13; Tensión.

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Pero no es un sueño, es real.
Camila cola sus manos bajo el suéter rosa de la niña, escalando para llegar hasta los pequeños pechos, los masajea sobre la tela del sujetador sin dejar de besar a su Lauren.
Entonces el teléfono de la pequeña suena con un fuerte estruendo haciéndolas sobresaltar.
Camila le pide que corte la llamada mientras besa húmedamente el cuello pálido, Lauren lo considera un par de segundos, pero al ver que es el nombre de "Sofi Cabello" el que brilla en la pantalla, detiene a la mayor con una sonrisa de disculpa.
La morena bufa con fuerza, tomando sin molestias el cuerpo de la ojiverde para levantarla de la silla, sentándose ella y acomodando a la menor en sus piernas.

Lauren responde al cuarto pitido.

—¿Sofi, pasa algo? Sí, lo siento, estaba en el baño... Mmh...— Camila aprieta sus dientes haciéndolos rechinar por la forma en la que su hermana hace enrojecer la niña.— Sí, estoy bien... Muchas gracias. ¿Crees que podría ser mañana?... Genial. Igual.—

Lauren termina la llamada mirando un par de segundos a su pantalla, la mayor aclara su garganta y toma posesivamente las caderas de la ojiverde.

—¿Qué harás mañana?—

—Sofi v-vendrá a mi casa.— Tartamudea la menor por el tono profundo que toma la voz de Camila.

— ¿A quién le pediste permiso?—

— ¿Disculpe?—

—A. Quién. Mierda. Le. Pediste. Permiso.— Repite volteando a la menor y acomodándola sobre su escritorio, ubicándose entre sus piernas.

—Y-yo...—

—¡ERES MÍA, JAUREGUI!— Grita Camila golpeando con su puño cerca del muslo de Lauren. Incluso sobre el mueble, la morena es unos centímetros más alta que la menor.
El cuerpo de la niña se sacude ligeramente, está asustada e intrigada. No sabe si entregarse a la mayor ahí mismo, o huir y jamás volverla a ver.

Lauren toma el rostro de Camila, uniendo sus bocas con tanta determinación que la mayor debe sostenerse de las piernas pálidas para no caer.
Las manos morenas toman a la menor desde su espalda baja, guiándola más a la orilla, y frotando sus caderas contra la entrepierna cálida de la niña.

El éxtasis recorre el cuerpo de Camila con tanta fuerza que teme no poder controlarse, pues al final de todo, no quería que la primera vez de su princesa fuera sobre un escritorio.
Ya tendrían tiempo para eso luego.

La mayor calma de a poco el beso hasta terminarlo, besa la frente de Lauren y le pregunta con una linda sonrisa si quiere continuar con lo que Camila tenía pensado desde un principio.

—Iré donde vaya, señorita Cabello.—

—Dime Camila, por favor, no me hagas más difícil el controlarme.—

—No quiero decirle Camila.—

La morena frunce su entrecejo completamente confundida.

—¿Entonces, cómo quieres decirme?—

—Mommy.—










La idea original de Camila era llevar a Lauren a comer a uno de sus restaurantes favoritos, pero sus planes se vieron frustrados de una manera bastante agradable cuando la niña comenzó a jalar de su mano al bonito parque frente al edificio Hernández, el cual la más alta siempre había ignorado, por un tema de tiempo.

Ambas chicas corren en dirección al área verde, la menor saltando entre dulces risitas, la mayor con los pelos de punta por la osadía de su niña al cruzar sin mirar a ambos lados.

Lauren se oculta tras un árbol, espera a que Camila pase y justo antes de asustarla, la morena se voltea, toma la cintura de la ojiverde con firmeza y sin mucho esfuerzo la derriba, acomodándose a horcajadas sobre el pequeño cuerpo pálido y castigándola con una serie de cosquillas. La niña se retuerce entre carcajadas, la mayor siente su corazón acelerado por el dulce sonido de la risa de bebé que posee su chica y se empeña en pellizcar tiernamente los puntos más sensibles del abdomen de la menor.

— S-seño-señorita...— Lauren jadea mientras intenta hablar entre risotadas. Camila comienza a reír ante el rostro enrojecido de la niña. —B-basta... ¡Amor!— Chilla ya al borde de las lágrimas por las cosquillas.

La morena se detiene apenas, se queda sentada sobre la menor, esperando a que Lauren respire de manera adecuada, y baja del pequeño cuerpecito para acostarse a su lado, mirando fijamente las hojas verdes del árbol que las vigilaba con atención y en silencio.
Le dijo amor, AMOR. Camila jamás pensó que se oiría así de natural, que la haría temblar de pies a cabeza por lo familiar que se sentía.
Lauren apoya sus manos en el pecho de la mayor, posando su mentón entre ambas.

—¿Mommy, pasa algo?—

Nuevamente el corazón de la morena da un vuelco, Dios, esta niña iba a matarla de amor.

Los ojos chocolates perforan los verdes de la niña; a sus treinta y dos años jamás se había sentido tan completa.
Toma el mentón de la menor entre sus dedos y la acerca a su boca, la besa tan lentamente que los labios de Lauren tiemblan igual que la primera vez que se besaron.
La ojiverde se acomoda sobre la pelvis de Camila, guiando una de sus manos al cuello moreno y alzándola ligeramente para volver el beso más profundo.
La mayor tensa su abdomen al sentir las frías manos de su niña arañar la piel tibia, la lengua de la menor continúa con ese adictivo sabor a caramelo, y el delicado movimiento de las caderas vírgenes chocando contra las suyas comienza a embriagarla.

El beso termina casi simultáneamente por parte de ambas, la tensión sexual que se instala entremedio aumenta la humedad entre las piernas de las dos. Camila se inclina nuevamente hacia Lauren, atrapando el hinchado labio inferior entre sus dientes y lo succiona suavemente, mordiéndolo, para luego soltarlo, generando un suave jadeo por parte de la chica pálida.

Qué ganas de hacerle el amor a Lauren Jauregui, por la mierda.

𝑜𝒿𝒾𝓉𝑜𝓈 𝓁𝒾𝓃𝒹𝑜𝓈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora