Jennifer dibuja sobre mi pecho con su dedo índice, quito los rubios risos de su frente sudorosa.
—Llevas mucho rato callada, ¿qué sucede?
—Nada, sólo pienso —evita mirarme a los ojos, mi corazón se acelera. Si no fuera nada me miraría y sonreiría. Beso sus labios mientras mi mano acaricia uno de sus pechos. Sus labios no toman el control del beso, ni siquiera me sigue. Algo sucede. Dejo de tocarla y besarla.
—Dime qué te pasa —ordeno, porque sé que si pregunto no me dirá. A Jennifer siempre le han gustado las cosas directas, las cosas rudas, las cosas que son... órdenes.
—Han sido tres veces, hoy —sus verdes ojos me miran, pero no logro descifrar nada. Sé que se refiere al sexo.
—¿Y te preocupa quedar...? —cualquier rastro de afecto desaparece de su cara. Frialdad es todo lo que encuentro en sus facciones, muy apenas.
—Sabes que no puedo —maldigo entre dientes. Lo olvide. Hacía seis años, cuando Jennifer tenía sólo dieciséis años, su novio, en aquel entonces, la embarazó. Las cosas en su vida marchaban normal, hasta que su novio la dejó y ella sufrió un aborto natural. Perdió al bebé y cualquier posibilidad de quedar embarazada de nuevo, algo relacionado con la menopausia prematura.
—Oh, cariño, lo siento —beso su hombro. Dejo mis labios allí, sobre su piel. Se deja caer de espaldas en mi cama, separando nuestros cuerpos desnudos.
—Sólo, un minuto —cierra los ojos y alza los brazos, no me concentro en sus pechos desnudos si no en la forma en la que respira, sé que es algo que le duele.
Siempre he admirado su fuerza, cómo siempre sigue adelante con la frente en alto, perder a un hijo nunca es fácil, y nunca se olvida. Siempre compare a Jenni, con mi mamá... o bueno hasta cierto punto. Desde que era pequeño soñé con encontrar a una mujer tan buena como mi madre, una mujer buena para convertirla en mi mujer y cuando conocí a Jenni creí que mi sueño se había cumplido, pero conforme el tiempo avanzaba me di cuenta de que sí, había encontrado a esa chica ideal pero yo no era ese chico para ella, sé que me quiere o que me aprecia pero no me ama.
—Déjame... —empiezo a pedir pero me callo, si lo pido me va a rechazar. Me acerco a ella y la rodeo con mis brazos, enredo mis piernas en las suyas. Sujetándola. Ella suelta un suspiro profundo correspondiendo mi abrazo, nuestras partes íntimas rozan, jadeo. Besa mi boca.
—Buenas noches, jefe —murmura con los ojos cerrados. Beso el pequeño lunar que se encuentra donde su mejilla y su boca se unen, mi lunar favorito de su cuerpo.
—Buenas noches, cariño. —cierro los ojos para dormir, así soy feliz. Durmiendo junto a la mujer que amo.
—Ay por Dios —Jenni suspira, me río— ¡No te rías! —me pega con su puño pero sin nada de fuerza— Mañana, en mi departamento. —declara.
—Se aman —justifico, Jos y su novia peleaban de nuevo. Jenni entierra su cara en mi pecho.
*
YO INVITO EL ALMUERZO, manda Jenni en un mensaje. Sonrío guardando el móvil en mi bolsillo.
—Señor Villalpando, la señorita Victoria entra a su oficina —dice Margaret a través del teléfono de oficina. Segundos después la puerta se abre y Victoria entra con una tableta en sus manos.
—Te presento las modelos con las que contamos —camina hasta mi escritorio para pasarme la tableta.
—Buenos días jefa, he tenido una excelente mañana gracias por preguntar —alardeo mirando las fotos de las modelos.
—Sí, sí, buen día Alonso —vuela los ojos.
—¿Te has levantado con el pie izquierdo? —paso de fotos una y otra vez, no, nada de rubias.
—Has tu trabajo y ya —me ordena, la miro un segundo antes de concentrarme en acatar la orden. Sí, tuvo una mala mañana. Victoria y yo somos compañeros de trabajo desde hacía dos años, si bien no somos amigos, nos llevamos bien. Aunque a los ojos de otros socios, sólo hablamos de trabajo, cuando estamos solos podemos hablar acerca del cine u otra cosa de manera relajada. Pocas han sido las veces que me trata justo como ahora cuando estamos solos, y siempre ha sido a causa de que algo sale mal en una negociación o mis retrasos a juntas directivas. Pero está vez parecía un problema personal. Pues las negociaciones son hasta fin de mes y estamos a comienzos.
—La castaña tiene una apariencia más natural y luciría bien frente a la gran manzana —digo pasándole la tableta con la foto en la chica que digo.
—Bien, necesito las fotos para el jueves —ordena caminando a la puerta— Tu asistente te pasara los datos de la chica, y que tu fotógrafa asignada realice el trabajo. —y terminando de decir ello, sale.
ESTÁS LEYENDO
Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || Editando
FanficSoy un tonto que no sabe amar. Jenni, definitivamente estás loca no sé porqué te provoca mi forma de ser, creas un zoológico en mi interior. Cora, cierro los ojos y pienso en ti. Provocas cosas en mi cuerpo y no sabía que estaba hambriento hasta qu...