21 y 22 de Septiembre de 2015
Las pupilas de Markus se dilataron, sus labios se separaron en un acto reflejo de sorpresa y su cuerpo, sometido a la presión y el estrés, se tensó desde la punta de sus pies hasta la última arruga de su rostro.
—Sí—Su voz salió floja y débil—Me encantaría—Pero a medio camino se recompuso, recuperó la vitalidad y la energía, culminó el dialogo con una sonrisa y entró a la casa de Katherine justo después de ella.
A sus treinta y cinco años Katherine Miller vivía sola en una humilde casa de un solo piso, el comedor y la cocina estaban en el mismo ambiente, había un solo baño, un cuarto para invitados y su habitación, ancha y espaciosa, tenía las suficientes comodidades como para que ella viva gran parte de sus días ahí.
—Bonita casa—Dijo Markus mientras miraba los cuadros de caballos colgados en las paredes.
—Sí, me gustan los caballos, antes de que preguntes—Se anticipó Katherine a su pregunta con una sonrisa—Puedes dejar tu chaqueta aquí—Dijo al tiempo que colgaba su traje y su cartera en un perchero ubicado al lado de su televisor que estaba en el comedor— ¿Vino?
—Me encantaría.
—Entonces, ¿Qué celebraremos hoy Comisario Markus? —Al tiempo que hacía la pregunta Markus recibía la copa con vino de parte de Katherine.
—Por favor, SubComisario Miller, hoy solo seré Markus para ti, así como tú serás Katherine para mí—Markus le da un pequeño sorbo al vino—Vaya, que buena cosecha.
— ¿Sabes de vinos?
—No, para nada, pero sabe bien.
Ambos rieron de manera distendida, los últimos días habían estado llenos de estrés y los dos querían, y necesitaban, un momento de descanso, donde por una noche todo lo que era real desapareciera y diera paso a otras cosas.
Katherine miró detenidamente los labios de Markus mientras él parecía embobado por el verde de los ojos de su compañera. El hecho de que existía una atracción entre ellos era algo que habían preferido ignorar por mucho tiempo, sin embargo, quizás era momento de simplemente dejarse llevar por los deseos del corazón, o eso pensaban en el preciso instante en que la mano de Markus se acercaba al rostro de Katherine Miller.
El deseo y la lujuria se habían ido agolpando por años en los labios de Katherine, y ahora, finalmente, existía la posibilidad de que algo sucediera entre ella y quien por tanto tiempo había sido su superior. En cosa de un segundo cientos de pensamientos cruzaron por su cabeza, ¿Qué pasaría si ella lo besaba?, ¿Cómo sería su relación?, ¿Sería lo correcto?, ¿Sería correspondido?, ¿Sentía algo real Markus por ella?, ¿Qué dirían en la oficina?, ¿Era moral que algo sucediera entre ella y su superior?
Sin embargo, no era solo ella, en la cabeza de Markus Levine sucedía exactamente lo mismo. Hace tres años había terminado una relación de nueve años, estaba seguro de que amaba perdidamente a su pareja, estaban a punto de casarse, de consolidar su relación, tenían planes a futuro, viajes, hijos, una familia, pero todo se había arruinado, de la noche a la mañana los problemas que nunca habían tenido comenzaron a aparecer y destruyeron los pilares de su relación, en un mes su pareja terminó con él y desapareció de su vida para siempre. A pesar del tiempo Markus no podía dejar de pensar en su última relación, le afectaba y le daba miedo comenzar algo de nuevo, volver a enamorarse y que todo se arruinara una vez más, entonces solo una pregunta rondaba por su cabeza, ¿Debo besarla? Sí, sentía una atracción por Katherine, podía ver como ella reunía muchas cualidades que él siempre ha buscado e inevitablemente le recordaba de cierta manera a Emily, su ex pareja, pero sabía, en su fuero interno, que lo que Katherine sentía por él, era más de lo que él sentía por ella, el riesgo era demasiado.
No obstante valía la pena olvidarse de todo por una noche y dejarse llevar por el incontrolable deseo de la pasión. La mano de Markus apartó un mechón de pelo que cubría el cuello de Katherine y ella dio un paso hacia él. Estaban apenas a unos centímetros, podían sentir y escuchar la respiración agitada del otro y la tensión del ambiente casi que podía palparse con los dedos, sus ojos se cruzaron una última vez y entonces ambos se rindieron ante el palpitar de sus corazones.
Sus labios se hundieron en largos, profundos y apasionados besos, besos sabor miel y frescos como el rocío matutino. Las manos de Markus no tardaron en darse cuenta que la ropa de Katherine no era necesaria en aquel encuentro y Katherine, sin quedarse atrás, abrió cierres y apartó de su camino la vestimenta que sobraba en una noche que llevaba imaginándose desde hace ya mucho tiempo.
Sus cuerpos se fundieron al calor de la pasión, y en medio de la vorágine de sudor y de alientos desgarrados no hubo espacio ni para palabras ni pensamientos, solo el desahogo de un deseo de meses estaba permitido esa noche. Katherine se quedó dormida en el pecho desnudo de Markus, y él, exhausto, se rindió ante los brazos de Morfeo mientras acariciaba el cabello de la subcomisario Miller.
—El plan está en marcha, ¿Estás lista? — Al tiempo que Katherine y Markus dormían uno junto al otro, en un extremo distinto de la ciudad Alexander sostenía en su mano un celular pegado a su oreja.
—Ya te he dicho que sí Alexander—Respondía alguien desde el otro lado del celular.
—Viktor, ahora debes dirigirte a mí como Viktor Moya, no lo olvides, es esencial. Mañana resurgiré de las cenizas y empezaré, finalmente, mi venganza. Nuestra venganza.
N.A.
Hey!, ¿Qué tal? Vaya, después de mucho tiempo fuera finalmente continuamos con la historia, de aquí en más subiremos capítulos mucho más periódicamente hasta dar término al primer libro de esta trilogía :)
Saludos y esperamos sus reacciones :D
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Rastros de sangre
Mystery / ThrillerLocura. ¿Qué se supone que es? En serio, ¿Qué es? o quizás, ¿Quién?. Según la RAE es la privación del juicio del uso o de la razón, pero la RAE se equivoca. La locura es mi amiga. Mi mejor amiga, me dio la libertad que soñaba, la alegría que sol...