Capitulo 12: No te esperaba.

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Al día siguiente, las clases pasaron rápidamente así que llegue a casa más temprano de lo que creía.

Abrí la puerta del departamento y me encontré a mi madre recostada en el sofá con un enorme tarro de palomitas acarameladas, una caja de pañuelos nuevos y una pila de estos sucios. La mire desconcertada, mientras me cruzaba de brazos, ahí parada enseguida de la puerta. Gire mi mirada a la televisión y pude ver las razones por las cuales mi madre estaba en ese estado.

-¿La boda de mi mejor amigo?-pregunte llamando la atención de mi madre.- ¿Aun no superas que se haya quedado sola?-pregunte otra vez.

-Es que…-comenzó ella sorbiendo su nariz.-¡Es muy triste!-grito soltando las lágrimas. Entorne los ojos y me dirigí a mi habitación.-Yo le dije que le dijera lo que sentía pero ¡no!, ¿Cuándo me hace caso?, es una idiota, eso es lo que es, un gran idiota-siguió reclamando mi madre, como si el personaje principal de la película pudiera escucharla. Reí por lo bajo ante sus acciones.-Te escuche.-me acuso, mientras entraba en mi habitación.

Deje el bolso en el suelo, me lance a la cama boca abajo y antes de pensarlo me quede dormida.

Desperté como a las dos o tres de la tarde, llegue temprano a casa como a eso de las doce y media. Me senté en el enorme acolchonado y decidí cambiarme de ropas. Opte por un vestido rojo con manga corta, unas medias que llegan un poco más arriba de la rodilla y unos botines rojos. Solté mi larga y despeinada melena, que estaba un poco alborotada.

-Victoria.-dije mi madre desde fuera de mi habitación.- ¿Podrías hacerme un favor?-pregunto.

-Ya voy.- le grite como respuesta.

Sali de mi habitación, dirigiéndome hacia la cocina, donde mi madre se encontraba.

-¿Qué ocurre?-pregunte entrando en el pequeño espacio donde se preparaban y guardaban los alimentos.

-Necesito que vayas al centro de la cuidad a comprarme unas cosas que necesito para mañana.-dijo picando lo que parecía ser una lechuga.

Me sorprendí un poco. ¿Ir al bazar?, ¿quiere que vaya al bazar con un vestido?, le pregunte a mi subconsciente.

-A-Acabo de recordar, t-tengo mucho trabajo pendiente del instituto así que creo que no podre.-tartamudee y, como una bala, intente salir de la cocina pero mi madre me detuvo.

-¿No me digas que te avergüenza ir a la calle con un vestido?-pregunto con una ceja levantada en forma de burla.

Tarde un poco en contestar. Era cierto, no me gustaba salir a la calle en vestido, el único lugar donde puedo usarlos es en casa. No me desagradaban pero me aterraba la idea de andar enseñando mis piernas al público; sé que es una excusa tonta, estúpida e incluso ridícula pero no muchas personas sentimos la misma seguridad que otras. Aun que ahora tenga amigos, mis inseguridades aun siguen conmigo, mis miedos, mis fobias y mis terrores aun me asechan. La furia de la impotencia, el miedo a no ser aceptada, a sentirte apartada, sola, ser simplemente aquella persona que odian los demás, que molestan los demás sin ninguna razón. Esa persona soy yo. Desde que mi madre entro en la compañía de ballet mundial creada por Sídney, mis miedos crecían aún más. Los chicos del instituto y los de ballet me molestaban con más frecuencia. Mi cuerpo también fue un ejemplo de burlas e insultos; estar delgada no era bueno para nada. Cuando entre en ballet era pequeña, frágil y muy delgada. Los profesores tenían tratos especiales conmigo ya que, en cualquier momento, podía caerme, podía lastimarme e incluso podía romperme algún hueso. No era bueno para nada que las niñas se burlaran de ti por ser delgada y frágil, esa fue una de las razones por las que decidí no tener amigos, otra fue cuando herí a una supuesta amiga mía; dijo que le había quitado lo más preciado de su vida, dijo que no iba a hablarme y se fue. 

Be my valentine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora