Capitulo 18: Demostracion...¿un poco de afecto?

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Era una mañana un poco calurosa. Para ser principios de octubre, hacía un calor muy extraño tanto que me tuve que vestir con un vestido color azul marino de manga corta, unos zapatos rojos junto con un cinto del mismo color mientras que mi cabellera caía suelta por mis hombros.

Caminaba directamente a la parada de autobús, ya que la perezosa de mi madre  no se había querido levantar para llevarme al colegio. Suspire con cansancio. Mi madre es como una niña pequeña, aunque ella siempre tome las decisiones en casa, yo aparento ser la adulta y ella la joven. Somos polos opuestos. Recordaba las palabras que me había dicho esta mañana como una excusa para no llevarme al colegio: “estoy muy cansada, Damen me hizo trabajar toda la noche, así que toma el autobús”. Así es, ella es Xenia Durant damas y caballeros.

Baje la cabeza con resignación justo en el momento en el que el autobús hacia la parada en la pequeña estacione en la que yo estaba. Subí lo poco escalones, pague mi transporte mientras mostraba mi credencial de estudiante, espere el cambio y fui a sentarme en los primeros asientos, cercanos a la puerta.

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El autobús hizo su parada justo enfrente del instituto. Las puertas se abrieron para dejarme salir de este, baje los escalones, las puertas se cerraron a mi espalda haciendo que el autobús arrancara, provocando una ráfaga de aire muy cerca de mi haciendo que mi vestido tratara de levantarse. Desconcertada, por todos los medios, intente no dejar que los holanes del vestido volaran con el aire, dejando ver todo lo que pertenecía a mi dignidad. Mientras colocaba mi mochila para cubrir mi parte trasera, con ambas manos sostenía la parte delantera. Camine avergonzada hasta las puertas del instituto, esperando que nadie haya visto aquello. Estaba perdiendo toda mi paciencia a tan tempranas horas de la mañana.

-Primero mi madre se niega a traerme porque esta “cansada”,-murmuraba, hablando para mí misma, mientras hacía mis manos puños.-luego aquel autobús pervertido que hizo que esa estúpida rafaguita de viento trata de levantar mi vestido. Esa es una de las razones por las cuales odio el transporte público.- seguí murmurando enfada, abriendo las puertas del instituto.

Los segundos que tarde en recorrer el pasillo hasta mi casillero fui quejando de todo y todos. Por alguna extraña razón, entre mis quejas, termine hablando mal de la sociedad e incluso golpee con mi hombro, accidentalmente,  a una chica. Molesta, abrí mi casillero y comencé a guardar los libros que no necesitaba y guarde en mi mochila los de la primera clase.

-¿Qué tanto farfullas?-escuche preguntar a una voz a mi lado.

Me asome por la puerta de mi casillero y me encontré al pelinegro recargado cómodamente en los demás casilleros, con sus manos en los bolsillos del pantalón y esa típica sonrisa que lo distinguía.

-Nada que te interese, Ian.-le dije de mal humor, cerrando con fuerza la puerta de mi casillero. De mala gana le di la espalda y me encamine al aula de clases-

-Vamos, dime pequeña, ¿Qué tanto murmurabas?-pregunto de nueva cuenta el chico, siguiéndome.

-No tiene importancia Ian, basta de preguntas.- mencione encarándolo a lo que el chico levanto las manos en forma de rendición. Solté un largo suspiro y le di la espalda de nuevo para continuar caminando. Pero, de una forma extraña, unos brazos impidieron que siguiera caminando. Gire cuidadosamente mi mirada hacia atrás y observe al pelinegro con  una gran sonrisa. Sus brazos rodeaban de forma cuidadosa mi cintura, mientras que su cabeza descansaba en el hueco que había entre mi hombro y mi cuello. Rápidamente, mis mejillas tomaron el mismo color que mis zapatos.

-Te quejabas de aquel autobús que hizo volar tu lindo vestido, ¿no es así?-susurro muy cerca de mi oído.

Mis ojos se abrieron de la sorpresa. Así que él había visto, ¿Por qué de todas las personas él? Ahora estaría molestándome con ese suceso, no puedo creerlo, no puedo creerlo, ¡no puedo creerlo!

Be my valentine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora