Capítulo 17

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Pongo un poco de atención a la situación que me rodea.

—España quiere comprar madera, ahora hablando de la forma de pago, ¿nos conviene el oro o un intercambio por algún otro material primo? —dice un consejal, quien es parte de la corte real de Francia.

—Inglaterra se está aprovechando de la baja fuerza que hay en las fronteras de Escocia —todos los presentes, incluido mi padre y yo volteamos a la puerta. María, es decir, Cora entra con un semblante de enojo.

He estado conociendo más facetas de ella, sobre todo la del enojo, se toma muy en serio su rol como Reina de Escocia.

—Necesito que nos dejen a solas —dice Enrique, mi padre. Todos los consejales salen, excepto yo. Una vez que las puertas se cierran María vuelve a hablar.

—Francia debe enviar apoyo a las fronteras de mi país —exige Cora con voz firme.

—María, me temo que no puedo hacer eso —dice Enrique. Bajo la cabeza.

—¿Por qué no? —sus cejas fruncidas le dan un aspecto adorable.

—Porque a diferencia de ti, Francia tiene que preocuparse por más de un enemigo. Hay más fronteras aquí que en Escocia.

—Si Francia estuviera siendo atacada Escocia apoyaría —ataca Cora, suelto un suspiro.

—Lo siento, María.

—Seis compañías —pide Cora. Enrique me mira. Cora igual, ladeo el rostro, ¿qué puedo hacer yo? Ya hemos atravesado está situación, hace una semana y, yo no tengo poder alguno para apoyar a su nación—. Cuatro —insiste.

—No enviaré hombres a morir, si van y pierden entonces Inglaterra verá la debilidad, atacarán de nuevo y me veré obligado a mandar más hombres y así sólo perderemos. Se llama estrategia, María. —Cora luce realmente molesta y logra hacer un puchero que sólo me derrite el corazón. Ella me mira en busca de apoyo y yo suelto un suspiro.

Sale de la habitación echando humos.

—Deberíamos apoyarla —sugiero, mi acento inglés ha mejorado con el tiempo. Enrique me ignora por completo. Niego con la cabeza y salgo tras Cora. —María —la alcanzo y ella me mira molesta.

—Francisco, han raptado a niños y están asesinando a mis hombres —dice.

—Sabes que no puedo hacer nada —digo con tristeza. Se suelta de mi agarre.

—En ese caso debo encontrar una forma de cuidar mi pueblo —da vuelta y se va.

Todo esto es actuación pero me siento mal al ver esa expresión en su cara, sin importar que se vea adorable.

—Ay, Cora —suelto en un suspiro pasando mis manos por mis caderas.

*

—Delfín —una chica con melena rubia me sonríe coqueta. Aprieto los labios en una sonrisa forzada, estaba buscando a Cora—. Soy...

—¿Has visto a la Reina María? —pregunto interrumpiéndola.

—Estaba junto al lago —asiento—. Soy Lady Yvette —dice tomando mi antebrazo cuando empiezo a alejarme, mis ojos ven su mano sobre mí, luego veo sus ojos. Café miel. — Soy hija de Lord Narcisse —habla con acento francés, aparto con delicadeza mi brazo.

—Hija de un noble, ¿en que le puedo ayudar? —pregunto. Ella me sonríe.

—Soy nueva aquí —susurra, doy una rápida mirada alrededor—. ¿Puedes ayudarme?

—Ahora mismo no puedo, pero te buscaré —le digo alejándome. Me dirijo al lago en busca de Cora, o bueno, María.

He convencido a Enrique de mandar tres compañías, le fascinara la noticia.

Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora