›Final

391 59 23
                                    


Los siguientes cinco días fueron una tortura para Ariel, se sentía deprimida y no sabía la razón. Pero, ¿a quién quería engañar?. ¡Por supuesto que lo sabía!. Y sabía a la perfección que ella había arruinado una linda amistad por un inexistente beso, ella sabía que él no gustaba de ella ¿por qué lo estaba obligado a besarla?.

Se martirizaba mentalmente e incrementaba cuando miraba en dirección a la ventana y se encontraba que su vecino tenía la cerrada y la cortina puesta para no poder interactuar con ella. Jamás había pasado eso, era la primera vez y no le gustó en lo absoluto.

El día del baile de graduación, después que Mike hubiera salido corriendo, Ariel se unió a un grupo de amigos que estaba bailando, intentando ocultar su dolor atreves de una sonrisa forzada. Andrea intentó animarla de varias maneras y la castaña respondía de la misma manera, fingiendo que estaba bien.

Ni siquiera pudo sentirse entusiasmada que tras checar los resultados de admisión para la Universidad, supo que fue admitida en la facultad de leyes. La mayoría de su generación había sido aceptados en la universidad que ellos habían escogido. Otros se iban a ir de ciudad, pero la fiesta se alegro mucho.

Sus padres se habían ido media hora después del inicio, pero se marcharon a descansar. Fueron por ella a las dos de la mañana y no supo más de Mike, tampoco supo de Daniel hasta una hora después para reencontrarse con su novia Andrea.

En ese instante también llegó Carlos, primo de Andrea quien compartió su velada. Él también intentó animarla, pues la conocía como a la palma de su mano para saber que todo era como una cortina de humo, donde ocultaba sus verdaderas emociones. Sin embargo no la agobió con las preguntas y la dejó tranquila. Pues sabía que cuando fuera el momento adecuado, Ariel le contaría los hechos.

Sus padres preguntaron por Mike y ella lo excusó diciendo que prefería quedarse con Daniel a dormir porque querían una noche de chicos. Cristina y Abraham asistieron no muy convencidos, pero no dijeron nada al respecto por ser muy tarde y estaba agotada ya que durante toda la noche había bailado.

Salió de sus recuerdos cuando sintió como su cama se hundía más, gruñó molesta, pero terminó quitando la almohada de su cara para encontrarse con su mejor amiga. Durante los días anteriores ella no había parado de ir a su casa y se lo agradecía de corazón. Pero también anhelaba un poco de espacio.

—¿Qué pasó morra pedorra? —saludo la morena, intentando aumentar la alegría de la habitación.

Ariel solo carraspeó y volvió a hundir su cabeza en la almohada color gris. Andrea se arrastró en la cama hasta llegar a lado de su mejor amiga donde le proporcionó una nalgada que resonó en toda la alcoba.

—¿¡Qué te pasa, pinche pendeja!? —preguntó sorprendida, mientras llevaba ambas manos en su trasero para sobarlo.

Unos instantes más tarde ella prefirió sentarse en la cama en forma de un indio, cruzando las piernas en frente de ella. Andrea imitó su acción y la miró fijamente.

—Dime tú cual es el puto problema, ya van cinco días desde que estas deprimida. A la verga el pinche Mike, tú debes de seguir feliz —animó Andrea sin pensar muy bien en sus palabras.

Ariel sin saber la razón, le incomodó la oración y sintió como otra daga atravesaba su corazón.

—Es fácil para ti decirlo, a ti no te han roto el corazón —respondió sin mirarla a los ojos.

Y con esas palabras, Andrea supo que lo había arruinado.

—Ari, la verdad no quise lastimarte. —Tomó sus dos manos y empezó a trazar círculos en las palmas de estas—. Lo dije sin pensarlo y me arrepiento. ¿Qué quieres hacer?, podemos comer helado, ir a pasear, ver una película. ¡Lo que tu quieras!.

SpanglishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora