjero, pero no sabe cómo decírselo de la manera correcta ¿acaso existía una?. Entonces le envía indirectas muy directas...