22 de Julio de 2015.
—¡Cacería iniciada! —Grité a través del radio indicándole al resto del escuadrón que procediera a moverse. Era hora de atrapar a Matías Emhardt.
Katherine volvió corriendo hacia nuestro auto luego de ver cómo Emhardt huía, apenas se subió pisé el acelerador y comencé a conducir. Sin contar nuestro vehículo había dos Jeep más, uno dirigido por Erik Yllidan y el otro por Lúcida. Se habían adelantado y debíamos alcanzarles.
—Ha doblado por la Quince! —dijo Erik hablando por el radio.
—Doblaré y trataré de alcanzarle al final del pasaje. —Respondió Lúcida, el tono de su voz estaba cargado de emoción.
El tiempo era de vital importancia en la misión. Estábamos en el interior de un peligroso sector, Matías Emhardt podía fácilmente esconderse en casas de compañeros suyos o conseguir ayuda mientras huía, por eso debíamos acabar con esto de forma inmediata, pero lo más importante, sin matar a Matías Emhardt.
—Un maldito disparo. Han disparado. Emhardt entró en un edificio abandonado ubicado en la mitad del pasaje quince.
—Bien, Lúcida, Erik. Es hora de seguir la persecución a pie. Estaré ahí en un minuto, acorralaremos a ese malnacido. —Mientras hablaba comencé a sentir un ligero escalofrío empezar a recorrerme desde los dedos de mis pies hasta la punta de mis pelos. Sonreí. Sonreí anchamente, estaba excitado, había pasado mucho tiempo desde la última vez en que había participado de algún operativo de este tipo, pero por qué estaba tan feliz, ¿Era sed de justicia o sed de sangre? Serían pensamientos que debería analizar más adelante.
Llegué de inmediato a donde estaban ubicados mis compañeros. Estacioné el auto y junto con Katherine Miller nos bajamos. Todos llevábamos chalecos antibalas y pistolas magnum 9mm.
—Está dentro—dijo Erik mientras se acercaba a la puerta que daba paso al interior del edificio donde Matías Emhartd había entrado.
Blaz, uno de los acompañantes de Erik se posicionó frente a la puerta y con una fuerte patada la abrió. El movimiento fue rápido y eficaz, apenas se abrió la puerta se lanzó una bomba lacrimógena al interior mientras con el resto comenzamos a rodear el edificio de tres pisos buscando cubrir cualquier vía de escape. Desde fuera se podía escuchar el movimiento que había dentro, ¿Cuántas personas habían? ¿Dos?, Tres máximo.
—Lúcida y Mathias, aguarden afuera. Katherine, Erik, Blaz, Jörgen y Maylen, colóquense sus máscaras de gas y entren conmigo. Daremos caza, pero recuerden, asegúrense de no disparar a matar.—Todos asintieron por el radio y uno a uno fuimos entrando.
Entramos con sigilo, el edificio era más grande de lo que parecía por fuera y todo estaba a oscuras, no podíamos encender nuestras linternas sino revelaríamos nuestra posición, estábamos en desventaja, Emhardt y sus amigos claramente conocían el edificio como la palma de su mano y no les afectaba estar a oscuras. Nuestra mejor opción era separarnos peligrosamente, era lo único que podíamos hacer si queríamos dar con él antes de que escapara y debíamos darnos prisa.
Subí al segundo piso y empecé a recorrer con cuidado el lugar. El edificio estaba completamente arruinado, parecía bastarle un pequeño soplido para que se viniera abajo, y por si eso fuera poco la oscuridad y el gas lacrimógeno lo complicaba todo. De esa manera, respirando a través de mi máscara de gas y completamente a ciegas, fue que comencé a buscar a nuestra presa entre los escombros de aquel edificio. Llevaba la pistola en mi mano, listo para disparar si es que era necesario.
Se escuchó una lluvia de disparos en el tercer piso. Me vi tentado a subir corriendo, pero debía mantener el orden, si yo, el líder del equipo me desesperaba, ¿Qué podía esperar del resto? Los gritos de dolor no tardaron en llegar. Eran aullidos, casi llantos, ¿Qué demonios había pasado?
