Capítulo 16: Caminos separados

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Durante la siguiente visita de Janeul , le habló entusiasmada de sus salidas, estaba contenta de poder hablar sobre el mundo exterior. Y él, como siempre, se mostró interesado en escucharla, sobre todo porque ahora a quien le resultaba difícil vagar libremente entre la gente, era a él.
De hecho le pidió que lo mantuviera informado de las impresiones de la gente sobre su reinado.

-Hay mucho por hacer, pero si escuchas algo sobre lo que están descontentos o sus necesidades, quiero que me lo cuentes- le pidió y ella asintió encantada- Creo que lo primero que debo hacer será hacer algo respecto a las casas de cortesanas...- dijo él y ella se puso seria.

-¿Qué estás pensando hacer?

- Cerrarlas.

-No puedes hacer eso, Janeul. No es tan simple.

-Pero, las mujeres...

-Algunas han venido por su voluntad, algunas viven mejor aquí que en otros sitios. He escuchado sus historias, la pobreza o su situación familiar las obligaría a prostituirse y aquí se sienten seguras, en todo este tiempo, entendí que no es fácil juzgar. No puedes dejarlas en la calle, hay otras cosas que cambiar primero.- le explicó y él la miró largamente.

-A veces se me hace muy difícil seguir tus pensamientos. Cuando creo que haré algo que te hará feliz, es todo lo contrario.

-Es sólo que es mucho más complicado de lo que creía. Tienes que evitar que vendan jóvenes contra su voluntad, que las fuercen a entrar aquí, impedir que una vida se use como pago de una deuda...- dijo ella emocionada y él quiso poder hacerlo, eso y mucho más. Crear un mundo mejor para que nadie sufriera lo que ella había sufrido, un mundo seguro como debió ser para la Byul niña. Y tal como ella había dicho tendría que trabajar para evitar que la pobreza y la injusticia dejara a las mujeres sin más opción. No se trataba de cerrar las casas, sino de buscar una solución más profunda.

Miró a la joven que amaba, y sintió que ella había crecido mucho en aquellos años, pero no sólo en edad sino en su capacidad para ver a las personas de verdad, considerando sus historias y circunstancias. Había madurado mucho y aunque se sintió orgulloso, también le dolió. Cada vez que buscaba el origen de todo, terminaba en lo mismo, si él hubiese hablado a tiempo en lugar de mentir sobre su identidad o si se hubiese alejado tras salvarla de caer al río, quizás Byul podría haber mantenido más tiempo una visión amable del mundo, en lugar de probar lo doloroso que era.

Byul disfrutaba mucho de sus salidas, sin embargo poco a poco tampoco le fue tan fácil , pues habían empezado reconocerla y en algunos de sus paseos podía escuchar las murmuraciones a su espalda que hablaban de que era la mujer del rey, la cortesana que era su amante desde hacía muchos años. Incluso algunas personas le habían hecho reverencia como si temieran ofenderla y acarrearse alguna desgracia.

También en la casa de cortesanas la trataban distinto, las mujeres a quienes tanto le había costado acercarse habían vuelto a poner distancia, y había mucho más clientes de la nobleza que llegaban hasta allí, hombres que si la cruzaban casualmente la miraban con curiosidad y anhelo.

La regenta llegó hasta sus habitaciones para hablar con ella.

-¿Tomarías un té conmigo?- le dijo y la joven asintió.

La mujer la invitó a sus propias habitaciones y preparó el té, Byul pensó que su relación con aquella mujer era, quizás, la más extraña de todas. Alguna vez había sido su verdugo y muchas otras veces, actuaba como su anfitriona y consejera.

Le sirvió el té con elegancia y casi pudo imaginar lo que había sido cuando más joven, aún era hermosa. Byul no conocía su historia, y quizás nunca la sabría, pero por un instante sintió algún tipo de conexión.

La mujer del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora