Victoria
-¡Mama, ya basta!-le grite de nuevo a mi madre, tratando de apartarla de mi lado.
-Pero me siento tan contenta.-canturreaba alegremente la aludida.-Mi hija tiene a alguien que le gusta, ¡mi pequeña tiene a alguien que le gusta!-.
-Madre, ¿podrías no ser tan precipitada?-le pregunte mientras intentaba ocultar el sonrojo de mis mejillas.- No solo puede ser eso si no que también puede ser el hecho de que no estoy acostumbrada a este tipo de tratos o también…-.
-¿Acaso ves normal que un chico bese de la nada a una chica?-soltó, interrumpiéndome.
-Pues…si contamos como son los adolescentes ahora, posiblemente si.-respondí con una sonrisa forzada.
Mi madre soltó un largo y pesado suspiro seguido de una negación de cabeza.
-Cariño,-empezó a hablar, colocando sus manos en mis hombros.- no te haría nada mal probar cosas nuevas, tampoco el hecho de sentir nuevas emociones.-termino con tranquilidad.
Me levante de un salto del sofá y con enojo le dije:
-Madre, pero tú no lo conoces.-pase una mano por mi húmedo cabello.- Ese chico es un mujeriego, su fama no es buena en el instituto, ha estado con muchísimas chicas, muchas más de las que te imaginas. Ahora dime, ¿quién me puede negar el hecho de que el este j-jugando conmigo?-pregunte haciendo aspavientos con las manos.
Ella me miraba tranquila. Era realmente frustrante el hecho de que tu madre se empeñara en darle una oportunidad a un chico con facha de niño bueno pero en el fondo es la peor persona que pudiera existir en el mundo. Ella seguía tranquila solo que, ahora, se había cruzado de piernas y su cabeza reposaba en su mano.
-No estas siendo sincera contigo misma, hija.-soltó con paciencia, a lo cual yo me altere más que nunca.
-¡¿Qué no estoy siendo sincera conmigo misma?!-le grite, mientras ella se levantaba del sofá.- Madre por favor, ¿cuánto más me va a costar convencerte de lo que ese chico es? Es un...un…egocéntrico, un arrogante y, sobre todo, un idiota. Siempre anda de aquí para allá diciéndome: oh preciosa, algún día vas a ser mía,-hice un intento por imitar su voz pero fue fallido, ya que mi madre estaba reprimiendo una carcajada de lo graciosa que sonaba.- o el simple hecho de que me llame dulzura o que diga… ¡aghh!-revolví mi cabello con frustración.
Después de soltar todo aquello, me quede parada ahí en medio de la sala de estar, tratando de controlar mi respiración. Xenia simplemente me miraba sin hacer nada, estaba ahí parada de brazos cruzados con una expresión de preocupación en el rostro. Solté un largo y cansado suspiro.
-Adelante, búrlate.-le dije con las mejillas sonrosadas del calor que sentía.
Ella ignoro mi comentario y, bajando los brazos a sus costados, se acercó hacia a mí. Una vez frente a mí, acuno mi rostro entre sus delicadas y delgadas manos.
-No estas siendo sincera contigo misma.-volvió a repetir.
Me moví incomoda entre manos al escuchar de nuevo ese comentario.
-Pero, ¿qué estas…-.
-Escúchame, Victoria.-dijo con una expresión seria que daba miedo. Deje de moverme de manera frenética.- No estas siendo sincera contigo misma, ¿quieres saber porque?-asentí con temor.- Porque no aceptas la realidad, estás buscando todos los puntos malos de ese chico para hacerte una idea de que él está jugando contigo pero no es así. No estas cien por ciento segura de que él esté jugando contigo, pero como toda chica inteligente que eres buscas lo malo de una persona para alejarte de ella y así poder criticarlo al saber todos sus defectos. No puedes continuar viviendo así, VickyBee, no puedes alejarte de algo que ya es casi parte de tu vida.- acabo diciendo con un deje de preocupación en la voz.
ESTÁS LEYENDO
Be my valentine.
RomanceElla es una solitaria chica, aficionada al ballet, sin amigos y sin nadie en quien confiar. Su vida da un giro cuando aparece el genio pianista y bailarin, Ian Anderson, que la hara experimientar cosas que nunca antes.