Capítulo 27: Familia

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Un año después...

Yul ingresó al salón donde su padre tenía reunión con los ministros, hizo una reverencia y habló con cierta urgencia.

-Su Majestad, me disculpo por interrumpir, ¿puedo acercarme? Tengo algo que informarle– preguntó inquieto y Janeul le hizo una señal.El joven príncipe se acercó a su padre y le habló al oído.

El rey se puso en pie.

-Continuaremos mañana con esta audiencia.- Anunció.

-Su Majestad...- trató de protestar uno de los ministros.

-Mañana- aseveró con un tono de voz que no daba lugar a discusiones y poniendo una mano sobre el hombro de Yul para que lo acompañara, se dirigió a la salida.

Los pasos presurosos de ambos se sentían como ecos en el pasillo.

-Padre, creo que deberías apresurarte o no llegarás– dijo Yul cuando estuvieron solos y Janeul asintió.

-Tienes razón y tengo que llegar, prometí que estaría allí – le dijo a su hijo y sus pasos presurosos se convirtieron en trote y luego en carrera. Fueron varios los guardias y sirvientes que se sorprendieron al verlo correr en el interior del palacio. Yul lo siguió de cerca.

-Espérame aquí – le dijo Janeul cuando llegaron hasta las puertas de las habitaciones, el niño asintió y el rey entró.

-¡Su Majestad! – exclamó una de las mujeres.

-¡Su Majestad, no puede estar aquí! ¡Espere afuera! – dijo otra y Janeul avanzó haciendo caso omiso. Llegó hasta la mujer que gemía y la tomó de la mano.

-Acá estoy, Byul, acá estoy – dijo tomándole la mano y ella lo aferró con fuerza. Luego gritó de una manera que Janeul sintió que se le detenía el corazón por impotencia, y por amor hacia aquella maravillosa mujer.

-Janeul...- susurró ella entre jadeos.

-Acá estoy, tú puedes, sólo un poco más – le dijo y aunque las mujeres que la asistían demostraron su incomodidad por la presencia del rey, él no se marchó ni se apartó, se quedó a su lado, hasta que el bebé nació.

Ambos se sintieron emocionados al sentir el llanto que anunciaba la llegada de una nueva vida.

-Es una niña, Su Majestad, una princesa- anunció la comadrona.

-Tenemos una hija – le susurró Janeul a Byul y ella le sonrió levemente. Les mostraron a la niña y luego una de las asistentas del parto la tomó.

-Janeul...- musitó Byul con desesperación y él entendió que estaba recordando otro parto, otro bebé.

-Tranquila, sólo van a asearla para traerla contigo. Yo iré con ellas mientras te atienden a ti, volveré en un instante con nuestra niña, ¿de acuerdo? –propuso calmándola y Byul asintió.

Poco después , una vez que la hubieron atendido y trasladado a otra habitación contigua, Janeul volvió con la niña y la depositó en sus brazos.

-Es preciosa, como tú- dijo besando la frente de Byul que no podía quitarle los ojos de encima a su bebé.

-Ella , ¿está bien?

-Sí, muy bien. Byul, ya tenemos dos, creo que es suficiente. Ahora entiendo por qué los padres siempre aguardan afuera y esperan que les avisen del nacimiento en lugar de presenciarlo, no creo poder verte pasar por esto nuevamente- dijo con sinceridad y ella sonrió.

La mujer del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora