23; Frozen.

7.4K 680 139
                                    

Camila había vuelto luego de ir por dos tazas de chocolate caliente, apenas cruza el umbral se le escapa un suspiro, Lauren la esperaba sentada con las piernas cruzadas como indio.
El corazón de la mayor se aceleró de manera brusca, sobresaltándola pero arrebatándole una sonrisa, podría acostumbrarse a que la recibiera cada día de esa manera.

Se sienta frente a la niña, entregándole la bebida caliente y bebe un sorbo de la suya sin poder apartar la mirada de los ojos verdes.

—Quién empieza.— Era una pregunta retórica de parte de la mayor, ambas sabían que Lauren estaba ansiosa por preguntar, y no se molestaba en ocultarlo, ya que se mordía los labios constantemente.

El silencio que sigue a la pregunta es interrumpido por la niña que alza la manito como si estuviera en el salón de clases, pidiendo la palabra.
Camila sonríe enternecida y asiente para permitir que esta hable.

—¿Por qué me dejaste después de que hicimos el amor?— Camila se atora con el líquido y traga saliva ante el deje de rencor que aún persiste en la voz de la adorable niña.

Relame sus labios y aclara su garganta antes de responder, sin duda esperaba esa pregunta, pero no tan pronto, no de esa manera.

—Yo... Tenía miedo.—Susurra.

—¿Miedo?—

Camila juguetea con la taza entre sus manos mientras asiente con algo de timidez, alza ligeramente sus ojos chocolate a los verde turquesa de su niña, antes de volver a apartarlos y mordisquear su labio.

—Miedo de lo que sentía, de lo fuera de lugar que es esto, de tu juventud, yo... yo ya no estoy en edad de ir por la vida saliendo con una y otra, verte dormir... despertar contigo... —Lauren sonríe apenas mientras ve el sonrojo ascender por las mejillas de la mujer. Su mujer.— Me dieron ganas de que se repitiera cada día, y tú eres tan joven... Dios, Lauren, eres tan joven. Tenía miedo de que en un par de años me culparas por lo que no pudiste vivir, que me odiaras por arrebatarte tu vida, que te dieras cuenta de que hay personas mejores y que esta adulta amargada te arrebató la oportunidad de conocer... —Camila toma un sorbo de su chocolate antes de sacudir su cabeza por el brusco silencio de Lauren.— Mi turno.

Lauren trata de calmar las mariposas en su abdomen, fracasando y simplemente sonríe para que la mayor continúe.

—¿Me perdonarías?—

Lauren suelta una dulce carcajada antes de asentir, sin despegar su vista de los expresivos ojos chocolate de la mujer.

—Te perdono.—

—Tu turno.—

—¿Qué es lo que más te gusta de mí?—

Camila frunció el entrecejo antes de sonreír por la pregunta. Era una nenita. Era su nenita.

—Me gusta todo de ti.—

Las mejillas de Lauren enrojecieron con tanta fuerza y en tan poco tiempo que Camila aseguró que sus manos estaban aún más pálidas que de costumbre.

—Lo sé, pero qué te gusta más...— Insiste la niña queriendo entender cómo una mujer como Camila podría fijarse en ella.

Un cómodo silencio se instaló entre ambas, los autos ya habían dejado de pasar con frecuencia, y el día ya estaba en su máximo esplendor. Un día nublado, pero precioso.

—Me gusta mucho tu edad... Sí, es algo raro.— Añade la mujer ante el entrecejo fruncido de su niña.— Nunca había estado con alguien tan joven en comparación a mí. Lo que más me gusta, es que rompiste mis esquemas. Me gusta como me haces sentir, me arrebataste el miedo y me devolviste a mi adolescencia.

—¿Entonces si fuera mayor no te gustaría?— La ojiverde inclina su rostro hacia un costado tan dulcemente que el cuerpo de Camila se estremece.

—Me gustarías de todos modos, quiero decir, ¿Te has visto, mi amor? Eres hermosa.—

Camila suelta una ronca carcajada antes de tomar la taza de Lauren de entre sus manos, ganándose un quejido por parte de la niña. Deja ambas bebidas a un lado y, sin dificultad, alza a su bebé por la cintura para acomodarla sobre sus piernas a horcajadas.

Los minutos avanzan y en esa posición íntima las preguntas comienzan a subir de tono y se vuelven más profundas.

"Cuándo fue su primer beso", "Cuál es tu mayor sueño", "Cuénteme un secreto", "Qué quieres estudiar cuando salgas de la escuela", "Su canción favorita", "Tu película favorita", "Posición favorita", "El mejor beso", "Punto sensible", "Fantasía erótica".

—Debo preguntarte esto... ¿Te gustó mi hermana en algún momento?— Lauren lo piensa unos segundos.

—Sofía siempre me ha tratado muy bien, pero no podría verla como algo más, aunque lo intenté.— El silencio de la mayor le preocupa, así que para que esta le preste atención de nuevo, se inclina y le roba un pequeño beso.— Mommy...

—Es mi turno.— Susurra Camila deslizando la punta de su nariz por el rostro de porcelana que tenía la menor.

—No, es el mío. El suyo ya pasó.— El cuerpo de la mujer se estremece por el "Usted" implícito que de vez en cuando empleaba Lauren.

—Una más para mí, anda...— Insiste la mayor mordisqueando lentamente la mejilla de la menor.

—Okay...— Los ojos color café recorren las hermosas facciones en desarrollo de la pequeña, sus manos se colan bajo la ajustada remera de su bebé, acariciando la piel pálida y apretando el cuerpecito con ternura. Su corazón late con fuerza, relame sus labios y sonríe sobre la boca de la ojiverde.— Lauren, ¿Quieres ser mi novia?
























































Entonces el mundo se detuvo.

Camila podría jurar que el planeta dejó de girar en ese segundo, que las personas se congelaron, las aves quedaron estáticas en el cielo y la tierra dejó de trasladarse alrededor del sol.
No escuchó la respuesta, si fue un sí o un no poco importaba, lo único que supo fue que estaba recostada sobre su cama con Lauren Jauregui a horcajadas sobre su cuerpo, con sus bocas sonrientes unidas.

Entonces el mundo retomó su rumbo.

𝑜𝒿𝒾𝓉𝑜𝓈 𝓁𝒾𝓃𝒹𝑜𝓈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora