Capítulo 24

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A la mañana siguiente, Leila intentó por todos los medios no pensar en Louis. Le resultó casi imposible. A pesar de que él sólo había estado en su piso una media hora, ya le era imposible mirar la entrada sin acordarse de él y del increíble beso que le había dado antes de irse. No sabía qué creer. Ella sabía que Louis se sentía culpable por haberla acusado de los robos, y también sabía que lamentaba el modo en que la trató ese día en la oficina. Pero ¿eso era amor? Leila tenía miedo de creérselo, que luego él volviera a darse cuenta de que no estaba preparado y desapareciera para siempre. No sería capaz de soportar ese dolor una segunda vez. Lo mejor que podía hacer era concentrarse en buscar trabajo y salir con sus hermanas, tal como tenía planeado.

Louis se pasó la mañana al teléfono. Primero llamó a Nana para decirle que Leila_ aún no lo había perdonado, pero que no iba a irse de Barcelona hasta que lo hiciera. Como siempre, su abuela le dio ánimos y le aconsejó que fuera paciente, que lo mejor que podía hacer era decirle a Leila lo que sentía, y seguro que ella acabaría por darle otra oportunidad. Luego llamó a Sam, a él también le contó lo que había pasado, pero además tuvo que pedirle, por favor, que le diera una semana de vacaciones. Louis sabía que la revista estaba pasando por momentos difíciles, así que si Sam le decía que volviera no tendría más remedio que hacerlo. Aunque hubieran solucionado lo del robo de los artículos, aún tenían mucho trabajo por hacer, por suerte, Sam le contestó que lo tenía todo controlado y que podía quedarse allí unos cuantos días. La única condición que le puso fue que, cuando regresara, trajera a Leila consigo, de lo contrario Silvia, Jack y Amanda no volverían a dirigirle la palabra. Louis le dijo que así lo haría, y cuando colgó deseó que fuera verdad. Finalizadas las llamadas, se preparó para ir a comer con Niall y con Nicholas, que al final también se había apuntado. Louis no tenía demasiadas ganas de quedar, pero supuso que hablando con ellos se tranquilizaría un poco y podría pasar un par de horas sin preguntarse qué estaría haciendo Leila.

Se equivocó. Unas horas más tarde, sentado delante de Niall y Nicholas, se dio cuenta de que el único tema de conversación que tenían aquellos dos energúmenos que eran sus mejores amigos, era lo mal que se había portado con Leila. Él lo sabía perfectamente, no hacía falta que se lo recordaran cada dos minutos. Cuando acabaron de comer, Nicholas regresó al trabajo y él se quedó a solas con Niall un momento. Éste tenía una reunión en la otra punta de la ciudad, pero antes de despedirse se apiadó de él y le dijo:

- ¿Vas a ver hoy a mi hermana?

-No -respondió él tenso-. Me dijo que tiene una cita.

Niall sonrió al darse cuenta de que Leila no le había dicho con quién tenía esa misteriosa cita.

-Ya lo sé. Pero no ha quedado hasta las siete. Ahora son las cinco.

-Gracias. -Louis tuvo que controlar las ganas que tenía de abrazarlo y salió disparado del restaurante.

Leila estaba sentada en el sofá, intentando por enésima vez corregir su currículum, cuando sonó el timbre. Aún faltaba un par de horas para ir al cine con sus hermanas, pero quizá una de ellas había decidido pasarse antes por su piso. Tanto Helena como Martina estaban muy preocupadas por ella. A Leila le dio un vuelco el corazón cuando vio aLouis parado delante de su puerta. Aún no había logrado levantar de nuevo sus defensas.

- ¿Puedo pasar?

- ¿Qué quieres? No habíamos quedado hasta el sábado. Hoy es jueves.

-Ya sé qué día es hoy. Quería verte. -Ella seguía bloqueándole la entrada-. ¿Puedo pasar? -repitió.

-De acuerdo. Pero sólo porque no quiero que mi vecina te vea y empiece a chismorrear. -Antes de que él se pusiera demasiado cómodo, añadió-: Y sólo puedes estar aquí un momento. He quedado.

Nadie como tú [l.t]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora