40: Corazón herido.

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PENSAMIENTO DE JEANNETTE:

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PENSAMIENTO DE JEANNETTE:

Salgo de la oficina y me alegro internamente de que mañana sea domingo y no me toque trabajar, pues no estoy de ánimos. Camino por las calles de Orielsh con unas manoletinas, una simple falda (por supuesto con medias de invierno, estamos en diciembre) y una camisa negra. Digamos que hoy he roto un poco la estética de la oficina ya que no tenía ganas absolutamente de nada, mucho menos de vestirme de forma recatada y con tacones. Que les den.

Sigo caminando, mirando hacia el frente. Giro la cabeza hacia un escaparate y me paro al ver mi reflejo. Estoy horrible. Las ojeras están instaladas en mis ojos, y se me ve en la cara que no tengo ganas de nada. Me siento como si un montón de camiones hubieran pasado por encima de mí, el cansancio me puede. Ni si quiera he podido pegar ojo esta noche, los remordimientos me comían la cabeza de una manera demasiado grave. Me he sentido como la mayor mierda de este mundo.

Llego a casa después de media hora caminando, al menos me ha dado un poco el aire. Abro la puerta y paso dentro lanzando mi bolso al sofá. Cierro con el pie y me voy directa a mi habitación, donde tiro las manoletinas al aire. La cama parece que está gritando mi nombre, así que me dejo caer en ella y me acurruco... en la parte donde siempre duerme Jensen. Huele tanto a él que por un momento creo que me está abrazando por detrás. Si cierro los ojos, podría incluso sentir sus manos sobre mi cintura, mientras mi pelo se mece por su respiración. Pero él está en una habitación de hospital, acompañando a la que todavía es su mujer, porque se ha intentado suicidar después de todo lo que ha pasado.

Sobre Carolina, jamás pensé que iba a ser tan difícil enfrentarme a ella y mucho menos imaginé que llegara a un extremo tan duro. Intentar suicidarse. Nunca habría pensado que llegaría a tal extremo y esto me hace pensar en que he sido realmente egoísta. No sé si es la culpa la que habla, pero me siento muy mal.

Esta noche ha sido imposible. Me comía las uñas y casi los dedos de la ansiedad. Jensen me abrazaba mientras me consolaba, diciendo que no era mi culpa, susurrándome que lo suyo solo había sido la gota que colma el vaso. Pero lo es, es mi culpa. Yo he hecho todo esto y soy la culpable de que una persona quiera quitarse la vida, que quiera tirarla a la basura.

Por un momento temí que Jensen se fuera de mi lado corriendo y se fuera con ella. Sé que suena egoísta, pero mi mente es una traicionera que me lleva a las peores situaciones. Demostrándome que eso no iba a ser así, él permaneció a mi lado por la noche, me abrazó e intentó convencerme de que no era nuestra culpa, mucho menos mía. Me aseguró una y mil veces que no se iría de mi lado. Lo que no sé es lo que pasará con Carolina.

Giro mi cuerpo para el otro lado, intentando disipar mis pensamientos. Tras unos minutos donde permanezco dándole vueltas al tema, cierro los ojos. Dejo que el sueño cierre mis parpados y por fin descanso, agotada a más no poder.

Mis párpados se abren, descubriendo un fondo oscuro a mi alrededor. Un olor nauseabundo se cuela en mis fosas nasales, provocándome una arcada tras otra. Huele a húmedo, a esa sensación agobiante que se pega a tu pecho y te dificulta respirar.

Peligrosa pasión (1ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora