Me puse el casco, me monté en la moto y salí por patas a algún lugar de Madrid para poder desahogarme del todo. Toda mi vida queriendo conocer a mis ídolos, a mi Niall y ahora que los conozco nada más tengo problemas con Niall. Seguí hasta llegar a la callejuela de Madrid, la Calle de la Cabeza. Si habéis pasado por esta pequeña calle, situada entre Tirso de Molina y Antón Martín, seguramente los azulejos donde viene su nombre habrán llamado vuestra atención. Una costumbre, en el centro histórico de Madrid, es que las señales donde está el nombre de la calle viene con una ilustración que, de algún modo, se identifica con el nombre de la misma. Esto se hacía para que la gente analfabeta, pudiese reconocer las calles.
El caso es que el dibujo que representa esta calle (una cabeza de un hombre en un plato) ya es bastante explicativo pero mejor contaros la leyenda, tal y como dicen que ocurrió… Por lo visto, en el Siglo XVI vivía allí un rico sacerdote con un criado portugués. El sirviente, guiado por la envidia y por sus múltiples deudas decidió acabar con la vida de su amo, decapitándolo y huyó con su botín. Con el paso del tiempo, el crimen fue quedando en el olvido, ni la cabeza ni el culpable aparecieron.
Años más tarde, el sirviente, ahora convertido en caballero, regresó a Madrid y mientras paseaba por la zona del Rastro decidió comprar una cabeza de carnero para la cena. Tras finalizar su compra, colocó la cabeza bajo su capa y optó por volver a casa. Un alguacil observó las gotas desangre que el caballero iba dejando a su paso, y extrañado optó por darle el alto. Ante la pregunta del vigilante, el caballero respondió que simplemente, se trataba de su cena.
La sorpresa para todos, especialmente para el antiguo sirviente, llegó cuando la fue a mostrar, puesto que la que apareció fue la cabeza del sacerdote que había matado años atrás. El asesino no tuvo otra opción que confesar su crimen, fue encarcelado y ahorcado en la Plaza Mayor mientras que la calle donde se cometió el crimen pasó a ser conocida, ya para siempre, como la Calle de la Cabeza.
Esta callejuela de siempre me ha dado mucho miedo pero no me vendrá nada mal pasar aquí un tiempo desahogándome. Le pegué unas cuantas patadas a un cubo de basura que había por allí y unos puñetazos a la pared hasta que sonó un ruido extraño. Miré hacia donde provenía, de un cubo de basura. Me acerqué poco a poco y sigilosamente hasta que saltó un gato negro de él haciendo que chillara. Me recobré del susto y seguí andando hasta que escuché...¿una paloma?. Si, eso era, una paloma. Había una pequeña paloma intentando volar con el ala rota.
Anabel: Valla susto me habías dado pequeña.- la cogí con cuidado y la metí en la mochila que llevaba en la espalda.- Te llevaré a casa y te cuidaré...¡Kevin!, si, te llamarás Kevin. Verás que alegría le da a Louis verte.
Me monté en la moto de nuevo y puse rumbo hacia casa parándome antes en una tienda de animales para comprarle comida y una cesta de perro a Kevin. Si, le compré una cesta de perro porque no me gusta ver a los pájaros metidos en una jaula. Quince minutos después llegué a casa. Sabía que ahora me tocaba aguantar una enorme bronca por irme chillando y dando un portazo, otra por traer a Kevin a casa y después me revisarán todo el cuerpo para saber que no me he hecho nada. Creo que era mas rápido y eficaz convertirme en un bicho y salir al campo a morir. Aparqué la moto en el garaje, saqué a Kevin de la mochila, suspiré y abrí la puerta de mi casa. Kevin empezó a hacer eso que hacen las palomas, ya sabéis, el ruidito ese, ¿como se llamaba?...¡arrullo!, eso. Empezó a arrullar por lo que yo empecé a acariciarle la cabecita con uno de mis dedos. Escuché como venían corriendo unos cuantos a la entrada. “Este es mi fin”, pensé.
