Capítulo 19

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—¿Hola? —digo respondiendo el celular.

—Alonso, hola —reconozco la voz de Cora—. Oye, hoy no podré reunirme contigo para el almuerzo. Sucede que olvidé un asunto pendiente y, estoy a las carreras —suelta una pequeña risa.

—Um, no te preocupes —digo mirando la pantalla de mi computador—. Pero, ¿crees que sea posible que nos veamos hoy? —pregunto, veo mi mano, tengo los dedos índice y medio cruzados, sonrío.

—Eh, es que, mhm, iré a muchos lados está tarde... ¿Te parece en el centro comercial?

—Perfecto, ¿a qué hora?

—Las cuatro, y Alonso, sólo podré estar contigo media hora.

—Está bien, y Cora.

—¿Si?

—Estás preciosa sonriendo —escucho que jadea.

—¿Me estás viendo?

—No, pero sé que te hecho sonreír.

—Gracias, Alonso, te veo a las cuatro.

*

Avanzo por el centro comercial con Cora a mi lado, lleva una blusa adidas color rosa con unos jeans blancos que tienen la parte de las rodillas al descubierto y unos tenis, aunque llevaba el pelo en una coleta baja y tenía una ligera capa de sudor en la frente se miraba hermosa.

«Te atrae», había dicho Jos. ¿Qué se supone que significa eso?¿Que la quiero admirar durante horas?¿Que quiero tener sexo con ella? Cora es preciosa, pero, no pienso en ella de esa forma. Es una hermosa persona.

¡Diablos!¡Maldito corazón decidete!

—¿Qué? —me dice Cora. Abro los ojos demás, ¿acaso lo dije?

—¿Qué de qué? —pregunto.

—Creí que dijiste algo —niego con la cabeza—. ¿Te encuentras bien? —pregunta con una sonrisa—. Actúas raro.

—Eh, estoy bien.

—¿Qué haces el domingo?

—Mhm, dormir —encojo los hombros. Cora sonríe abiertamente.

—¿Te gustaría asistir a una boda conmigo?

—Claro —¿es una cita? Sonrío mirando el piso—. Oh, ¿quisieras venir a mi casa para una fiesta?

—¿Fiesta?¿Cumples años?

—No, la novia de mi mejor amigo, quien vive conmigo, cumple años. Es una fiesta sorpresa.

—Oh, me encantaría, ¿cuándo?

—Está noche —Cora abre la boca.

—Trabajo —me dice con una mueca. Entramos a un local de vestidos.

—Uh, cierto. Lo olvidé.

—Intentaré llegar pero no prometo nada, igual envíame tu dirección.

—Bien —saco mi celular y tecleo.

Cuando alzo la vista Cora ya no está. Recorro los pasillos, tras varios minutos de no encontrarla me rio.

Me siento como un niño de diez años que acompaña a su mamá al mercado y por andar bobeando se pierde. Además de buscarla por todos los pasillos y no encontrarla.

—Cora, ¿dónde te metiste? —murmuro. ¿Se habrá ido? Recorro el local una vez más, finalmente la encuentro frente a un espejo.

Se deshace de su coleta y deja caer su largo cabello oscuro sobre la piel desnuda de su espalda. Trago. El vestido que se ha puesto es color negro, con un estampado plateado en la parte del tórax, es de tirantes y deja la espalda al descubierto.

Sueños Salvajes || Alonso Villalpando || EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora