18; Hacer el amor.

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Dos golpes en la puerta de su hogar llaman su atención, se levanta envuelta en una manta color crema, que arrastra por el suelo desde su cuarto hasta la entrada de su casa, cuando abre la pesada puerta de madera siente algo similar a una patada en el abdomen, pero mil veces más doloroso.

Sofía mira a su hermana con odio, con asco, con envidia.
Camila jamás se sintió tan pequeña como en ese momento. Se hace a un lado para que su hermana menor pueda pasar, y cierra la puerta tras ella, queriendo entender a qué se debía su visita.

-— Sofi, ¿Qué...?— No logra terminar cuando un excelente gancho logra que un puño impacte con su mejilla, haciéndola tambalearse y casi caer. Sostiene su rostro incrédula antes de mirar a su hermana menor, que llora en silencio y acaricia sus nudillos enrojecidos. —Pero... qué te pasa.—

—Eso no es ni una mínima parte de lo que mereces, eres una hija de puta, Camila.
Te odio. Te odio. Te odio.—

—De qué mierda estás hablando.—

—¿Sabes cuántos días estuvo llorando sin parar?— Le pregunta Sofía acercándose a la mayor con una mirada de impotencia y frustración.— ¿Sabes cuántas noches se quedó despierta porque sus pesadillas no le dejaban descansar? ¿Sabes cuántas veces trató de acabar con su vida en estas semanas? —Cada pregunta iba acompañada de un empujón, y Camila supo que Sofi ya lo sabía todo, el siguiente golpe en su rostro no la sorprendió, pero la lanzó al suelo. La menor de las Cabello toma a su hermana por la mugrosa remera color gris y la obliga a mirarla a los ojos.— ¿Por qué le hiciste eso? ¿Por qué nos hiciste esto? Eres una perra egoísta.

—No pensé que llegaría tan lejos.—

—¡DESAPARECISTE DESPUÉS DE QUE LE QUITASTE LA VIRGINIDAD, CAMILA!—

—¡ESTABA ASUSTADA!—

—¡DE QUÉ, NO TIENES PENE!—

—ELLA ES UNA NIÑA, POR DIOS.—

—¡Y ESO TE IMPORTÓ MIENTRAS LA FOLLABAS!— El rostro de Sofía se volteó ante la cachetada de parte de Camila.
La morena más alta de endereza con esa arrogancia característica y se acerca a su hermana que no piensa ceder, ambas se miran a los ojos con sentimientos encontrados.
Sofía no esperaba que su hermana se defendiera, pero esto sólo confirmaba que había tocado una fibra sensible.

—Lo que haya pasado entre Lauren y yo, no es asunto tuyo. Ni siquiera deberías estar aquí reclamando algo que no te interesa.—

—Es mi mejor amiga, sabías que me gustaba, ¡Y NO PUDISTE CONTROLAR TU PUTA CALENTURA! ¡ERES UN ADULTO, CAMILA!—

—Ella también me gusta, Sofía.—

La confesión sorprendió a ambas, la menor da un paso hacia atrás con torpeza, como si el piso se hubiese movido bajo sus pies, y relame sus labios antes de acercarse para empujar a Camila y quitarla de su paso mientras se dirige a la salida.
No había nada más que hacer y eso era lo que más le dolía a Sofía, su hermana había ganado una vez más.

Si a Camila le gustaba Lauren, y viceversa, no había nada malo. Las cosas estaban siendo tratadas de manera errónea, pero no estaba mal, sólo era inapropiado, y eso es muy distinto a algo malo.

—Habla con ella, Camila. Si tanto te gusta, discúlpate. Sé una mujer y hazte cargo de tu error porque no tienes ningún derecho a hacerla pasar por todo esto. Te eligió a ti por sobre miles de personas, así que deja de pensar que la has obligado a algo, y no uses la diferencia de edad como una excusa para encubrir tu miedo al compromiso.—

El portazo hace temblar las ventanas del departamento de Camila, quien se lanza al suelo y trata de respirar adecuadamente.

Entonces se dió cuenta de que lo que le molestó fue que Sofía asumiera que sólo se había follado a Lauren.
Su piel se eriza delicadamente justo cuando su teléfono suena por un mensaje.

Babygirl:
"¿Está bien?"

Camila sonríe antes de abrir la puerta y correr detrás de su hermana menor pidiéndole que la espere.

No, ella no se había follado a Lauren, habían hecho el amor.










Después de haber enviado el mensaje, Lauren lanza el teléfono a los pies de su cama.
¿En qué estaba pensando?, ¿Por qué seguía preocupándose por ella?

Su celular vibra y se abalanza sobre él con su corazón acelerado, desesperada por una respuesta de Camila y sintiéndose estúpida por su ilusión.

Mala idea.

La expectación nuevamente la azota como una ola al darse cuenta de que no es quien ella espera.
Quien ella inconscientemente sigue anhelando.

Sofi Cabello:
"¿Puedes venir a mi casa? Es importante."

Lauren le responde con una afirmación corta y carente de ánimo, cubre su pijama (que consta de una remera gigante y un pequeño short) con un suéter y unos jeans, se calza sus vans, y sale silenciosamente por su ventana, asegurándose de dejar sus llaves cerca de la puerta principal, para que al regresar pudiese sólo tomarlas y entrar en silencio a su casa, evitando que su madre se despertara.

𝑜𝒿𝒾𝓉𝑜𝓈 𝓁𝒾𝓃𝒹𝑜𝓈 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora