Victoria
‒Buenos días.‒dije dando un bostezo mientras me sentaba en mi lugar.
‒Buenos días.‒repitió Sean sin despegar su mirada del libro.
‒ ¿No te cansas de estudiar?‒pregunte acostándome en la mesita donde ponía mis útiles.
El chico despego su mirada del libro solo para mirarme con expresión incrédula.
‒Por favor, tu eres igual.‒respondió con burla, volviendo a concentrarse en su libro.
Bufe en protesta pero el chico no pareció percatarse. Unos minutos después los demás llegaron, haciendo escandalo como siempre.
‒ ¡VickyBee!‒grito James con excesivo entusiasmo, corriendo hacia mí.
No levante mi cabeza, sino que solo me digne a lanzarle una mirada de advertencia, por lo cual se volvió sobre sus talones y corrió hacia Sam. Sonreí triunfante y volví a ocultar mi rostro entre mis brazos.
‒ ¡Sam!‒grito ahora, haciendo que la castaña lo mirara extrañada.
Al ver cada vez al chico más cerca, se hizo a un lado por lo cual el castaño fue a parar a los brazos de Helena.
‒ ¡Helena!‒grito otra vez el chico, cubriéndola con sus enormes brazos mientras la joven se ponía roja como un tomate.
‒ ¡J-J-James!‒tartamudeo nerviosa.‒ ¡Victoria!‒me llamo en busca de ayuda.
Alce una de mis manos y después, con despreocupación, la deje caer hacia delante para luego decir:
‒Ese no es mi problema‒.
La morena me miro ofendida unos segundos. Poco rato después, se quitó a James de encima, lo dejo atrás llorando como niño pequeño y se unió a nuestra platica.
Como todos habíamos llegado temprano ese día, nos sentamos todos en mesas continuas. Las risas inundaban el pequeño círculo que habíamos formado. Éramos un grupo de amigos un tanto excéntrico: una chica con el positivismo y entusiasmo por los cielos; el típico chico frio y estudioso pero con ese aire misterioso; el idiota que no podía faltar en ningún grupo de amigos junto con sus estupideces; la otra chica sentimental y fanática por los libros de acción, romance e incluso los escolares; el mujeriego de mirada hipnotizante y actitud desesperante pero realmente intrigante; y, por último, la chica con problemas en su vida, la cual nunca se imaginó estar en un círculo tan extravagante como aquel, pero no se quejaba, sino que le gustaba estar con ellos, disfrutar de cada momento con decisión y entusiasmo. Esa era yo, alguien que se encontró con las mejores personas que te pudieras encontrar.
‒Chicos, ‒interrumpió Ian en nuestra platica, a lo que todos centramos las miradas.‒¿ya les dijo Victoria la reveladora confesión que me hizo ayer?‒coloco su codo en la mesa, recargo su cabeza en su mano, sonrió socarronamente y me miro expectante.
Mis ojos se abrieron ante la sorpresa junto con calor se plantaba en mis mejillas. De todos los momentos que podíamos hablar de eso, ¿tenía que sacarlo ahora? Temerosa de tener todas las miradas sobre mí, tosí un poco para romper la tensión.
‒ ¿De qué estás hablando, Ian?‒dije mirándolo furtivamente para que entendiera que este tema no se podía hablar aquí.
‒ ¿Enserio no recuerdas?‒pregunto con fingida sorpresa. Golpee mi frente, estaba segura de sí había entendido mis “discretas” miradas pero todo lo que está haciendo lo hace para fastidiarme.‒Pues déjame refrescarte la memoria…‒.
‒ ¡No!‒exclame exaltada, levantándome por inercia de mi asiento, captando las miradas de todos los presentes.‒No, no creo que sea necesario.‒continúe calmándome un poco.
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Be my valentine.
RomanceElla es una solitaria chica, aficionada al ballet, sin amigos y sin nadie en quien confiar. Su vida da un giro cuando aparece el genio pianista y bailarin, Ian Anderson, que la hara experimientar cosas que nunca antes.