59: Epílogo.

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PENSAMIENTO DE JENSEN:

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PENSAMIENTO DE JENSEN:


Unas horas antes...

Supongo que a lo largo de tu trayectoria sentimental hay cosas que nunca te esperas, ya sean buenas o desagradables. Incluso algunas de ellas llegan para cambiarte todo. Pienso que la vida quiso abrirme los ojos, primero con la infidelidad de Carolina y por último con Jeannette. Sé que antes de ella yo era un conformista, que era "feliz" con una mujer y un futuro asegurado. Pero no, era una mentira demasiado grande.

Jeannette me ha enseñado muchas cosas. La principal de todas fue enseñarme a amarla, a darme cuenta de que el amor existe. Para luego romperme. Y soy idiota, soy un idiota porque llego a ser tan masoquista que incluso he ido a parar a Kayatura. Duré un día en Linch y decidí venirme aquí. Sé que es una decisión tonta, que voy a acabar ahogado en los recuerdos. Pero necesitaba algo que me hiciera sentir cerca de ella, aunque me cueste admitirlo.

La amo. La amo tanto que el pecho me arde solo de pensar en ella. Estoy jodido. Tan solo espero dentro de mí que me eche de menos, tanto como lo hago yo. Espero que al menos yo sea algo especial en ella, que le haya dejado huella, la misma que ella a mí. Tengo un pequeño rinconcito de mi corazón que ruega porque las últimas palabras que dijo sean verdad. Este sentimiento duele como nunca he experimentado. Pero, ¿cómo puedo confiar en ella? ¿Puedo hacer como si nada de esto hubiera ocurrido? No. No puedo. Porque para ella he sido el camino para unos cuantos billetes. Seguro que le resultó fácil enamorar a un gilipollas como yo.

—Rubito, ¿en qué piensas? —la voz de mi compañera me saca de mis pensamientos. Hannah levanta su mano frente a mí cara y sonríe. Sacudo la cabeza, como si quisiera lanzar a Jeannette fuera. Que sencillo sería todo si eso fuera realidad.

—Cosas que tendré que olvidar tarde o temprano, aunque sea prácticamente imposible —decirlo es más fácil que hacerlo. La llevo tatuada en mí. Me conformaré con algún día recordarla sin que duela tanto.

—Joder, te han dejado hecho mierda, eh —su afirmación me hace asentir. Ella me mira con una expresión que no podría descifrar, pues imagino que sufrió lo mismo que yo con su ex—. Pues venga, a brindar. Es la única manera que te consigue hacer olvidar durante un rato —musita, agarrando la botella de Wiskey que ha traído y dándole un gran trago. Escucho su quejido, para verla sacando la lengua.

La observo como bebe. Conocerla ha estado bien, es bueno tener a alguien que te escuche cuando estás hundido en la mierda. Es pelirroja, con ojos de un color avellana muy bonito. La he conocido en el hotel, pues ella ha venido aquí para buscar inspiración para sus cuadros. Supongo que no le importa mucho escuchar a un idiota enamorado, pues sigue aquí a mi lado.

Hannah se levanta, para correr hacia la orilla de la playa y girarse hacia mí. Yo dejo la botella a un lado, no quiero beber. Lo único que consigo con esto es recordarla más, solo que con resaca. Además, el Wiskey a palo seco no es que sea de mi devoción.

Peligrosa pasión (1ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora