—¡Oh por dios! —exclama Jos mientras entro a la cocina.
—¿Qué? —pregunto abriendo la nevera.
—¡Son las nueve!¡Y tú no te has vestido! —grita, lo miro frunciendo el ceño.
—¿Y qué...? Oh rayos, llegaré tarde —saco el galón de leche para darle un buen trago.
—¡No seas cerdo! Yo también bebo de ahí —reclama Jos, camino a la salida pasando a su lado.
—Gracias —le quito una tostada y salgo de la cocina.
—¡¿Jennifer vino anoche, verdad?! —grita cuando cierro la puerta de mi habitación.
*
Cinco minutos, tengo cinco minutos para llegar a tiempo, de lo contrario Victoria me gritara y descontara de mi salario. Llevo en mis brazos ideas para el nuevo proyecto de marketing y en mi mano un café, que cuenta como parte de mi desayuno.
Me adentro al ascensor, en el cual ya hay un chica.
—Buenos días —saludo por educación.
—Buenos días —me contesta. Los siguientes segundos pasan en silencio hasta que uno de los tantos carteles enrollados que cargo se me cae— Oh —la chica se agacha y lo recoge por mí.
—Gracias —trato de tomarlo pero no puedo, si me muevo podría terminar tirando los demás, la chica ríe suave. Una linda carcajada a decir verdad.
—No hay de qué —mete el cartel bajo mi brazo, sin necesidad de que los demás caigan— ¿Siempre eres así de, am, desordenado? —me señala con una ceja alzada.
—Y eso que no has mirado mi oficina —bromeo, vuelve a reír. Uau, su risa es tierna.
Las puertas del elevador se abren y salgo porque es el piso en el que se hacen las juntas directivas, una empieza en dos minutos y debo estar ahí sin embargo giro para ver a la chica.
—Soy Alonso —le digo.
—Cora —responde y las puertas se cierran.
*
Victoria asiente sonriendo. Le gustan mis ideas. Es una mujer de treinta y tantos años, con piel bronceada y su característico peinado, una coleta alta para su largo cabello de risos, sus labios son regordetes y sus ojos son azules claros.
—Bien, señores —se levanta de su lugar, en la cabeza de la mesa, como presidenta de la empresa— Conseguiré patrocinadores, tendremos modelos y haremos una sesión como primer paso. Los veré la próxima semana —y con ello todos los hombres y pocas mujeres que rodean la mesa se levantan y se dirigen a la salida. Empiezo a guardar mis cosas.
—Gran trabajo, Villalpando —Victoria guarda papeles en una carpeta roja.
—Gracias.
—Llevalos todos a la oficina principal —me ordena, asiento. Cuando tengo todos perfectamente doblados, salgo y aprieto el botón del elevador.
Dentro de mi oficina, en el penúltimo piso, Jennifer tiene las piernas cruzadas sentada sobre mi escritorio.
—Si no hubiera sido yo el que entrara, ¿qué habrías dicho?
—Depende.
—¿De qué? —coloco los carteles sobre la mesa que hay a lado de la puerta.
—Si era hombre, tal vez te hubieras llevado una sorpresa —sé que bromea pero eso no evita que me entren los celos— Y si era mujer, le hubiera dicho la verdad.
—¿Qué es? —coloco el pestillo a la puerta antes de caminar hasta ella.
—Que te espero para trabajar —acaricio sus piernas— Que ventaja que hoy me han cambiado de jefe, jefe. —frunzo un poco el ceño— Ésta semana voy a fotografiar para ti —me sonríe de lado.
—¿Por qué no me lo dijiste anoche?
—Porque estaba ocupada —pasa sus brazos por mi pecho hasta desabrochar mi camisa— Jefe, está tenso —abre las piernas para abrazar mi cadera con ellas, gime. Llevo mi mano a su boca.
—Sh —ríe mirándome con aire travieso.
—¿No es excitante hacerlo mientras todos
trabajan? —niego volando los ojos. Beso sus labios mientras ella suelta risitas.*
Abrocho los botones de mi camisa mientras veo a Jenni girar en mi silla de escritorio. Me acerco a ella y dejo un beso en su mejilla, ella sonríe.
