V - Oscuridad

135 42 11
                                    

ADVERTENCIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ADVERTENCIA

Se recomienda leer escuchando, con audífonos y la luz apagada, la canción de youtube puesta en la cabecera de la página.


10 de Julio de 2015

La habitación estaba apenas iluminada por la tenue luz de una vela puesta sobre una mesa ubicada justo en el centro. El silencio era absoluto, y lo sentías, sentías la nada en tus oídos, un absoluto vacío de nada. Aquel vacío era complicado, aquel vacío era el causante de todo y ese vacío torturaba a la persona sentada en la esquina de la habitación, o eso al menos parecía, con su cabeza gacha, casi entre sus rodillas, tapándose los oídos con sus manos, con los dientes apretados y los ojos llorosos. Si piensan que eso no es sufrir, es porque nunca habéis sufrido de verdad en sus vidas.

La lágrima salió desde su ojo derecho, un ojo con un iris color violeta, una posibilidad del 0,005%, esa es la posibilidad de conocer a una persona con un ojo color violeta, y sí, un ojo, porque si combinamos esa posibilidad con el hecho de que esa persona sufría heterocromía completa, entonces la posibilidad de conocer a una persona como a la que se encontraba sentada llorando en la esquina de la habitación es de un 0,0005%, puedes vivir toda tu vida sin conocer a una persona con heterocromía y con un ojo color violeta, y aun así no importará, tu vida no se vería afectada por conocer a alguien así, pero claro, si esa persona con heterocromía y con un ojo color violeta resulta ser exactamente la persona que se encontraba sentada llorando sangre en la esquina, entonces tu vida se vería completamente arruinada.

Pero bueno, me he desviado un poco. Les contaba sobre su lágrima, una lágrima teñida de rojo sangre que salió por su ojo derecho, para luego bajar a unas ojeras que eran testimonio de las ya miles noches de insomnio vividas, pero no se detuvieron ahí, siguieron y bajaron por sus mejillas, encontrándose con cicatrices tanto viejas como nuevas, consecuencia de las crisis nerviosas y de pánico, que siempre terminaban de alguna u otra manera en automutilación, la lágrima terminó su viaje de pronto al ser limpiada por la mano de la persona sentada en la esquina de la habitación, manos que vale mencionar se encontraban manchadas con sangre.

—¿Qué más quieres? —El crispado sonido de su voz rompió el silencio absoluto de abrupta forma—Te he dado todo lo qué has querido, ¿Qué más quieres? —El tono de su voz era una mezcla entre una desesperación absoluta y una tristeza inimaginable.

Pero el silencio no tardó en volver, sus palabras no tuvieron respuesta alguna, y el silencio volvió a adueñarse de la habitación, y lo rodeaba todo, el cuerpo de la única persona presente, el colchón sin sabanas apostado en la esquina opuesta a donde estaba la persona, las cajetillas vacías de cigarro, las bolsas con morfina, los cuchillos desparramados por distintas partes e incluso a los rastros de sangre en las paredes.

—¡No! —El silencio volvió a romperse, tan frágil como un castillo de naipes, bastaba con apenas un soplo para desaparecer—No te daré más sangre, ¿No te ha bastado ya con todo lo que te he dado? —Sus manos temblaban y más lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Pasaron 15 minutos donde sucedieron tres cosas distintas. La primera pasó a los tres minutos, comenzó como un murmullo ininteligible, un apagado susurro, pero si ponías atención te darías cuenta que dentro de su balbuceo había un fútil intento de comunicarse. Pasaron unos minutos y el balbuceo se transformó en palabras limpias, llenas de sentido y de ritmo, sí, de ritmo, porque aquella persona cantaba, cantaba una antigua canción.

¿Dónde está?

La princesa con su velo de estrellas

¿Se ha escapado?

¿Ha huido de la torre de cristal?

¡Todos mirad!

Es un juego

La princesa se ha escondido

Y ha dejado tres pistas para encontrarla

La primera son las lágrimas derramadas en su almohada

La segunda las palabras escritas con sangre en las paredes

Y la última los rastros de sangre que hay en el suelo

¿Quién la encontrará?

El segundo hecho pasó a los diez minutos, momento en que comenzó una fuerte lluvia. No hubo más silencio desde entonces, las gotas impactaban fuertemente contra el techo. Lo tercero pasó en el minuto quince, cuando la persona sentada al borde de la habitación se levantó, caminó hacia el centro de su habitación y tomo un cuchillo que estaba en la mesa justo al lado de la vela, una vela que estaba cada vez más cerca de consumirse por completo. La cercanía de la persona con la vela reveló su torso desnudo y las cicatrices que ahí habían.

—Perdón—Su voz era arrepentimiento puro—He sido un insolente, lo sé, nunca más volveré a portarme de esta manera—Acercó el cuchillo hacia el desnudo bíceps de su brazo izquierdo y con la mano derecha realizo un rápido y fino corte, la sangre no tardó en brotar—A ti te sirvo, a ti, a quien ha estado siempre conmigo y jamás me ha dejado, cuando me necesites ahí estaré, así como tú siempre estuviste para mí—Su rostro no reveló ninguna expresión de dolor, sin inmutarse por la sangre que caía por su brazo.

La llama de la vela se extinguió y todo se volvió oscuro, una oscuridad absoluta, pero no solo eso, la lluvia también calmó y volvía a reinar un silencio total, y la persona, la persona se quedó ahí, de pie, sin moverse, siendo absorbido por la eterna oscuridad y el insoportable silencio, en shock y con los ojos completamente abiertos, sin pestañear, como siempre sucedía. Un auto pasó por fuera de la casa, y con su luz iluminó levemente el interior de la habitación, lo suficiente para que se viera en una de las esquinas de la pieza un bate de béisbol ensangrentado y agrietado.

N.A.

Cualquier comentario o crítica se agradece. Es la primera que intento generar una atmósfera así. Saludos! :)

 Saludos! :)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rastros de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora