Capítulo 5

108 4 1
                                    


—¿En serio? —frunzo las cejas mientras sostengo la puerta del restaurante, Jenni sale y la sigo.

—A veces soy torpe —se encoje de hombros llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón.

—Okay, ya entiendo porqué no me respondías —Jenni había tirado su celular, accidentalmente, a la lavadora, ahora no tiene celular ni lavadora.

—Anda, nos quedan quince minutos de sobra —toma mi mano, entrelazando sus dedos largos y delgados con los míos. Guiándonos a un local de electrónicos.

—Oh vaya —murmuro, Cora está al fondo del local sentada junto a una castaña.

—¿Qué te parece ese? —habla Jenni a mi lado, quito mis ojos de Cora para mirar el celular color blanco que hay detrás de una vidriera.

—Comprálo en negro —muevo mis ojos de nuevo hasta Cora, ella ríe. Una sonrisa se pinta en mis labios, es hermosa.

—Cierto —la mano de Jenni me suelta para acercarse a un hombre que la ayude en la compra.

Cuando Cora hace su sonrisa más pequeña me parcato de que está almorzando con la castaña, y no sólo eso, tiene el pelo largo, más abajo de la cintura y es oscuro, haciendo que resalte su piel pálida. Me quedo ahí, mirándola a lo lejos. Mirando la manera en la que sus grandes ojos se hacen pequeños mientras ríe, admirando las curvas sobre sus comisuras, y esos labios rojos. Respiro profundamente.

—¿Le puedo ayudar en algo? —me dice alguien pero lo ignoro, camino hasta Jenni, quien ríe por lo que sea que el moreno le diga, la tomo de la mano para sacarla del local.

—Oye, ¿qué te pasa? —el tono de su voz me indica que está disgustada.

—No estoy celoso —aclaro, sé que eso piensa.

—Ajá —no me cree. Me detengo en el medio de la plaza y la beso, tarda pero me corresponde. Termino de besarla dejando un beso en su mejilla, luego la arrastro por la plaza hasta los baños públicos— ¿Qué...?

—¿Alguna vez lo has hecho en un baño? —susurro, la veo sonreír. Me adentro al baño de caballeros, entro y al confirmar que el último chico sale dejo que Jenni entre, para seguido poner el pestillo a la puerta.

—Me encanta cuando te pones cachondo —sonríe, beso su cuello mientras la cargo para dejarla sobre el lavamanos. Acaricio sus muslos— Diablos, el almuerzo termina en diez minutos —me recuerda. Desabrocho su pantalón y lo bajo junto con su ropa interior negra.

—Seré rápido —digo antes de inclinarme, ella lleva sus manos a mi cabello.

*

—Necesito ir al baño —dice Jenni cuando entramos al edificio donde trabajamos, la tomo de la mano y le sonrío— Está vez en serio —una sonrisa adorna su cara.

—Te veo en mi oficina, debemos seleccionar las fotos —digo, asiente y se aleja.

Dentro de mi oficina enciendo el computador para trabajar.

—Alonso, Victoria quiere verte en la sala de juntas —me dice Margaret a través del teléfono de oficina, aprieto el botón rojo.

—Okay, gracias Margaret —me levanto de mi silla y salgo hacia el elevador. Cuando entro a la sala, Victoria está sentada junto a un hombre en traje, ambos están concentrados mirando el computador.

—No, no me gusta —habla el hombre, su voz me es familiar. Toco tres veces la puerta mientras entro.

—Victoria, Margaret me dijo que me buscabas —me acerco y el hombre voltea, me congelo.

—Oh, sí, Alonso, él es Bryan Mouque, vino en nombre de L'oreal, Bryan, él es Alonso nuestro chico de marketing. —Victoria me indica que me siente a su lado, lo hago evitando mirar a Bryan— Bryan busca una modelo para un comercial nuevo que logre aumentar ganancias —me indica Victoria— Tus ideas serían muy buenas ahora mismo —suspiro pesadamente.

—¿Cuál es el producto? —coloco mis brazos sobre la mesa.

Cuando termino de exponer unas pocas ideas básicas Victoria sonríe.

