Nadie como tú [l.t]

Epílogo

Louis y Leila paseaban por Londres cuando sonó el móvil de Lou.

— ¿Cómo está Leila? —preguntó Niall.

—Igual que ayer. —Louis miró embobado a Leila, que estaba ya en su séptimo mes de embarazo—. Niall, te juro que si pasa algo te llamaré en seguida. No tienes que llamar cada día.

Leila se acercó a Louis y le dio un beso antes de quitarle el teléfono de las manos.

—¡Niall! ¿Dónde estás?

—En el aeropuerto de Nueva York. Acabo de aterrizar.

— ¿Qué tal el vuelo? —le preguntó mientras Louis le compraba un refresco en un quiosco.

—Como siempre, aburrido y cansado. Pero después de despegar me he peleado con una chica.

— ¿Ah, sí? —Niall nunca mencionaba a nadie en sus llamadas, así que Leila supuso que esa pelea había sido importante.

—Sí, tenía una teoría muy interesante sobre cómo sentarse en un avión. En fin —suspiró Niall—, seguro que a ti te caería simpática. Espera un momento. ¡Se está llevando mi maleta!

— ¿Quién? —Leila se dio cuenta de que Niall ya no la estaba escuchando, y que había empezado a gritar.

— ¡Señorita! ¡Ésa es mi maleta! ¿Por qué me compraría una maleta negra?

«Porque eres un soso», pensó Leila mientras Niall seguía refunfuñando.

—Leila, te dejo, la impresentable que se ha pasado todo el vuelo con el sillón reclinado, se está llevando mi maleta. ¡Llámame cuando vayas a Barcelona!

—Lo haré —respondió ella, pero Niall ya había colgado.

— ¿Qué le pasaba a tu hermano? —preguntó Louis antes de sentarse a su lado en el banco.

—No lo sé, creo que una chica se estaba llevando su maleta por error. —Leila sonrió—. La compadezco, Niall enfadado da miedo.

—Lamento ser yo quien te lleve la contraria, pero tu hermano da miedo incluso sin estar enfadado.

—Muy gracioso. —Leila le besó el cuello. Desde que estaba embarazada, el olor de Louis la volvía loca—. Me encanta cómo hueles.

—Para o tendremos que regresar a casa antes de que hayas caminado todo lo que te ha dicho el médico.

—Está bien, aguafiestas. —Leila se levantó y siguieron andando—. ¿De qué te ríes? —preguntó al ver cómo Louis sonreía.

—Me estaba acordando del día en que fui a buscarte al aeropuerto —respondió él enigmático.

— ¿Y?

—Pues pensaba que si a tu hermano le pasa lo mismo que me pasó a mí, esa chica de la maleta no tiene ninguna posibilidad.

— ¿Qué te pasó a ti? —Leila se detuvo delante de él y lo miró a los ojos.

—Que te vi.

— ¿Y? —Aun ahora, cada vez que él la miraba de ese modo se le derretían las piernas.

—Y perdí la capacidad de razonar.

Él la besó hasta que vio que un par de ancianos que pasaban por allí los miraban mal.

—Vamos, creo que ya has caminado bastante.

— ¿En serio? —A ella le encantaba tomarle el pelo.

—En serio. Además, creo que hay un modo mejor de hacer ejercicio y de demostrarte lo que quiero decir.

Fueron a su casa. Habían decidido que la niña nacería en Barcelona, pero luego regresarían allí, a aquel edificio con un portal naranja donde se habían enamorado.

Después de hacer el amor, Louis acurrucó a Leila entre sus brazos.

—Te quiero, Leila. —Él aún se sorprendía de que fuera tan fácil decirlo.

—Yo también te quiero, Louis. Las dos te queremos. —Leila apoyó la barbilla en el pecho de Louis—. ¿Sabes una cosa?

— ¿Qué?

—Ojalá tengas razón con lo de mi hermano.

— ¿A qué te refieres?

—No sé, me gustaría que por una vez perdiera la cabeza por amor. Igual que nosotros.

—No creo que él pueda ser igual de... ¿cómo era eso que me decías hace unos minutos? —Se burló él—, ya me acuerdo, «maravilloso», que yo.

—Ya, bueno, pero puede intentarlo.

Louis volvió a besarla para dejar claro que su hermano tenía aún mucho que aprender.

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Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia, me encantó compartirla con ustedes. Pero esto no es un adiós, aún quedan más historias que tengo para compartir. Les agradecería si se pasan por 'Dare to believe', es una historia en la que estoy poniendo mucho esfuerzo, espero les guste. Y también por 'The Girl' que ya está terminada, es una historia corta.