—Ahora vuelvo, debo ir a dejar todas las ideas en la oficina principal —asiente.
—Como no tienes modelo, tengo el día libre —se pone de pie. Tomo en mis brazos los carteles y carpetas, ella abre la puerta. Alza la cejas y salgo, ella sostiene la puerta por mí.
—Gracias —digo.
—Te ayudaría pero necesito ir al baño —camina a mi lado— Te veré en la noche. —deja un beso en el aire y se aleja al final del pasillo. Yo en cambio me dirijo al elevador.
Las puertas del elevador se abren y Cora está dentro. Me sonríe de lado mientras entro.
—Hola —digo y la miro mientras las puertas se cierran. Su garganta tiembla— ¿Estás bien? —pregunto. Ella mira las puertas del elevador, esperando que se abran, pero yo sé que faltan 30 pisos antes de eso. Parpadea varias veces antes de asentir.
—Lo... —carraspea, aclarándose la garganta— Lo estoy —dice pero sé que miente.
—No parece —su mirada se posa en mí unos segundos.
—¿No te pasa que, aceptas salir con alguien sin compromisos, y al final te cansas de recibir migajas de afecto? —su voz se quiebra, revolviéndome el interior.
—Sí —respondo sinceramente, mi "relación" con Jennifer se basa en sexo, ella no está dispuesta a sentar cabeza y al principio, yo lo acepté sólo porque tenía la oportunidad de tenerla. Pero me duele que para ella es sólo eso, sexo, pero para mí, es más, mucho más.
—¿En serio? —Cora me mira algo sorprendida. Me encojo de hombros.
—A veces no hay nada que hacer —le sonrío de lado, con tristeza— No puedes obligar a alguien a estar en una relación —digo, por ello siempre me he tragado los celos con Jennifer.
—¿Y qué haces al respecto? —miro su rostro, el dolor surca sus facciones. Niego.
—Si encuentras la respuesta a esa pregunta, me gustaría que la compartieras conmigo —muerde su labio inferior.
—Gracias, Alonso —se acerca a abrazarme, no la rechazo y la estrecho. Segundos después se aparta— Lo siento, necesitaba un abrazo —me mira apenada, inclusive así se mira más tierna.
—Está bien, cuando necesites otro aquí estoy —le sonrío. El ascensor se abre, otro hombre entra. Las puertas se cierran y Cora me abraza de nuevo, correspondo. Siento su aliento en mi cuello y me estremezco. El cuello es mi punto débil, amo cuando Jenni me lo besa y amo cuando yo se lo beso a ella. Siento cada centímetro del cuerpo de Cora contra el mío, bueno, de la cintura para arriba, suspiro tratando de relajarme. Estoy teniendo una reacción corporal involuntaria. La cual está muy fuera de lugar.
Minutos más tarde se aparta y me sonríe, no había notado lo hermosa que es.
Su piel es blanca, casi pálida, sus ojos son grandes, color negro, sobre estos tiene una gruesas pestañas, su nariz es pequeña y angulosa, tiene pequeñas pecas en ella y en las mejillas, casi son invisibles por el rubor pero ahí están, sus cejas son oscuras y gruesas pero se miran bien, tiene pequeñas ojeras bajo los ojos, pero raramente se miran adorables, sus labios son gruesos y rojizos... me pregunto que se sentirá besarla. Aprieto los labios dejando de mirarla. ¿Qué me pasa?
Las puertas se abren y bajo, debo dejar los carteles –y alejarme de Cora–. Mientras avanzo por los pasillos saco mi celular del bolsillo. E intento que mi reacción involuntaria pase desapercibida, que acto más fuera de lugar, me desconozco. Busco en mis contactos.
—¿Qué pasa? —habla Jennifer del otro lado.
—No te vayas aún.
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Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || Editando
FanfictionSoy un tonto que no sabe amar. Jenni, definitivamente estás loca no sé porqué te provoca mi forma de ser, creas un zoológico en mi interior. Cora, cierro los ojos y pienso en ti. Provocas cosas en mi cuerpo y no sabía que estaba hambriento hasta qu...