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Otro día de colegio, otro día de aburrimiento dónde no aguantaba a nadie y lo único bueno que veía era comer pipas con las chicas mientras charlábamos sobre diferentes temas, y pocas veces cuando las nueve discutíamos sobre un tema en específico.

En el primer recreo, Rocío se acercó de nuevo muy molesta.

–Manuel es un cagón de mierda– gritó.

– ¿Ahora qué pasa? – pregunté asustada. Lo que consideraba peor en esos momentos es que se sepa la verdad, y que salte lo que pasó con Tobías y lo de Lucía.

Romina no quería quedarse, hasta que Lucía la convenció para que charlemos únicamente con Rocío aunque después se fueron sumando Irma, Alexandra y Micaela.

–Ya sé todo lo que pasó– nos miró molesta – ¡es un hijo de puta, chicas! No sé cómo le dicen que es su amigo–.

–Pará, ¿qué pasó? – cuestionó Irma.

–Es que lo presioné y lo amenacé hasta que me dijera todo lo que pasó, y le dije que si no me contaba íbamos a cortar– en ese momento, busqué con la mirada a Romi, quien formó una mueca al escuchar eso.

– ¿Y? – preguntó Alexandra.

–Dijo que Sabrina vio todo eso–.

– ¡Pero si Sabrina ni fue! – gritó Irma.

–La que le contó todo fue Aimé– afirmó Ale –si son re amiguitas, era obvio que le iba a contar–.

–Pero... ¿qué tienen que ver ellas? – dije.

–Que la puta de Sabrina inventó que yo estoy jodiendo con Ricardo, le dijo a Manuel cualquier cosa y también mintió que fue a la joda–.

–Que zorra– murmuraron varias a la vez.

–Y le llenó la cabeza a Manuel para que corte conmigo, diciendo que yo soy una trola y que ella sabe un montón de cosas, sabe con qué vagos jodo y a quién me cojo– cada vez su enojo iba aumentando –es una puta, yo la voy a hacer re cagar–.

–Así se calla. Ella y la otra tarada– habló Irma –te dije, ¿ves? No son de confiar ninguna de ellas–.

–Después le pidió a Manuel que diga que no fue ella, y que le iba a pasar o decir todo lo que yo hacía, como vigilándome pero que corte conmigo porque van a terminar re mal las cosas, que incluso cuando se fue empecé a vender droga y no sé cuántas pelotudeces. Y cuando me reclamaba– nos miró –Manuel me decía que me iba a hacer cagar por lo que estaba haciendo, pero me daba a entender que eran ustedes–.

– ¿Qué? – murmuré sin poder creerlo.

– ¡Sí! Él me hacía creer que ustedes le contaban todo, que vos Martina andabas de chismosa, o que Romina sabía los vagos con los que me metía. ¡Nos mintió a todas! ¡Hijo de puta!–.

–Es un pelotudo– dijo Lucía.

–Manuel pasó sobre ustedes– Irma negó enojada.

–Prefirió salvarle la papa a Sabrina, a la puta esa, y cagarlas a ustedes para que tengamos problemas– finalizó Rocío.

La verdad, yo me quedé callada, y apoyé la idea de Rocío, que era agarrar a Sabrina y pedirle que le cuente qué cosas andaba diciendo, la amenace y esto quede normal.

Sí, iba a quedar normal para ella, seguramente van a volver.

Pero... me dolió demasiado. Quería preguntarle por qué había hecho todo esto.

Atiné a mandarle un emoji con la carita triste, me clavó el visto. A los segundos miré de nuevo el chat y la sorpresita era que me había bloqueado.

Días después, Alexandra me comentó que Manuel la había hablado, preguntándole por su novio para juntarse a jugar futbol si venía de vacaciones. También me mostró los mensajes donde explicaba lo mal que la pasaba en ese internado, y que se sentía demasiado solo. Le escribió: –estoy re enojado con las chicas, porque le dijeron a Rocío que nos juntamos de joda y que no quería verla. Y por lo de Sabrina ya no me importa–.

Al final, Rocío también mintió, usando lo que le convenía, y terminamos siendo las malas de la historia.

Alexandra en los mensajes trataba de consolarlo o decirle que no haga ninguna locura. Manuel le escribía de vez en cuando qué hacía, y se hizo amigo de su novio, porque dijo también que hasta los chicos dejaron de hablarlo. Vi el chat y ayer le ponía que nosotras lo dejamos solo, que arruinamos su relación y que ahora menos pensaba en volver.

Esa noche, al llegar a mi casa le mandé varios mensajes de WhatsApp, quería hablar con él y hacerle saber que estaba yo para confiar, estaba dispuesta a disculparme por hacerle sentir de esa manera, por algo que no había hecho, pero Manuel no respondió.

Lo que jamás dije.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora