Preguntas...¿Sin respuesta?

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Otra vez estaba en el sótano del instituto, mi cuerpo pegajoso por el sudor y mí... ¿amante? Se encontraba encima de mí propinándome fuertes embestidas que hacían a mi cuerpo temblar, sin embargo por alguna extraña razón nada de eso me brindaba auténtico placer.
Una vez termino Kentin se apartó y yo me incorpore mirándolo fijamente. ¿Qué había pasado?¿Por qué estaba ahí?, El resto del fin de semana había transcurrido tranquilamente, de regreso al instituto Castiel me recibió con un reproche por haberme ido sin decir adiós, después habíamos charlado y reído un poco.
Kentin se puso los pantalones. Un mensaje de Kentin citándome en ese conocido lugar a la hora del almuerzo, había dudado solo un poco antes de contestar, ya veo había aceptado.
-¿Pasa algo?- el castaño ahora se encontraba mirándome mientras se colocaba su camisa.
-Uhm.- me levante y me puse la ropa interior para regresar un poco a la realidad.- Nada
-¿Seguro?- Kentin me miro preocupado.- Hoy estuviste muy... distante.
"¿Hablas de cómo estás tú cada vez que tenemos sexo?" detuve esas palabras antes de que salieran de mi boca, después de todo no tenía derecho a reprocharle nada.
-Es tu imaginación Kentincito.- le revolví el cabello dedicándole una falsa sonrisa.
-Está bien.- su voz no sonaba convencida, pero no tuve ganas de indagar más en ello.- Para compensar tu tiempo de almuerzo perdido te invitare un emparedado de la cafetería
-¡Yupi!- exclame con un poco de entusiasmo, después de todo era comida gratis.
Salimos del sótano cuidándonos de no ser vistos, caminamos en silencio hacia la cafetería, Kentin comenzó a hablar de Sandra como siempre,  pero esta vez apenas le preste atención.
Esta vez al tener sexo con Kentin una sensación de latente culpabilidad y desinterés me embargo, sentía que estaba traicionando a alguien y no me refiero a Sandra si no a Castiel, aunque aquel pensamiento era totalmente absurdo, solo habíamos salido un par de veces no es como si fuera mi novio o algo así.
Entonces otra interrogante vino a mi cabeza ¿Qué tipo de relación tenía con Castiel? A diferencia de Kentin quien, por más que me doliera aceptar, solo tenía un interés puramente físico por mí, Castiel había dicho que me amaba... sin embargo yo amo a Kentin o al menos eso creo, entonces ¿Qué tipo de sentimiento tengo hacia Castiel?
-Tierra llamando a Alexy.- Kentin agitaba sus manos frente a mi cara
-¡Esto es cada vez más confuso!- grite en contra de mi voluntad.
-No sabía que decidir entre un emparedado de pollo o pavo fuera tan difícil- el castaño rio un poco y un ligero sonrojo apareció en mis mejillas.
-No me refería a eso.- murmure.- pero si de emparedados se trata, prefiero de pavo.
-Entonces de pavo será.- Kentin lo compro y me lo paso, le di un mordiscó.
-Bueno adiós Kentincito.- me di la vuelta, dispuesto a irme pero él me tomó de la muñeca impidiéndome avanzar.
-Espera... ¿no quieres almorzar conmigo?- el castaño me dedico una sonrisa
-Va...vale, te espero en aquella banca.- Kentin asintió y yo me dirigí al lugar acordado.
Ya todo era demasiado confuso y la repentina actitud amable de Kentin no lo mejoraba ¿Por qué de pronto quería almorzar conmigo?
-Será que...-moví la cabeza negativamente mientras farfullaba en voz baja- olvídalo Alexy, seguramente tuvo una pelea con Sandra y busca consuelo, como siempre.
-¿Hablando solo?- Aquella voz ronca y penetrante era inconfundible, di un salto en mi lugar por la inesperada interrupción.
-¡Me asustaste!- reproche propinándole un leve golpe en la pierna
-Lo note.- el pelirrojo se sentó a mi lado y le dio un mordisco a mi emparedado.- Gran elección respecto al emparedado, mala elección en dejarme estar tan cerca de ti, quien sabe que cosas podría hacerte en este momento.
Toda mi cara se tiño de rojo en respuesta a la tan singular sonrisa perversa de Castiel.
-¿Cuánto tiempo más piensas estar ahí mirándonos soldadito?- el estómago bajo hasta mis talones, ¿Por qué diablos te divierte jugar así conmigo destino?
-Pues se supone, que Alexy  iba a almorzar conmigo.- el miedo mal disimulado de Kentin hacia Castiel se hacía notar seriamente en su voz.
De pronto la cara de Castiel se ensombreció un poco cuando dirijio su mirada a Kentin.  Kentin tenía el cabello despeinado y la piel aún húmeda,  al parecer había recordado el tipo de relación que teníamos Kentin y yo.
-Claro, perdón se me olvidaba por un momento que tú y él...- él me miro y yo le devolví una mirada suplicante para que no dijera lo que sabía.- son buenos amigos.
Castiel se levantó sin decir más y se alejó, Kentin y yo lo seguimos con la mirada hasta que salió de la cafetería con dirección al pasillo principal.
-¿Desde cuándo el pelirrojo y tú se hablan?- Kentin se sentó junto a mí.
-Lo siento Kentin, supongo que debemos dejar esta cita para otro día.- me puse en pie y me deje controlar por el creciente impulso de seguir a Castiel.
Corrí hasta el pasillo principal y mire en todas direcciones, no había rastro de Castiel. Me dirigí al Aula A, la puerta se encontraba cerrada desde dentro.
-Castiel sé que estás ahí dentro.- le di un par de golpes a la puerta.- No seas necio y ábreme.
Después de unos cuantos golpes más la perilla comenzó a girar, pero la persona que salió de allí no era Castiel si no el titán albino novio de mi hermano.
-Lysandro...-no pude evitar el evidente tono de decepción en mi voz.- ¿No está allí dentro Castiel?
-Para nada joven Alexy, he estado escribiendo en mi libreta y sin darme cuenta he cerrado la puerta por lo que nadie ha entrado o ha venido a este salón, aparte de usted claro esta.- el peliblanco me dedico una sonrisa amable.
-¿Si lo ves podrías decirle que lo estoy buscando?- me acerque un poco para dar una mirada sutil al interior de la sala pero la estatura del peliblanco me lo impedía.
-No se preocupe yo se lo diré.
-Gracias...- di media vuelta y corrí hacia el hueco de las escaleras para ver si tenía más suerte en aquel lugar.
Aunque en realidad no tenía claro el por qué buscaba a Castiel, ¿Para darle una explicación? ¿Por qué tendría que darle una explicación? Él sabía perfectamente lo que había entre Kentin y yo desde el principio además de que ni siquiera teníamos una relación concreta, tal vez si lo dejaba así él dejaría de molestarme, sin embargo... no podía soportar la idea de que ya no me dedicara esa sonrisa perversa nunca más
Por alguna razón no quería que él se apartara, por alguna razón mi pecho dolía cada vez que recordaba esa expresión sombría en su cara... ¿Qué diablos debo hacer para desvanecer este sentimiento que se hace cada vez más presente?

Tú, mi más grande anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora