Capítulo 15

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Hacía unos minutos había llegado al parque donde se llevaba a cabo la recreación, estaba usando la ropa que Cora me había ayudado a comprar. Y ahora la estoy buscando con la mirada, me siento desubicado sin Cora diciéndome cómo funcionan las cosas.

Unas chicas, es decir damiselas o doncellas pasan caminando a mi lado y una rubia me sonríe con coqueteo. Aprieto una sonrisa como respuesta, no quiero una nueva... Un momento, ¿por qué no? Tal vez ella sí me corresponda, así podría dejar de pensar en Cora y Jenni. Oh, ¿a quién quiero engañar? No me puedo sacar de la cabeza lo que no sale del corazón.

—Francisco —Catalina me besa ambas mejillas, me tomo un momento para procesar. Francisco, mi personaje, yo.

—Madre —digo

—¿Dónde está María? —habla utilizando el acento británico/francés.

—Oh, por ahí —ella sonríe.

—Acompáñame —mete su brazo debajo del mío y guía mi camino. —Escucha, saliendo de nuestros roles... —empieza a decir la chica sin el acento— necesitamos hablar sobre tu personaje.

—¿Qué sucede?¿Hay algún problema?

Catalina procede a explicar ciertas normas de la comunidad, tales como convivir en paz, o tener ciertos conocimientos y destrezas. Como interpreto a Francisco II, futuro rey de Francia, -porque actualmente Enrique II es rey-, debo ser hábil con la espada, debo conocer estrategias de guerra, debo conocer a la corte real.

—Francisco —nuestra platica se ve interrumpida por Cora quien me sonríe. Le devuelvo la sonrisa.

—Hola, Co, María —corrijo.

—Reina —María, es decir, Cora hace una pequeña reverencia en saludo hacia Catalina.

—María, espero no te moleste pero debo llevar a Francisco al castillo —dice Catalina, yo la miro con las cejas fruncidas. ¿Castillo?

—Oh, no es problema —responde Cora, ha estado hablando con ese acento y se ve adorable.

—Bien, Francisco, vámonos —Catalina empieza a caminar y yo no quiero ir sino es con Cora así que me animo a decir

—Madre, de hecho —digo dando un paso en su dirección, Catalina se detiene y gira medio cuerpo para verme—. Quisiera que María viniese con nosotros —intento lucir mi acento un poco, miro a Cora y por su sonrisa puedo presumir que me salió bien, bueno, no taaaaan mal.

—En ese caso, ¿Qué esperas, María? Vámonos —Catalina vuelve a caminar y yo espero que Cora coloque su brazo bajo el mío para así caminar juntos.

—Por cierto, luces bellísima —murmuro para Cora, ella sonríe. Luce el pelo recogido en trenzas pequeñas para dejar la mayoría de su pelo negro en ondas. Con un vestido, labios rojos y también lleva joyería encima.

—Gracias —dice.

Avanzo por el pasillo con Cora a mi lado. Catalina avanza frente a nosotros hablando sobre las próximas festividades, y cada vez que otra persona pasa a nuestro lado Catalina nos presenta.

El castillo, es tan sólo un edificio pequeño construido para la recreación, fuera del parque y sólo abarca un pasillo que lleva a siete diferentes habitaciones. La habitación del Rey y Reina, la habitación de discusión, donde se toman decisiones importantes con la corte real, la sala del trono, el comedor, la cocina, el salón de festividades, donde se llevan a cabo ciertos bailes, y una habitación que pasa como calabozo.

—Francisco, hijo —escucho que dice la voz de un hombre a mis espaldas. Los tres nos detenemos para voltear a ver.

—Enrique —dice Catalina con desdén. Enrique es un muchacho como de mi edad y está vestido con gabardina verde, también tiene una corona en la cabeza.

Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora