Capítulo 24
Teníamos un trato
Sara
Me encuentro en la habitación de Amanda, una manta y una botella de vino no logran calmar el dolor que me quema el pecho, las cosas se han dado demasiado rápido; ver a Víctor de nuevo ya era suficiente para mi débil corazón, pero enterarme de que mi hija ha estado todo este tiempo bajo mi mando me ha destruido.
¿Qué clase de madre soy? Ni siquiera pude reconocer a mi hija, no estoy segura de que Víctor le haya dicho la verdad, para ser sincera me aterra verla y que ella me desprecie, pensé que haber perdido a Ana era suficiente castigo por abandonar a mi hija, la vida parece estar aun cobrándome cada uno de mis errores.
—Sara...—Amanda entra en la habitación y puedo ver temor en su mirada.
— ¿Qué sucede? —Me levanto de la cama, ya he estado por más de veinticuatro horas en esta habitación.
Hace dos días Víctor me dejó votada en la estación cuando le confesé como y porque conozco a Alexa, no lo tomo bien, la policía tuvo que interferir para que la situaron no pasara a mayores.
No volví a tener noticias de él ni de mi hija. Desde entonces he estado escondida en estas cuatro paredes, Amanda, Adelina y Cristina se encargaron de cuidar a los trillizos, Alex trato de localizarme pero no tenía el valor de hablar con él ni con nadie.
—No sé cómo se ha enterado de que estas aquí —Toma aire y mueve su cuerpo por la habitación para abrir las cortinas —Richard está esperando afuera.
La respiración se me corta y trato de asimilar lo que Amanda ha dicho, es con la persona con la que menos quiero hablar.
—No quiero verlo —suelto.
—Sabes que si no sales, vendrá el a por ti.
Lo sabía, se de lo que es capaz, conozco cada uno de sus secretos y sé que no le tiembla la mano para conseguir lo que quiere. De mala gana tomo una bata y cubro mi cuerpo, me hago una coleta en el cabello tomo aire y camino hasta la entrada.
Lo veo junto a su auto, sé que está enterado de mis encuentros con Víctor de no ser así no habría vuelto hace dos días. Amanda se encargó de informarme lo que sucedía en el mundo exterior mientras yo me ahogaba en la depresión.
— ¿Qué haces aquí? —Pregunto, estoy harta de rendir cuentas quiero, es hora de invertir los papeles.
Se acerca con rapidez y sin que yo pueda anticiparlo me da una bofetada en la mejilla haciendo que esta se caliente y que la sangre de mi cuerpo fluya con rapidez.
— ¿Cómo te atreviste a verte con él? ¡Responde! —Está furioso, su respiración es agitada, se afloja la corbata y espera mi respuesta.
—Así que ya lo sabes todo —me cruzo de brazos y doy un paso hacia adelante —Estoy harta de que mandes a tus gorilas a espiarme ¿Crees que no lo sé? Siempre que salgo hay un auto que me escolta a todas partes. Estoy harta de no poder tener una vida a tu lado. Estoy harta de que puedas manejarme a tu antojo. Estoy harta de verte despertar conmigo cada mañana. Estoy harta de ti
Mi corazón se acelera y la adrenalina se mueve con velocidad en mi torrente sanguíneo.
— ¡No me levantes la voz! —Richard me toma por los hombros y acerca su rostro al mío, puedo ver las venas de su frente que amenazan con explotar —Lo viste Sara, ¿sabes lo que significa verdad? Teníamos un trato y tú lo acabas de mandar todo al diablo. Esta vez no voy a dejar que ese tipo se interponga entre los dos.
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La Niñera De Los Hermanos Evans
Teen FictionEn los contratos siempre están esas letras pequeñitas que pasas por desapercibido y esto siempre significa: Problemas. Cuidar a trillizos de cinco años no es nada fácil, no cuando están en esa edad donde la energía parece no acabarse. Pero eso será...