50: Bomba atómica.

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Recuerdo que podéis dejar una estrellita, la que me hará muy feliz.

***

Me levanto a día dieciséis de enero. Hoy, Jensen se reúne con Carolina y firman definitivamente el divorcio. Se separan. Estos días tuve que poner a corriente a Josh, quien como un cínico se alegró de que se acercara la fecha de su venganza. Y yo... siento como si tuviera una bomba en las manos y estuviera a punto de estallar. Los nervios y la ansiedad se juntan dentro de mi pecho y no me dejan ni respirar tranquila, mientras el cronómetro de cuenta atrás cada vez va contando más.

He pensado en decírselo y contarle absolutamente todo. Pero si lo hago, Josh se enteraría, lo que causaría que no podría pagar la deuda con esos malditos bastardos. Todo lo que he conseguido se convertiría en nada y seguramente ya no querría saber nada sobre mí. Estoy entre la espada y la pared, cosa que es una mierda.

Alzo la vista cuando Maggie chasquea los dedos delante de mi cara y la fijo en ella.

—Bárbara, despierta mujer —cuando me doy cuenta, hay un hombre a nuestro lado— ¿Qué vas a tomar? —caigo en la cuenta de que él es el camarero y carraspeo.

—Un café con leche por favor —le pido, a lo que él asiente.

—¿Lo quiere templado o caliente?

—Templado —con el dedo sube las gafas sobre el puente de su nariz y se marcha. Vuelvo mi atención a Maggie, quien me observa con algo de compasión en sus ojos.

—Vamos, relájate. Seguro que Jensen volverá dentro de poco y ya estará todo resuelto —Maggie parpadea y dibuja una sonrisa en su boca—. Además, ¡os vais a casar! —la emoción con la que musita esas palabras provoca que yo sonría— Vuélveme a mostrar ese pedazo de anillo que llevas, quiero babear un rato. —Ahora sí, suelto una risita y le acerco mi mano derecha. Ella la agarra para observar el pequeño abalorio en mi dedo.

—Maggie, me da miedo que se te vayan a salir los ojos —bromeo, a lo que ella ríe.

—Pues casi. Es muy bonito, simple y brillante a la vez —me dice, mientras levanta un dedo para acariciar el diamante. Muevo la mano de golpe, soltando un gruñido, a lo que ella se asusta de tal manera que hasta mueve su silla. No puedo evitar soltar una carcajada ante el susto que le he dado.

—Serás capulla —y levanta su mano para pegarse con toda la mesa en los nudillos. Intento preguntarle si está bien, porque por la mueca que pone seguro que cosquillas no le ha hecho. Pero me es imposible porque estoy muy ocupada muriéndome de la risa sin poder casi ni respirar. Cuando puedo volver a la normalidad, Maggie sacude su mano y me mira con una mueca de dolor.

—Creo que el karma se ha equivocado de persona —musita, para después reír. Por fin, nos traen las bebidas y soplo de mi vaso, el cual está a una temperatura idónea para mí, ambiente.

La campana de la puerta suena, avisando que alguien más ha entrado en la cafetería. Más yo estoy de espaldas, así que no puedo observar nada y como no me interesa no hago ni caso al ruido. Solo me giro cuando veo que Maggie se ha quedado completamente helada mientras observa la puerta. Cuando me giro, lo único que veo es un chico con algo de barba. Muy alto y con el pelo de color castaño. Me vuelvo a girar hacia mi amiga, para verla con los ojos fijamente en él.

—¿Ocurre algo? —le pregunto, a lo que ella niega. Vuelvo a girarme hasta el hombre, quien se ha acercado a la barra y ha sacado su móvil— ¿Le conoces? —observo a mi amiga asentir lentamente, para después dejar la taza de la que estaba bebiendo sobre la mesa. Ella se acerca un poco a mí, y susurra:

—Es él, el chico que estuvo conmigo y con otra a la vez. Del que te hablé en el aniversario de Willmatic —paso la lengua por mis labios.

—O sea, que el imbécil ese es el que te engañó —ella asiente y yo me giro. Solo por lo que Maggie me ha contado sobre él, ya no me cae bien. Ella deja la taza y mete el dedo dentro.

Peligrosa pasión (1ª Bilogía "Novelas peligrosas")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora