16 de Septiembre de 2015.
Ambos cuerpos estaban recostados en las mesas que el Forense utilizaba para hacer sus investigaciones. Su nombre era Amadeo y trabajaba en el departamento desde mi primer día de trabajo, de forma que nos conocíamos muy bien.
—¿Qué haces aquí, Markus? — Me preguntó Amadeo moviendo su boca detrás de la mascarilla que llevaba puesta.
—Quiero saber...—Me detuve mientras miraba los descompuestos cuerpos de las gemelas. Levanté la mirada y Amadeo tenía sus ojos azules detenidos en mi rostro, como si estuviera leyéndome—Quiero saber cómo sucedió, lo que sufrieron y por lo que pasaron antes de morir
—¿Por qué?, ¿Crees que aquello te dará una pista para encontrar al asesino, o simplemente te sientes de alguna manera responsable de que él siga por ahí amenazando a la ciudad con sus crímenes? — Tragué saliva y agaché la mirada.
—Amadeo, lo es. Es mi culpa, y necesito saber, necesito entender lo que ellas vivieron, por favor—Miré fijamente a Amadeo, con los ojos vidriosos y la mandíbula apretada; él, por su parte, estudió cada facción de mi rostro. Si hubiéramos querido habríamos podido tocar la tensión que se acumulaba en el aire en ese momento.
—Markus, te conozco hace casi veinte años, y aún sigues siendo ese chiquillo impulsivo y temerario que hará lo que sea necesario para conseguir justicia, pero créeme, saber cómo fue que sucedió todo no te ayudará en nada, sin embargo, puedes quedarte y escuchar como este viejo senil hace lo que mejor sabe hacer, escuchar las heridas de gente muerta hablar — Solo pude dedicarle la sonrisa más familiar y agradecida que pude esbozar, era todo el optimismo que quedaba en mí.
Amadeo se acercó a uno de los cuerpos y comenzó a revisarlo con cuidado. No sabía identificar quién era quién, tampoco sabía cuánto tiempo había pasado desde su muerte, pero había pasado mucho desde la última vez que viera cuerpos tan descompuestos; el color de la piel de sus rostros variaba entre verde, azul y algunas manchas color damasco, en sus pechos y manos sucedía lo mismo; el pelo en su cabeza no parecía más que hilachas, hilachas apenas pegadas que se desprendían con apenas una ráfaga de viento; por otra parte el olor que se desprendía de sus cuerpos era un aroma desagradable que me producía, de cuando en cuando, un par de arcadas, razón por la cual tapaba mi boca y nariz con un pañuelo; finalmente, lo último que resaltaba de sus cuerpos era, primero, la marca de la soga que rodeó sus cuellos y, segundo, las múltiples heridas y moretones repartidos por todo el cuerpo.
—Ya no existe rigor mortis, y los cuerpos ya liberan putrescina y cadaverina, considerando además el color que han tomado sus rostros y manos; diría, a priori, que estas chicas fueron asesinadas hace una semana, quizás cinco días, no estoy del todo seguro, los exámenes revelarán esos detalles con exactitud. —dijo Amadeo dándose media vuelta y mirándome—Ten, ponte esta mascarilla—Sacó una de sus bolsillos de su delantal; yo la tomé y me la coloqué presto sin cuestionar su consejo, u orden, dependía como lo viéramos.
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Rastros de sangre
Misteri / ThrillerLocura. ¿Qué se supone que es? En serio, ¿Qué es? o quizás, ¿Quién?. Según la RAE es la privación del juicio del uso o de la razón, pero la RAE se equivoca. La locura es mi amiga. Mi mejor amiga, me dio la libertad que soñaba, la alegría que sol...