IV - Sospechas

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10 de Julio de 2015.

El lápiz en mi mano bailaba pasando de un dedo a otro. Mis ojos miraban hacia la nada y estaba concentrado en evitar los oscuros pensamientos que me acechaban de cuando en cuando, imágenes de un pasado que por años llevaba intentando olvidar, ¿Por qué tenía un mal presentimiento?

—Markus—La voz de Katherine Miller me sacó de mi ensimismamiento—Ha llegado el informe del forense—Dijo entregándome un sobre amarillo aún sellado. La miré, sus ojos revelaban cuanto ansiaba ella saber lo que decía el informe. Le sonreí y agarré el sobre con una de mis manos.

Busqué entre las desordenadas cosas de mi escritorio el abrecartas que alguna vez me habían regalado. Lo encontré debajo de unos antiguos documentos, después de todo no había habido mucha acción últimamente, claro, hasta hoy. Abrí el sobre con cuidado, buscando no pasar a llevar lo que había en el interior. Saqué tres hojas correctamente mecanografiadas y empecé a leer con calma.

El nombre de la chica asesinada era Karla Winter. Tenía 25 años, había egresado hace solo tres años de la universidad, según las investigaciones preliminares su familia estaba completamente distanciada de ella y aún no se le había podido comunicar del triste suceso. Las siguientes líneas eran un detallado informe sobre la causa de muerte. Lo que había ocasionado su muerte había sido la bala en su cráneo, sin embargo, con bala o sin bala Karla Winter habría muerto igual, el golpe que había recibido en su cráneo con un objeto contundente habría terminado provocando su muerte en cualquier caso, además de las múltiples fracturas que le había dejado en el rostro con el impacto inicial. Ningún informe toxicológico, Karla era una mujer completamente sana y que tristemente vio acortada su vida producto de este incidente.

Terminé de leer y levanté la vista. Katherine Miller estaba expectante, ansiosa, mirándome, esperando saber lo que decía el informe.

—Léelo, luego inicia una investigación a la vida privada de la víctima. Necesitamos saber con quiénes se juntaba a comer, donde trabajaba, sus amigas de la infancia, con quién vivía hace seis meses, cualquier información que pudiera ser relevante.

—De inmediato Comisario Levine—Se retiró con una sonrisa en el rostro. Katherine Miller tenía treinta y cinco años, era una mujer inteligente, joven y audaz. Algún día ocuparía mi puesto, y ese día no tardaría en llegar. Su mirada perspicaz y sus extravagantes ojos verdes acompañados de una esbelta figura y un hermoso cabello anaranjado me había hecho sentirme interesado más de una vez por ella, pero no podía, aún no me recuperaba completamente de mi último quiebre amoroso y lo último que buscaba eran problemas en el trabajo por mi culpa.

Eran las 13.30 de la tarde, y durante toda la mañana los medios de prensa nos habían exigido que diéramos una conferencia de prensa para esclarecer alguno de los hechos acaecidos en la madrugada de hoy, en un principio me había negado rotundamente, pero luego la presión de mis superiores me hizo ceder. Llevaba pensando el discurso que daría y la forma en que respondería durante varios minutos, sabía que al cruzar la puerta de salida una multitud de periodistas se abalanzaría sobre mí, así que lo esencial era mantener la calma.

Rastros de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora