Día 25 del mes de Diciembre.
Hoy es Navidad. Hace mucho que no escribo. Tranquilo, nadie me asesinó cuando Natalie me llevó con ella a la guarida de la bruja de fuego. No sé si sentirme agradecido o decepcionado.
Sin embargo, y antes de que te aburras y pases de página, debo decir que sí encontré algo interesante en su guarida.
¿Sabes lo que es la noche de Walpurgis? Si no lo sabes, te recomiendo cerrar este diario, porque todavía te queda un largo camino para convertirte en cazador. Pero como soy una buena persona, te lo explicaré igualmente, por si acaso: la noche de Walpurgis es un aquelarre que se celebra la noche del 30 de abril. Vaya cosa, dirás. No te precipites. Este aquelarre es diferente, sobre todo si las brujas cuentan con su reina. No quiero alarmarte, ni amargarme escribiendo sobre las consecuencias de la noche de Walpurgis el día de navidad, así que eso lo dejaremos para otro momento. Lo que sí te voy a contar es una leyenda que he oído, y que cada vez que investigo me parece menos una leyenda y más una historia real.
Se dice que, al principio, Lilith, la primera bruja, tuvo cinco hijas. Walpurgis fue la mayor, y ella recibió la magia de la luz, una magia muy rara, de la que hoy en día casi no quedan brujas (supongo que cuando tú leas este diario, quedaran aún menos), Calypso fue la segunda, y fue una bruja de agua, Morrigan fue la tercera, y controló la tierra, Dorothy fue la cuarta, dotada de la magia del aire, y la última fue Izalith, domadora del fuego.
En la época de las primeras brujas, ellas no eran entes malignos. Eran siervas de la madre naturaleza, algo así como sacerdotisas. Vivían en pequeñas comunidades en los bosques, y ofrecían su ayuda a todo aquel que la necesitara. No suena mal, ¿verdad? Y, sin embargo, Walpurgis odiaba aquel modo de vida.
Quizá te estés preguntando el por qué. Walpurgis era muy poderosa. Normalmente, la primogénita es la más fuerte, y en su caso, se cumplió esta norma. Ninguna de sus hermanas le proporcionaba un reto, ni siquiera Izalith, que superaba a Morrigan, Calypso y a Dorothy sin demasiado problema.
Walpurgis se sentía humillada al tener que servir a los humanos, y así se lo hizo saber a su madre y a sus hermanas. Walpurgis deseaba, cómo no, que la sirvieran a ella, en lugar de tener que servir ella a los demás.
Por lo que he leído, Lilith se asustó. En su época todavía no había muchas brujas, y eran todas criaturas benevolentes. ¿Pero y si Walpurgis sembrara en ellas la sombra de la duda? Lilith sabía que aquello llevaría a una guerra entre humanos y brujas, y aunque las brujas eran fuertes, eran pocas. ¿Debía arriesgar la vida de los suyos por un poco de poder?
Lilith decidió que no.
Desterró a Walpurgis, pero ese fue el único castigo que le aplicó. Al fin y al cabo, era su madre. ¿Cómo iba a maldecirla?
Y aquello enfureció a Walpurgis, que obedeció de todos modos y se marchó con un puñado de seguidoras. Tramó un plan para hacerse con el poder, pero se dio cuenta de que no era lo bastante fuerte. Quizá pudiera superar a sus hermanas, pero todavía no era rival para su madre, así que hizo lo peor que una bruja puede hacer:
Invocó a la magia de las sombras.
No sé cuál es el precio a pagar por hacerse con semejante poder, pero te puedo asegurar que no es barato. Algunos dicen que fue su alma, otros dicen que fue su primogénito, algunos pocos dicen que fue un sacrificio humano. Quizá fuera todas esas cosas juntas. Prefiero no pensar en ello.
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Las lágrimas de la bruja. #PNovel #BubbleGum2017 #Wattys2018
FantasyGanadora de los premios Writers for writers 2017 en la categoría de Maravillas sin descubrir. Prudence Anderson hubiera preferido no tener que mudarse a ese pequeño pueblo dejado de la mano de Dios. A pesar de que llega ahí tratando de huir de un pa...