Capítulo 13

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Entro al departamento casi a las diez de la noche, Jos está en el sofá viendo televisión, o algo así ya que le presta más atención al celular.

—Ven a ver esto —me dice. Dejo mi mochila en el suelo y camino hacia él guardando mis audífonos en un bolsillo.

—¿Qué pasa? —alza la cabeza y me señala el televisor. Es Jenni. Es el comercial que filmó el fin de semana.

Me dejo caer en el sofá y lo admiro, Jenni lanza miradas coquetas a la cámara y ríe. Luego está corriendo por el bosque, en cámara lenta, para finalizar con una mirada misteriosa después de haberse perfumado.

—Yo nunca entiendo los conceptos de los comerciales —dice Jos.

—Se mira preciosa —digo.

—¿Por qué estás vestido así?

—Fui a practicar un poco. —me levanto y Jos me sigue con la mirada.

—¿Boxeo?

—Ajá —me encamino a mi habitación y Jos corre para impedirlo. Suelto un suspiro.

—Sólo vas al box cuando estás realmente enojado, ¿qué pasa?

—No estoy enojado.

—Ajá, empieza a cantar. —Se cruza de brazos, ruedo los ojos.

—Bryan.

—¿Bryan?

—Sí, Bryan —regreso a sentarme en el sofá.

—No entiendo, explicate.

—Bryan hizo de Jenni —señalo el televisor— la cara de su nuevo perfume, o del perfume que crea la empresa donde trabaja, como sea. Hoy la llevó a unas entrevistas para ser modelo.

—Okaaaaay, no veo el problema. Sería una buena oportunidad para Jenni.

—Y para Bryan, para tenerla cerca, para llamarla —resoplo.

—A ver, ¿estás celoso?

—Nooooo —utilizo sarcasmo. Jos sacude la cabeza y se sienta.

—No tienes derecho —frunzo el ceño— Tú y ella no son nada, así que no puedes ser celoso.

—¡Sí puedo! Mira —junto las cejas con una expresión molesta.

—Y de todos modos, Bryan sabe que te gusta.

—Pues eso no lo detuvo en el pasado. —Jos frunce las cejas y luce realmente confundido.

—¿De qué hablas?

—Se acostó con ella, Jos. —La sorpresa se refleja en su rostro.

—¿Qué clase de amigo...? —lo interrumpo.

—No-es-mi amigo —remarco.

—¡Dios santo! ¿En qué me momento me perdí? —exclama cansado.

—Y como rechace su amistad quiere quitármela.

—Alonso, como tu amigo y sin intención de herirte, no se pierde lo que no se tiene.

—Uau —digo, paso mis manos por mi rostro, como si estuviera quitando/sacudiendo agua.

—¿Qué te sucede? —Jos frunce sus pobladas cejas.

—Esa bomba me explotó en la cara —digo aún pasando las manos por mi rostro, luego me pongo de pie.

—Dile que la amas y abstente a las consecuencias —entro a mi habitación ignorando el comentario de Jos. Me acuesto en mi cama admirando el techo, últimamente es lo que más hago por todo este lío.

Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora