VIEJO AMIGO

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Capítulo 23

Viejo amigo.



Pase la noche en el departamento. Jay no me dejo sola, no recuerdo como logre conciliar el sueño después de todo lo que sucedió, pero logre dormir unas horas. Jay llamó a mi padre y le dijo que me encontraba en perfectas condiciones; le indicó el lugar al cual venir a buscarme.

Toda la noche tuve una discusión interna respecto al hecho de hablar con mi padre o desaparecer en esta habitación y quedarme en cama lamentando mi vida. Al final Jay me convenció que lo mejor era aclarar las cosas para tomar la mejor decisión.

Cristina y Tayler trataron de contactarme, no conteste ninguna de sus llamadas, en especial la del pelinegro. Siento que si escucho su voz me romperé, él es un recuerdo vivo de Alex. Su mejor amigo

Me introduzco en la ducha y tomo un baño largo, el agua tibia cae suavemente por mi cuerpo; cierro los ojos y trato de vaciar mi mente, el rostro de Alex aparece y hace que las lágrimas y el dolor en el pecho vuelvan a aparecer —"Haré lo que sea si te quedas"— sus palabras se repiten haciéndome sentir la persona más miserable y solitaria del planeta.

— ¿Cómo voy a vivir así? —digo en voz alta.

Aún no sé cómo sacar el sentimiento de amor que tengo por él, cuando estaba en secundaria me enamoré por primera vez, el chico se llamaba Lían: era el capitán del equipo de ajedrez, chicas lo perseguían y más de una lo acoso en la sala de conferencias, por alguna extraña razón se fijó en el desastre que yo era. Era un amor inocente que atesoras en tu corazón y es uno de los recuerdos que siempre formarán parte de ti, tuvimos que dejarlo ya que consiguió una beca en el extranjero, jamás lo volví a ver.

Fue mi primer corazón roto.

Después llegaron a mi vida otros chicos pero no fue lo mismo, nunca sentí algo parecido hasta que conocí al chiquillo, supe que se trataba de algo más ya que esto es más fuerte de lo que alguna vez sentí por alguien.

Ya no quiero llorar, no quiero seguir odiándome por haber roto su corazón.

El timbre suena y tras unos minutos Jay me informa que mi padre me espera en la cocina, es hora de obtener respuesta a todas mis preguntas.

Termino de vestirme y antes de salir tomo aire y repaso una vez más las preguntas que ansió conocer. Al salir lo veo con la ropa del día anterior, al juzgar por su aspecto paso una mala noche.

—Pequeña —como un loco me envuelve en sus brazos y besa mi frente —Estaba muy preocupado.

No digo nada.

—Siento haberte preocupado Víctor.

Jamás lo llamo por su nombre, pronunciar la palabra papá es doloroso, además soy consciente de que no llevo su sangre. Él me mira atónito, supongo que es una sorpresa mi actitud tan fría y cortante.

—No sabes cómo lo siento —sus pies se alejan y se mueve incómodo —nunca quise hacerte daño.

—Lo hiciste.

—Lo reconozco —agacha la cabeza —Lo siento.

— ¿Es lo único que dirás?

—Pequeña, no quiero envenenar tu corazón, son cosas que ya no tienen importancia, cosas del pasado.

La Niñera De Los Hermanos EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora