Capítulo 17: Frente a frente

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Y ahora estaban allí, juntos, de nuevo.

Janeul la había mirado en detenimiento desde su llegada y mientras le servía el té, la última vez que la había visto aún había rastros de niña en ella, ya no. Era una mujer plena y muy hermosa. Y le dolía haberse perdido esos diez años de cambios.

Al principio cuando ella le había pedido que no volviera, había creído que pasarían un par de días hasta volver a verla, que encontraría un modo de solucionar todo, pero no había sido así, había pasado una década.

Byul actuaba con elegancia y mesura, como si su presencia allí no la afectara, se preguntó si también era una máscara como en su caso.

Estaba allí ,en apariencia tranquilo, mientras su interior era un remolino de emociones.

-¿Qué has venido a buscar, Janeul? – preguntó ella como única muestra de ansiedad, como si ya no resistiera aquella charada en la que fingían ser dos extraños.

-Vine por un té, y por ti – respondió él mirándola intensamente. Y ella devolvió la mirada con una expresión indescifrable.

-Ya ha tomado su té, Majestad, y si lo que busca es una mujer, seguramente habrá alguien...- dijo y él la interrumpió de prisa, antes que dijera algo de lo que ambos se arrepentirían.

-No vine a buscar a una mujer, vine a buscar a mi mujer – respondió manteniendo el control dificilmente.

-Yo no lo soy desde hace muchos años, ya no llevo tu anillo – declaró mostrándole la mano donde antes había estado el anillo de plata.

-Te lo quitas cuando pintas – respondió él.

-¿Qué?

-Estabas pintando cuando llegué - dijo y señaló con un leve gesto hacia la pintura de pájaros que estaba inconclusa- siempre te lo quitas cuando pintas para que no le suceda nada.- comentó y algo en la reacción de ella le hizo pensar que había acertado. O eso deseó creer.

-No lo llevo desde hace años, ni siquiera sé qué fue de él- rebatió Byul pero no parecía ser cierto- De verdad no sé qué te trae aquí, después de tanto tiempo...

-Sí, ha pasado mucho tiempo, demasiado, más de lo que creí, y vine por ti, ya te lo dije- la interrumpió y continuó antes que las palabras se le perdieran- Hace cinco años que la reina falleció, también hay un príncipe heredero al trono, así que ya nadie presionará porque vuelva a casarme, de hecho nadie puede presionarme ya. He tardado diez años en asegurarme que así sea. Ahora puedes vivir conmigo, no podré darte el título de reina pero serás mi concubina, la única mujer en palacio. Ahora podemos estar juntos para siempre – finalizó.

-¿Porque ella está muerta? – preguntó Byul y sus palabras sonaron demasiados crueles, como si su posibilidad de ser felices tuviese que estar construida sobre el sufrimiento de otros.

-No, podemos estar juntos porque ahora tengo poder para protegerte. Porque ningún ministro se opondrá a mí, porque he combatido con los generales en la frontera y los ejércitos me obedecen, porque el país es próspero y el pueblo está contento con su rey. Porque acabo de firmar un tratado comercial que nos garantiza estabilidad durante años. Porque no debo temer que al amarte te lleve a la muerte.

-¿Y crees que eso bastará para que dejen que una cortesana sea tu concubina?

-No estoy hablando de una cortesana, estoy hablando de ti, no es lo mismo.

-Sí lo es- discutió ella.

-No, eres Byul y eso siempre fue la diferencia. Ahora podemos estar juntos, confía en mí.

La mujer del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora