Capítulo 32 | Part. 2

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Mi vida era un total caos, había perdido a mi mejor amigo, ¿Cómo es que pude perder a mi mejor amigo? ¿Cómo es que puede suceder eso? Me dolía tan solo de pensarlo, él iba a ser él que me entregara en el altar si es que algún día me casara, pero creo que los planes pueden cambiar muy rápido, y en un instante. Es él hombre al que más quiero en este mundo.

Estaba acostando en cama mirando una serie en netflix cuando escuché que tocaron la puerta principal.

— Espero que esta vez sí sea Nico -Pensé. Bajé las escaleras trotando, y con cuidado porque van varias veces que caigo por esas escaleras, lo bueno que tengo una doctora en casa. Abrí la puerta y detrás de ella estaba Nico, con un arreglo de tulipanes blancos y un bote de nieve, que al parecer era mi nieve favorita, me abalancé a él, estuvimos abrazados como por 2 minutos, ninguno decía nada. Nos separamos.

— Un pequeño ramo de flores para la mujer más hermosa - Dijo "un pequeño" pero en realidad era muy grande, a mí nunca me han gustado las flores porque todos regalan rosas rojas, pero estas flores me parecen hermosas - y va junto con su bote de nieve. - Sonrió.

Extendí las manos para recibir ese ramo de flores y llevarlas a mi pecho, no sin antes olerlas.

— No tenías que traer estas flores -Lo miré justo a los ojos, esos lindos ojos.

— Entonces dámelas -Extendió las manos.

— Nope, ya son mías - Y las apreté más a mi. - Pasa - Abrí paso.

— ¿Estás sola?

— Si, no sé qué onda con mamá, hoy no me mandó mensaje ni nada -Me preocupé.

— ¿Y qué hacías? -Hizo una sonrisa pervertida.

— Nada de lo que te estás imaginando -Lo reté.

— Yo no dije nada -Apareció ese hoyuelo que me vuelve loca.

— ¿Quieres algo de tomar? -No sé porque cambié de tema.

— Claro, un vaso de agua está bien linda -Caminamos a la cocina.

Antes de darle el vaso con agua a Nicolás estaba buscando un florero para que las flores no se marchitarán tan rápido. Estaba en busca de un vaso, pero no había ninguno en el lavatraste, así que la única parte donde podían estar era en la repisa, demonios pensé, me puse de puntintas, no alcancé, brinqué, no alcancé, hasta que sentí unas manos en mi cintura, sentí como mi piel se erizaba a su tacto. Y alcancé un vaso, me bajó despacio y me volteó hacía él, con una mano agarró mi cintura y con la otra mi mentón, me miraba directo a los ojos.

— Dime que pare por favor -Silencio- no quiero que termine como la vez pasada -Agachó la mirada.

Dejé el vaso en la mesa y levanté su mentón con mi mano.

— Bésame -Es lo único que pronuncié.

Nicolás no tomó ni dos segundos cuando ya me estaba besando, era un beso desesperado, puso sus dos manos en mi cintura y me levantó para que quedara sentada en la silla, yo lo tomé de la cabeza, me gustaba, Nicolás me gusta...

— Sam, ya llegué hija -Mamá, mi mamá nos interrumpió, los dos nos alejamos rápidamente, me bajó de la mesa, yo lo único que hice fue agarrar el vaso e ir a llenarlo con agua, está agitada, estábamos agitados, respirábamos muy rápido.- Hija, aquí estás -Volteó a ver a Nicolás- Hola hijo, tú eres quien ayudó a mi hija, ¿Verdad?

— Si, señora, soy Nicolás -Extendió la mano y mi mamá se la tomó.

—Eres una gran persona hijo, me alegra que estuvieras ahí, para salvar a mi hija, no sé que hubiéramos echo si no. -Mi miró con nostalgia- Y bueno, ¿Tienen hambre? Voy a encargar una pizza

— Si! -Los dos dijimos en unisón.

— Bueno, voy a marcar, si quieren suban un rato a tu habitación -Mi miró.

— Si, si, ¿Quieres ir Nico? -Aún estaba agitada.

— Si, si, vamos -Él también.


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Aquí está el capítulo, espero que lo disfruten mucho y COMENTEN, por favoooor

— Paola Núñez.

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