En las jodas de Alexandra no iba todo el curso, porque nos llevábamos mal y porque decían que eran muy lejos.
Pero en una fiesta que organizamos nosotras después del colegio, fue la mayoría, además de que fueron algunos chicos del b.
Yo estaba bastante emocionada y nerviosa, porque mis amigas me molestaban a mí con un chico del b, que se llama Julián, simpático, delgado y bonito. Todo empezó porque una vez Ale me preguntó qué pensaba de él, y contesté: –sí, es bonito–.
Digamos que no me gustaba, pero tampoco estaría demasiado molesta si termino turbiando con él hoy.
La música empezó y las bebidas ya estaban servidas en los vasos de todos los presentes.
Llegaban de a grupos, y yo sólo estaba con Romi, Lu y Gabriela. En un momento nos avisaron que llegó Manuel junto a los chicos. Fuimos a verlos y ellos no querían entrar al principio pero los convencimos y después de irse a fumar su porro, entramos todos juntos.
Nosotras nos quedamos con Manuel, Tobías y Diego, ya que los demás no me caían mucho o estaban los estúpidos amigos de los novios de mis compañeras, y la verdad se creen los mejores sólo por ser altos y algo gringos, porque tienen dinero, porque juegan bien a la pelota, o porque son lindos. En realidad creo que cualquier persona se debe creer lo mejor del mundo, le guste a los demás o no. Pero personas así no me caen demasiado, tal vez porque antes yo era así con mis amigas, y en nuestro curso no le agradábamos a todos.
Bailamos con ellos, tomamos y fumaba cigarros de vez en cuando. En el momento en que Romi junto a Lu iban a hablar con Julián mientras yo me negaba porque "no quería hacer eso" (omitamos el no), fuimos hasta donde estaba él, en la cocina, y ahí se encontraba con Agustina, mientras ella sentada en sus piernas lo besaba. Ninguna dijo nada, yo tampoco insinué o dije algo, reímos y nos retiramos lentamente.
Me sentí mal, entonces agarré un vaso de vino con Fanta, fui al comedor y bailé con las demás chicas, moviendo el culo al ritmo de un tema de mix de reggaetón y cumbia.
Yo bailaba y tomaba, hasta que me mareé por lo que decidí sentarme en unas sillas acomodadas en fila cerca de la puerta hacia el patio. Allí estaban Manuel, quien permanecía en las escaleras tomando Fernet con coca; Diego hablando con una chica y Tobías sentado en la silla tomando tranquilo. Había más personas pero no presté demasiada atención.
En mi celular escribí rápido a los grupos de wpp lo que me había pasado y lo mal que me sentía. Las tiernas chicas de los grupos me "escucharon" y aconsejaron diciendo que no esté mal por un estúpido y lo típico. Les agradecí mientras seguía escribiéndole de lo que iba mi noche. Las chicas no me conocían ni yo ellas, creo que ni siquiera vivíamos en el mismo país, ya que era un grupo de directioners de toda Latinoamérica, y yo era la única argentina en ese grupo (ya que estaba metida como en cinco o más grupos y ahí sí habían otras chicas de aquí pero que vivían en provincias diferentes).
Charlé sobre cualquier tontera con Tobías. Romi se sentó con Manuel y hablaban burlándose de no sé qué chico.
Enseguida se acercaron Lu con Gabi, diciéndome que volvamos a bailar. Bailé cómo dos o tres temas, y recién eran las dos y cuarenta de la mañana o por ahí, dejé de tomar a lo que volví a sentarme de nuevo en la silla, donde seguía Tobías.
–Andá a bailar– me codeó.
–Dejá de joder. No quiero–.
–Dale. Tomá– indicó su vaso y negué –anda a bailar, divertíte–.
Suspiré y me fui al baño.
Cuando salí del baño preferí ignorar a Agus junto al otro, entonces tenía en mis manos el celular pero no estaba mirando ni la hora.
Romi con Lu se acercaron rápido, todas alteradas me decían cosas que no entendía, porque la música estaba demasiado fuerte, habían como veinte personas en esa habitación que hablaban y carcajeaban, además de que las dos gritaban al mismo tiempo.
Me llevaron a la pista, que se volvía a llenar porque la música ahora era cumbia del recuerdo, y seguían alteradísimas.
– ¡Paren, hable una! –.
Se miraron pícaras y ambas se acercaron más, como si fuera un secreto, algo sin coherencia porque estábamos muy alejadas de todos y podíamos hablar normalmente sin que nos escuchen.
–Tobías te tiene ganas– dijo Romina –quiere turbiar con vos–.
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Lo que jamás dije.©
Teen Fiction¿No te parece que entre dos personas siempre hay algo que no se dice?