Victoria
-¡Oh, miren eso!-exclamo Sam cuando entramos al comedor.-¡Es fascinante!-.
Y sí que lo era: muchas de todos los colores, en forma de u, comenzaban a adornar el techo; un enorme y bellísimo candelabro de cristal colgaba del puro centro del techo; la escenografía comenzaba a ser montada también: un pequeño templete con cortinas a los lados(para el chico que pondría la música y los conductores de la noche); también estaban corriendo a muchos de los alumnos que aún estaban en el comedor porque decían que estorbaban y la decoración no podía continuar con ellos de por medio. Era una sorpresa que descubrirían esta noche.
Sam, Helena y yo, caminábamos por los pasillos a la clase de química como quien no quiere la cosa, en silencio, hasta que ellas se dignaron a hablar.
-Oh Dios, ya estoy esperando a esta noche.-comento Sam con una alegría incontenible.-Se ve que será mucho mejor que el baile pasado, ¿no lo crees, Helena?-le pregunto ahora la castaña a la pelinegra.
-Sí, supongo que si.-contesto esta, adoptando una pose pensativa.-Creo que ahora tendrán muchas mas cosas, de hecho afuera vi un auto del cual bajaban muchas cosas de decoración. Espero que este mucho menos aburrido que el pasado.-termino esta, asiento ante si comentario.
-Yo también lo espero, ¿y tú, Vicky?-me pregunto la castaña a mí. Me sobresalte un poco, ya que no estaba prestando mucha atención. Tarde un poco en contestar.
Nunca, desde que llegue a la escuela secundaria, había asistido a un baile. Jamás me llamo la atención todo ese mundo el cual incluida bailar, maquillarte, vestirte linda, usar vestidos, lucir linda e intrigante para los chicos, etc. Nada, absolutamente nada de esas cosas me había llamado la atención y por eso nunca había asistido a uno, además del hecho de que no tenía ni amigos, ni pareja con la que ir. Suspire profundamente al recordar cómo era mi vida antes de que ellas llegaran a ella.
-Pues…no me gustan los bailes.-susurre para mí misma.
-¿Qué dices, Vic?-pregunto Sam de nuevo.
-Que…-la mire unos segundos, solté el aire contenido y me digne a continuar.-no me gustan los bailes.-termine.
-¿¡QUE!?- grito la castaña. Helena y yo, inmediatamente le cubrimos la boca.- ¿Cómo es que no te gustan los bailes?-decía la chica alterada, una vez que quito nuestras manos de su boca.
-Pues, así de simple.-respondí encogiéndome de hombros.- ¿Es raro que a una chica no le guste asistir a ese tipo de cosas?-pregunte con curiosidad.
-En mi caso… ¡es un pecado mortal!-volvió a gritar la castaña y Helena y yo volvimos a cubrirle la boca.-Esta bien, está bien, ya entendí.-hablo ahora, mientras separaba nuestras manos de ella.
-Yo no le veo lo malo.-decía Helena con tranquilidad. Sam la señalo con un dedo y la morena levanto las manos en señal de paz.
-Es un pecado para una mujer no ir a los bailes, al mismo tiempo que lo es el no ponerse linda frente al chico que le gusta.-comenzó a hablar Sam con las yemas de sus dedos juntas.
-Sam a veces puede ser un tanto masculina, pero es la persona más femenina que he conocido.-me susurraba Helena en el oído. Me gire a verla con una cara de incredulidad a la que ella asintió.
-Acaso, ¿quieres que vaya?-pregunte mientras me cruzaba de brazos.
-¡Por supuesto!-exclamo con alegría.
-Pero a mí no me gustan esas cosas, no puedes obligarme a ir.-le dije tratando de apartar esas ideas de su cabeza.
-Ya lo creo.-me inspecciono de arriba abajo, minuciosamente.- El baile empieza a las nueve, así que tendré el tiempo suficiente de ir a tu casa a ver tu ropa, y si acaso nada me gusta te comprare un vestido.- hablaba la chica, con una pose pensativa y enumerando quien sabe qué cosa con los dedos.- Bien, a las seis estaremos en tu casa, ¿sí?-soltó de repente.
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Be my valentine.
RomansaElla es una solitaria chica, aficionada al ballet, sin amigos y sin nadie en quien confiar. Su vida da un giro cuando aparece el genio pianista y bailarin, Ian Anderson, que la hara experimientar cosas que nunca antes.