Anais: ¡¿Cuántos años te crees que tienes?!.- dijo andando hacia mi haciendo que yo me chocara de espaldas con una pared que me acabo de enterar que existe.
Puta pared oportuna de mierda.
Eleanor: ¡No vuelvas a dar un portazo más en tu puñetera vida!, ¡¿te has enterado?!.- dijo esta empujando a mi hermana hacia un lado para amenazarme también.
Louis: ¡Quita del medio!.- le dijo a Eleanor. Yo aun seguía con Kevin en mis manos.- ¡¿A qué coño ha venido ese...?! ¿Kevin?, ¡Kevin!.- miré horrorizada a Kevin y después a Louis.
Anabel: ¡Corre Kevin!.- dije soltando a la paloma en el suelo pero esta, en vez de correr de Louis se quedó junto a mis pies.- ¡Estupendo!.
Liam: ¡¿Y encima te traes una puñetera paloma a casa?!
Anabel: ¡Esta puñetera paloma como tú dices tiene nombre!.
Louis: ¡Eso!. Ven con tito Louis, Kevin. Te llevaré a un lugar seguro.- le di la paloma y las cosas que le había comprado a Louis.
Anabel: ¡Ponla en mi habitación!.- le grité una vez que iba por el pasillo.
Niall: ¡Yo no quiero dormir con una paloma!
Anabel: Es que ya te lo dije antes: TÚ NO DORMIRAS EN MI HABITACIÓN.
Niall: A pero, ¿lo decías enserio?.- dijo con la cara descompuesta.
Anabel: No de coña.- dije con sarcasmo. Suspiró aliviado.- PUES CLARO QUE LO DECÍA ENSERIO.- se lo volvió a poner la cara de asustado.
Zayn: ¿Pero es que no hiciste lo que te dije?.- dijo mirando a Niall. Este asintió.
Anabel: Por eso mismo, porque hizo precisamente lo que tú le dijiste no lo perdonaré.- dije aguantándome las ganas de llorar.
Zayn: No entiendo.
Anabel: Que está claro que no me pidió perdón porque sintiera lo que me hizo sino porque no tenía ganas de otras de tus broncas.- Zayn miró mal a Niall el cual agachó la cabeza.- Y ahora, si no os importa me voy a mi cuarto.
Me fui corriendo con las lágrimas al borde de salir. Cuando iba hacia mi cuarto me crucé con Louis saliendo de él. Lo esquivé y entré cerrando con seguro la puerta. Me tumbé boca abajo en mi cama llorando. Poco después me levanté y aún con el bajón puse música triste. Lo sé, muy lógico por mi parte. Empecé a llorar de nuevo y el doble y volví a tumbarme en mi cama pero en el lado que se durmió la noche anterior Niall. Un minuto después noté como algo pequeño y con plumas rozaba su cabecita por mi cara. Levanté la cara un poco y vi a Kevin el cual me pasó un pañuelo que llevaba en su pico. Lo cogí y me sequé las lágrimas. Luego le di un beso en la cabeza en signo de agradecimiento. Kevin se quedó mirándome con la cabeza de lado mientras arrullaba.
Anabel: Tranquilo, estoy bien.- dije mientras me sentaba y secaba las lágrimas. Pero hasta que sonreí no puso su cabecita derecha.- ¿Contento?.
Me levanté y quité la música. No se por qué pero me daba la sensación que Kevin quería que le contase todo y así lo hice. Le conté todo lo que había pasado mientras él escuchaba atento, o al menos eso creo.
![](https://img.wattpad.com/cover/12208879-288-k189718.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Soñar es Posible
FanfictionHola, somos Anabel y Anais Celeste, dos hermanas gemelas de 18 años. Vivimos en un piso en Madrid independientemente de nuestros padres. Tenemos una media de 10'5 y 10'4 respectivamente. Estudiamos para los exámenes de selectividad para poder o int...