—Digan algo maldita sea—Murmuré por lo bajo mientras me posicionaba detrás de un pilar. Vi de reojo a Blaz que había subido a inspeccionar el segundo piso conmigo, desde la distancia pude notar que estaba igual de preocupado que yo.
Llevaba ya treinta segundos desde que se hubiera escuchado la ráfaga de disparos, y aún no había ningún comunicado por parte de quienes habían subido al tercer piso, es decir Erik, Katherine o Jörgen. Estaba jodidamente preocupado. Los gritos aún no acallaban, y mi único consuelo en ese momento fue la tranquilidad de no escuchar un grito femenino que pudiera provenir de Katherine Miller.
—Hemos abatido a dos, pero ninguno de ellos es Matías Emhardt. Sigamos buscando. —Era la voz de Erik, todo estaba bien, y al parecer solo quedaba Emhardt merodeando por el edificio, ¿Dónde estaba?
Busqué en la oscuridad a Blaz, pero se había perdido entre las sombras del segundo piso. Aquello no era bueno, sin luz todas las figuras eran iguales, sin luz podría fácilmente confundir a Blaz con Emhardt, o él confundirme a mí. La cautela y precaución era lo primordial. Molesto me saqué la máscara de gas. Al instante un olor a putrefacción y meados entró por mis vías respiratorias. Las arcadas fueron inmediatas, pero logré contenerlas, después de todo quizás no era tan buena idea sacarme la máscara de gas, pero ya me tenía aburrido, de forma tal que me mantuve firme en mi decisión y la dejé con cuidado en el suelo para luego moverme lentamente hacia otro pilar en el cual poder ocultarme.
Una falsa y mortificante calma reinaba en el edificio. Era un silencio interrumpido solo por el molesto sonido de una gotera y por el rápido palpitar de mi corazón. ¿Qué estaba sucediendo en el primer o tercer piso? ¿Y en el mío? ¿Qué sucedía en el segundo piso?, ¿Dónde estaba Matías Emhardt?
Temía por el resto de las personas que me acompañaban, sin embargo, habíamos venido hasta acá con un objetivo, dar caza al único sospechoso que había en relación al asesinato de Karla Winter.
Comencé a caminar a ciegas, evitando tropezar con los escombros repartidos en el ancho segundo piso. Tenía la pistola cargada y lista para disparar frente a cualquier situación. Sudaba frío en mi frente y mi espalda, el estado de mi cuerpo era adrenalina pura, no tenía miedo en ese momento, sin embargo, el ruido de unos pies arrastrándose en uno de los extremos del piso estuvo cerca de darme un infarto. Inmediatamente empecé a caminar con cautela, pero lo más rápido que pude, hacia donde había escuchado los pasos.
No tardé en llegar y mucho menos en ver a una oscura silueta oculta detrás de un pilar, él no me veía, pero yo sí a él. La silueta no se movía, tenía sus piernas a la vista, era solo cosa de disparar y esto acabaría, sin embargo, ¿Estaba realmente seguro de que él fuera Matías Emhardt? No. Podía ser Blaz, y dispararle a él habría sido un completo error. Arruinaría la misión. ¿Cuáles eran las posibilidades?
Vacilé por unos instantes, pero no tardé en comprender que en la balanza de la justicia esta era una oportunidad que no podía fallar. Si era Blaz, bien, solo terminaría con una pierna herida, pero aún tendríamos la posibilidad de capturar a Emhardt, y bueno, sí era Emhardt todo sería un rotundo éxito, en cambio, si no hacía nada, si me quedaba ahí paralizado como un imbécil, entonces, entonces estaría faltándole a la justicia, estaría dejando ir una importante oportunidad. Respiré profundamente, levanté la pistola, apunté, puse el dedo en el gatillo y cerré los ojos.
N.A.
Estos días Rastros de sangre ha subido un montón. Estamos ya #250 en historias de misterio y suspenso. Muchísimas gracias, en serio <3
ESTÁS LEYENDO
Rastros de sangre
Mystery / ThrillerLocura. ¿Qué se supone que es? En serio, ¿Qué es? o quizás, ¿Quién?. Según la RAE es la privación del juicio del uso o de la razón, pero la RAE se equivoca. La locura es mi amiga. Mi mejor amiga, me dio la libertad que soñaba, la alegría que sol...