Capítulo 27
Alucinaciones
Es casi un milagro del cielo que no me hayan despedido, recibí unos cuantos regaños departe del jefe, tuve suerte porque al parecer ese cliente siempre arma alborotos y por desdicha me toco a mi participar. Lo positivo de todo esto es que lo vi, lo tuve cerca, pude sentir su contacto con mi piel y escuche su voz.
—No tenía idea de que tuvieras novio —la voz de William me saca de mis pensamientos haciéndome regresar a la realidad.
—No es mi novio —digo, limpio la última mesa del día.
—No te creo, ningún chico saca su billetera y le avienta dinero a un cliente por una desconocida —Esboza una sonrisa y prosigue —Sabía que tenías un motivo para rechazarme.
William es un compañero de trabajo, es el tipo de hombre que tiene el orgullo tan alto que no puede aceptar que una mujer lo rechace, admito que no está nada mal, entra en la clasificación de hombres atractivos; la mayoría de mis compañeras mueren por estar con él. Pero desde que llegue a este lugar no ha parado de pedirme citas, en más de una ocasión intento besarme, siempre puse mi barrera y estoy muy segura que se quedara ahí hasta que me vaya.
—No empieces otra vez William —camino con paso ligero al interior de la bodega donde usualmente se encuentran todos los ingredientes que utilizan en la cocina.
—No puedo evitarlo —en un movimiento rápido William me aprisiona contra la puerta —Me gustas Alexa.
Su tono seductor es muy bueno, es como en las películas cuando la chica está a punto de caer ante el típico casanova besarlo y tener una noche desenfrenada en una bodega.
Sí, eso solo pasa en las películas.
—No me interesas William —digo por millonésima vez —no eres mi tipo.
Sus ojos se vuelven oscuros y fríos, mi cuerpo reacciona con miedo, no sé muy bien que hacer ¿Le doy una patada en las pelotas? ¿Le estrello algún objeto en la cabeza? Mejor me calmo antes de cometer asesinato. Si no se aleja no me quedara de otra.
—Pues tu eres exactamente mi tipo —Su pecho se pega más al mío, por una extraña razón un calor me invade el cuerpo —Siento como tiemblas en mis brazos Alexa, sé que te gusto.
—Tienes una gran imaginación...—Las palabras se atoran en mi garganta, mi mente se queda en blanco. No es la primera vez que William y yo estamos tan pegados, pero esta vez es diferente, porque yo no estoy alejándolo.
Puede que esté muy sensible por haber hablado con Alex hace cinco días. William se acerca con cautela, su mano derecha se apodera de mi cintura y la izquierda recorre con delicadeza mi mejilla.
¡Joder hace mucho calor aquí!
Por instinto cierro los ojos y siento como su nariz toca la mía, mis brazos se apoderan de su cuello y mi corazón comienza a revolotear, mi mente se desconecta de mi cuerpo y sin darme cuenta imagino la habitación de Alex.
Estoy entre su cuerpo y la puerta, tomo con delicadeza su cabello siempre alborotado pero suave, Alex toca mis labios con su pulgar y los recorre con sumo cuidado, la desesperación se apodera de mí. Dios, quiero besarlo, lo he extrañado tanto que el pecho me duele cada vez que respiro.
—Bésame —le suplico.
Sin discutir Alex se acerca y cierra la distancia entre nosotros, sus labios se mueven con los míos en un beso húmedo y sensual; siento que cada célula de mi cuerpo me advierte de que algo está mal. Trato de ignorar la sensación desagradable que se esconde tras el placer que me provoca su beso.
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La Niñera De Los Hermanos Evans
Teen FictionEn los contratos siempre están esas letras pequeñitas que pasas por desapercibido y esto siempre significa: Problemas. Cuidar a trillizos de cinco años no es nada fácil, no cuando están en esa edad donde la energía parece no acabarse. Pero eso será...