—Te dije Bryan, Alonso es muy bueno en lo que hace —no sé qué hace Bryan porque evito mirarlo.

—Señorita Laurel, tiene una llamada urgente de la señorita Lola —dice una secretaria en la puerta, Victoria se pone en pie.

—Discúlpame Bryan, debo atender esa llamada —Bryan se pone en pie y yo igual, no quiero estar solo con él.

—Descuida, un placer trabajar contigo, seguiré buscando a la modelo y volveré —Victoria asiente mientras yo me dirijo a la puerta.

—Me retiro —digo atravesando la puerta de salida. Puedo oír como Victoria se disculpa por mi falta de educación pero me importa poco, debo encontrar a Jennifer. Evitar que se cruce con Bryan. Llamo al ascensor, éste tarda en abrirse, tanto que puedo escuchar la voz de Bryan a mis espaldas, oh por favor, que no alcance el elevador.

—Alonso —me llama, vuelo los ojos y me quedo esperando el ascensor— Alonso —se escucha más cerca. Resignado giro para verlo.

—Tengo cosas que hacer, estoy apurado —miento, escucho a mis espaldas las puertas abriéndose, retrocedo entrando al elevador. Bryan sonríe y frunzo el ceño, miro a mi lado. Jennifer, diablos. Ella sonríe, diablos. Bryan abre los brazos, diablos. Jennifer corre a abrazarlo, diablos. Se cuelga a él, diablos. Las puertas del elevador se cierran, alguien lo ha llamado al primer piso. Diaaaaaablos.

Camino fuera del edificio, tallando mi rostro varias veces, volvió a sus brazos. Mi pecho duele. Oh, sólo lo abrazo, ella está conmigo, prácticamente.

Camino sin rumbo, necesito procesar, ella está conmigo. Bryan y ella tuvieron un pasado, y ni siquiera fue algo significativo.

—¿Alonso? —detengo mi caminar para mirar sobre mi hombro, Cora pasa un mechón de su pelo negro detrás de su oreja. Avanza hacia mí con una pequeña sonrisa en los labios.

—Cora, hola —le sonrío de lado.

—¿Estás bien? —asiento mirando a otra parte— No parece —poso mis ojos sobre los de ella, esos enormes ojos negros. Una sonrisa más grande me llena el rostro.

—¿No te pasa que, quieres hablar pero no puedes porque no tienes derecho a reclamar nada? —meto mis manos a los bolsillos del pantalón que llevo.

—Sí —me sonríe y sus ojos brillan, trago, es hermosa.

*

—Y entonces lo que dije fue: señor debería ir a casa, ya está muuuuy borracho y él me miró feo y dijo: Mocosa te pago así que Cállate y dame otro trago —hace una voz gruesa, me rio de ello— Y mi jefe miro lo hostil que fui —hace comillas con sus dedos— y me llamó la atención, es muuuuy pesado eso de trabajar —admiro como su pelo largo es movido por el viento.

—Ya lo creo, mi jefa tuvo un mal día ayer y la cobró conmigo —Cora cierra su sonrisa— Por cierto, ¿qué hacías en Victoriano's el día que nos conocimos? —muerde su labio inferior, que está pintado de labial rojo oscuro, quisiera morder ese labio, agito mi cabeza.

—Eh, preguntaba por trabajo pero, no hubo —aprieta los labios mirando alrededor, ¿me parece a mí o está mintiendo?

—Ah.

—Bueno, Alonso ha sido un placer conocerte más —me sonríe, me vuelven completamente loco las arrugas que se forman en las comisuras de sus labios, ella parece haber salido de la belleza pura— Pero quedan cinco minutos para que mi descanso termine así que... —se levanta de la banca de parada de autobuses en la que estamos sentados, me pongo de pie también.

—Espero verte pronto —beso su mejilla, su sonrisa sigue ahí, encantándome.

—Eso espero también —camina hacia el Billar Fermín, el lugar donde trabaja actualmente.

—¡Por cierto, gracias! —grito ya que está lejos, ella me mira sobre su hombro aún andando. Su sonrisa es mi respuesta. Dejo de mirarla porque entra al local donde trabaja— Es hermosa —susurro para mí, suelto un suspiro mirando el cielo.

Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora