Gratitud.

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-¡Alexander! –Gritó Prue, desesperada. ¿Cómo tenía el valor de marcharse en una situación como aquella? Se quedó en el quicio de la puerta hasta que la figura del verdugo desapareció en la lejanía.

Finalmente, no le quedó más remedio que entrar en la casa. Phillipe no dejaba de despotricar contra Patíbulo.

-¡Ese bastardo! –Decía, mientras su padre asentía, dándole la razón -¿Cómo se atreve?

-Le agradecería que moderara su lenguaje –Victoria no alzó la voz mientras bajaba las escaleras con porte regio, pero todo el mundo alcanzó a escucharla-. Además, no creo que sea propio que ande insultando al prometido de mi hija.

-Victoria... -Gerard suspiró, y se tocó el bigote con aire hastiado-. Ya hemos hablado de esto. Elizabeth se casará con...

-En realidad... -Lo cortó Michel, lanzándole una mirada de disculpa a su hijo-. He decidido cancelar la propuesta de la boda de Phillipe y Elizabeth.

Gerard se sentó en el sillón, lívido. Martha se llevó las manos a la boca, Prue no estaba segura de sí sorpresa o emoción, y Victoria permaneció callada, pero entornó los ojos de forma peligrosa.

-Todo el enlace de Phillipe con Elizabeth...

-Lady Elizabeth –corrigió Victoria en un susurró.

-Lady Elizabeth... Acarreó muchos problemas desde un primer momento. Por supuesto, la oferta de casarlo con Lady Martha sigue en pie.

-¿Padre? –Phillipe parecía molesto-. Esto no era lo que habíamos acordado.

Michel suspiró y se acercó a su mujer y a sus dos hijos pequeños. Inés se levantó de donde se encontraba sentada y carraspeó.

-Phillipe, hijo... Tu padre y yo creemos que esto ha sido una señal divina. No creemos que Dios apruebe esta unión.

-¡Pero...!

-Como ya he dicho –continuó Michel, sin mirar a su hijo-, continuamos con la oferta que hicimos por Lady Martha.

-¿Y usted cree que puede ir menospreciando a mis hijas así como así? –la voz de Victoria sonó gélida, más de lo habitual.

-Victoria –advirtió Gerard-. Aceptamos la propuesta, claro.

Martha ahogó una exclamación de alegría. Prue no podía creerse que su amiga todavía ansiara casarse con un hombre como él. Sin embargo, también era cierto que aunque hubiera querido negarse, su padre la habría obligado. En aquel tipo de enlaces políticos no existía sitio para el amor.

Victoria apretó los labios hasta que formaron una fina línea, pero no replicó. Martha, emocionada, subió las escaleras hacia el cuarto en el que yacía su hermana. Después de un silencio incómodo, Prue carraspeó e hizo una delicada reverencia, tal y como Martha le había enseñado.

-Con su permiso.

Nadie respondió.

Subió los escalones todo lo silenciosamente que pudo, hasta llegar a la puerta del cuarto de Elizabeth. Quiso llamar a la puerta con los nudillos, pedir permiso para entrar, pero en lugar de eso se quedó junto a la puerta, en silencio, tratando de distinguir algún sonido. Desde el piso de abajo le llegaban voces apagadas, planes de boda, quejas que no eran escuchadas.

Llanto.

-Ojalá, Elizabeth, despiertes pronto. ¡Sería tan feliz si lo hicieras! Por fin me han comprometido de nuevo con Phillipe. Quizá ahora se enamore de mí...

Prue no lo aguantó más. Llamó a la puerta y entró, sin esperar respuesta.

Martha se encontraba sentada sobre la cama de Elizabeth. Siempre le había sorprendido lo diferentes y parecidas que podían llegar a ser las dos hermanas, quizá porque era hija única.

Las lágrimas de la bruja. #PNovel #BubbleGum2017 #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora