«What's behind the smoke and glass? Painted faces, everybody wears a mask. Are you selling them your soul? Well, you'll be left out in the cold»
—Welcome (Christina Aguilera)Fue difícil fijarse en el mechón fucsia que Lizzy llevaba recogido en su moño, apenas visible en la oscuridad de aquel pasillo serpenteante. Según avanzaban, Scarlett deslizaba sus dedos sobre la áspera y fría carpa del circo. Podía asegurar que sus colores se mezclaban en una ruleta infinita cuyo único objetivo sería marear y despistar a los moradores en su interior. Por suerte o por desgracia, Lizzy les llevaría sanos y salvos hasta sus respectivos asientos.
Por cada paso, los vítores y aplausos aumentaban su volumen, como una extraña melodía de júbilo y gloria. De fondo, la música circense se hacía presente en sus oídos. Se vislumbraban pequeños rayos de luz amarillenta jugando con las sombras, hasta que los focos les dieron de lleno en el rostro. Parpadearon varias veces para poder ver con claridad. Frotaron sus ojos al no creerse lo que estaban contemplando.
Frente a ellos, se extendían cientos de asientos repartidos de forma circular cual gradas rodeando gran parte del circo. Eran incontables los siervos que los poblaban, cuyos rostros desalmados y sus cuerpos deformados seguían silbando y riendo al disfrutar del espectáculo que se llevaba a cabo en medio de la carpa. «Por eso Dreamland parecía haberse dormido ¡Todos los siervos de Abraham estaban aquí reunidos!»
A Scarlett se le revolvió el estómago al pensar en esto. ¿Qué acontecimiento sería lo suficientemente importante como para agrupar a todas las demoníacas creaciones del Amo? Observó que su compañero también se encontraba agitado, con el miedo por bandera ondeando en las alturas en el lugar. Tragó saliva. El calor humano, el no humano, el claustrofóbico espacio y las miles de lucen repartidas por el circo perlaron la frente de los muchachos y adhirieron con fuerza sus ropas al cuerpo.
—¿Por qué no nos atacan? ¿Qué está pasando aquí? —susurró despacio Josh. Scarlett se encogió de hombros. Estaba igual o incluso más alterada que él.
—Abraham nos está reservando una sorpresa.
—Pues claro que sí —interrumpió Lizzy. Ambos dieron un respingo, sobresaltados—. Sí, he oído todo. Sólo cumplimos órdenes de nuestro superior, y no ha ordenado aniquilaros. Si no, ya estaríais muertos —la chica pegó una risotada que en nada calmó los ánimos de la pareja. La cabeza de su hermana muerta iba de un lado a otro de su cuerpo, igual que los moscones que revoloteaban a su alrededor. No dejaban de oler la putrefacción de la cara de Liz—. Dice que quiere veros sufrir. Aunque no físicamente.
Lizzy terminó su explicación con Josh temiéndose lo peor. Sarah y Sharon yacían en su poder ahora. ¿Qué pretendía? ¿Asesinarlas ante sus ojos? Y en ese caso, ¿de verdad pensaba que saldría impune? Scarlett apoyó su mano en el hombro de su compañero con la vaga intención de tranquilizarle. Al hacerlo, la retiró rápidamente al comprobar que estaba empapado en sudor.
—Mirad, vuestros asientos están allí.
Lizzy les indicó dos asientos libres en primera fila, aislados del resto de los siervos. «Un bonito detalle» pensó la anciana al sentarse en uno de ellos. En la fila a su lado, los monstruos sonreían y miraban con picardía a la pareja a la que, horas antes, se les había encargado asesinar. El público entero clavaba su vista en ellos. Curiosos, ávidos de verlos sufrir. La incomodidad se hacía presente en el pequeño lugar.
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Scarlett: Carnival Ride (Trilogía Scarlett n°3)
Mystery / ThrillerLa sinfonía de la muerte nos guía de nuevo hasta la Tierra de los Sueños Rotos. Dreamland, la gloria y el orgullo de antaño, ahora sólo un viejo parque de atracciones... ¿abandonado? Nadie lo diría de saber sobre las criaturas y los secretos que yac...