06; Mommy.

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Eran las cuatro menos diez cuando Lauren de asomó a la casa de los Cabello, si bien todo estaba apagado y silencioso, además de las cortinas cerradas, la puerta estaba abierta.
La menor sin tomarle mayor importancia entró, la puerta se cerró estruendosamente tras su cuerpo, lo que la obligó a dar un pequeño saltito en su lugar, antes de girarse y encontrarse de lleno con los ojos color chocolate.

—Señorita Cabello.— Suspiró la de ojos verdes antes de dar un paso más atrás, Camila la estaba devorando con la mirada de una manera que nunca antes lo habían hecho, sus piernas temblaban sutilmente y sentía sus manos sudar.

–Lauren...— Susurró la mayor observándola de pies a cabeza con su precioso uniforme escolar, sí, probablemente lucía como una maldita pedófila obsesiva, pero, Dios sabía cuánto anhelaba violar con su lengua la boca de la menor, y quedarse a la niña para siempre.

—¿D-dónde está Sofi? Iba-íbamos a vernos después de clases.— Lauren se patea mentalmente por tartamudear y da otro paso hacia atrás al no ver rastro de su mejor amiga, o siquiera de la señora Cabello.

—Puedo acompañarte mientras la esperas.— Sentencia Camila dando un largo paso adelante, tomando con suavidad la pálida mano de la ojiverde y llevándola a sus labios.

La respiración de Lauren queda estancada tras su garganta por unos segundos, lo suficiente para que su cuerpo se sacuda con delicadeza, y generar en Camila una enorme sonrisa de satisfacción, donde sus labios cosquilleaban ante la tersa piel de la menor.

—Estoy viendo una de mis películas favoritas, ¿Me acompañas?— La voz de la mujer castaña es ronca y aterciopelada, hipnotizante a los oídos de la inocente Jauregui, la cual simplemente asiente y se deja guiar hasta el sofá de la sala, siendo su cuerpo independiente de su mente.

Lauren se acomoda en la orilla del sofá de tres cuerpos, asumiendo que Camila se sentaría en el lado contrario, cuando nota a la mayor acomodándose a su lado, fija su vista en la pantalla antes de que el calor suba a sus mejillas con intensidad.

En la enorme televisión, la cual claramente está conectada a la computadora de Camila, se reproduce nada más y nada menos que una película porno con el nombre "Mommy wants to play", cuya imagen detenida se centra en una mujer de al menos cuarenta y tantos, en camisa y falda ejecutiva, sosteniendo las manos de una chica en uniforme contra la pared.

Los ojos verdes se posan en la chica que sonríe divertida a su lado y el sonrojo es más intenso.

—Sólo es una broma, Ojitos de esmeralda.— Camila se pone de pie para cerrar su computadora, extendiéndole el control remoto a Lauren para que escogiera una película dentro de la aplicación Netflix, la mayor se acomodó a su lado, sintiendo el roce de la piel de Lauren contra sus pantalones.

La ojiverde pasaba las películas despreocupadamente, finalmente deteniéndose en un clásico infantil, lluvia de hamburguesas.

Camila suelta una enorme risotada, haciendo sonrojar aún más a la menor que hace el amago de cambiar la película, la mayor toma su mano con suavidad y se acerca un poco.

—Hey... Me parece muy lindo que te gusten esas películas, si quieres verla no tengo ningún problema.— Entonces sonrió, deteniendo el corazón de la menor.
Lauren desvía su mirada a los carnosos y rosados labios de la morena, relame los suyos ligeramente agrietados y se acerca un poco.

Camila siente el calor que irradia el cuerpo de Lauren, y no lo resiste. No podría contenerse ni aunque lo intentara, obviamente no lo intenta.
No puede mantenerse firme frente a tan hermoso ángel.
Sus ojos chocolate recorren el rostro de la menor, una de sus manos viaja a la suave mejilla pálida, y sus bocas se unen.

Lauren no sabe qué hacer, cierra sus ojos y aferra sus manos a la remera de la mayor, tratando de retenerla por más tiempo del necesario.

La morena sonríe contra los labios de la ojiverde, causando un tornado de mariposas en su inocente estómago. Camila mueve sus labios lentamente, ayudando a Lauren a imitarla, primero con timidez, luego con ansiedad.

La más baja jala de su remera, recostándose a medias sobre el sofá de tres cuerpos, Camila se acomoda de a poco, con temor a asustarla como si fuera un venadito, sobre el pequeño cuerpo.

Se separan luego de unos segundos, Camila acaricia el costado del rostro de la niña, causando un calor instantáneo en sus pómulos, el adorable gesto derrite a la ojicafé, que se inclina para robarle un beso a Lauren, luego otro, y otro más.

𝑜𝒿𝒾𝓉𝑜𝓈 𝓁𝒾𝓃𝒹𝑜𝓈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora