Capítulo 11: Injusticias

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Fue a mediados de primavera, Byul había pasado por la cocina a buscar algo de comida cuando escuchó los llantos, le preguntó a una de las mujeres con las que tenía confianza qué sucedía.

-Es la muchacha nueva, llegó hace dos días, no ha parado de luchar y llorar. La dueña está furiosa con ella, ya le dijo que su noche de iniciación sería pasado mañana, sólo tiene catorce años.-comentó apenada.

-¡No puede ser! ¡Debemos hacer algo!- se quejó.

- Eso es lo que sucede aquí, esa niña fue vendida a este lugar para pagar deudas de su familia, sabes que no hay nada que pueda hacerse. No todas tienen a alguien que las salve- dijo con amargura recordándole que ella había escapado de aquello sólo por la intervención de Janeul.

-Lo sé, pero es injusto.- protestó dolida. Necesitaba hacer algo, recordaba el miedo que ella había sentido, la forma en que había pensado en morir antes que ser entregada a un desconocido.

Debía encontrar una forma de salvar a aquella niña, entonces recordó el oro que le había dado el príncipe . Había dicho que quizás sirviera para salvar una vida, y ahora estaba agradecida por tener esa opción.

Fue a su habitación y luego fue a negociar con la regenta la salvación de una muchacha.

Una hora después, Byul tenía a la niña en su habitación , había sido una pelea ardua el ganar su confianza y convencerla de que estaba a salvo, de que nadie le haría nada. De pronto, se sentía muy vieja, apenas le llevaba cinco años a la jovencita, pero ahora era consciente de lo mucho que había madurado con todo lo sucedido.

Habló con ella, la calmó como si fuera un pequeño animalito herido, la alimentó y la cobijó en su cama, prometiéndole que estaría a salvo.

Esa misma noche , Janeul llegó a visitarla y la muchacha se levantó asustada y a la defensiva.

-¿Quién es? – preguntó él y la chica empezó a gritar.

-Sal afuera y te explico- le dijo empujándolo hacia la puerta- Cálmate, no te hará daño – le dijo a la niña y salieron.

- Usé tu oro para comprar su libertad – le dijo a Janeul cuando estuvieron afuera y le explicó lo sucedido.

- Lo siento, Byul.- se disculpó comprendiendo lo doloroso que había sido para ella revivir todo lo sucedido

-Cámbialo, cuando seas rey , cambia este sucio mundo donde la vida de alguien puede ser comprada y vendida con tanta facilidad – le dijo ella con los ojos llorosos y él la abrazó un momento.

-Vamos, digámosle que estará a salvo – propuso el príncipe y entraron juntos a calmar a la jovencita. Les costó , pero finalmente lograron convencerla de que estaba a salvo y que se durmiera.

Janeul buscó unos almohadones y se acomodó en un rincón para dormir, era tarde para marcharse y no quería dejarlas solas. Byul se acomodó a su lado.

-¿Dormirás aquí? – le preguntó al príncipe.

-Bueno, nuestra cama está ocupada , así que no me queda más remedio. Tú ve a dormir a su lado.

-No, quiero quedarme aquí – dijo ella tomándolo de la mano y apoyando su cabeza en su hombro.-¿Le buscarás un buen lugar, verdad?

-Sí, hablaré con Jun mañana y él vendrá a buscarla. Ella estará bien, Byul.No puedo ayudarte a ti, pero la ayudaré a ella.- dijo sintiendo que nada de lo que hiciera bastaría para atenuar tanta injusticia.

No podía evitar preguntarse si sería capaz de mantener los ojos abiertos antes el dolor de la gente de su pueblo o si algún día estaría tan ciego como lo estaba su padre. Si no era capaz ni de proteger a la mujer que amaba, ¿cómo iba a cuidar de todas las vidas que estarían bajo su cuidado?

La mujer del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora